El presidente electo Donald Trump ha revivido su interés por adquirir Groenlandia, y muchos se preguntan por qué desea tanto este territorio autónomo. ¿Será por su tamaño “inmenso”? Bueno, no exactamente. Resulta que Groenlandia no es tan grande como parece en los mapas.
Esto se debe a la proyección Mercator, un sistema cartográfico que distorsiona las dimensiones de las masas terrestres cuanto más se alejan del ecuador. Es por eso que Groenlandia parece del tamaño de África en los mapas, cuando en realidad el continente africano es 14 veces más grande. De hecho, Groenlandia, con sus 2,16 millones de kilómetros cuadrados, es más comparable en tamaño a la República Democrática del Congo; México cuenta con 1,964,375 kilómetros cuadrados.
Groenlandia debería ser parte de los Estados Unidos
¿Por qué Trump quiere Groenlandia?
Según Trump, su interés radica en lo “enorme” que ve a la isla en los mapas, describiéndola como una “gran oportunidad inmobiliaria”. En sus propias palabras:
“Soy un desarrollador. Miro un mapa y pienso: ‘Debo conseguir esa esquina para mi proyecto’… Groenlandia debería ser parte de los Estados Unidos”.
Para ponerlo en perspectiva, Groenlandia es aproximadamente una cuarta parte del tamaño de los Estados Unidos continentales y alberga a solo 56,000 personas, menos que la población de Hoboken, Nueva Jersey, casi cabrían sentados en el Estadio BBVA de Guadalupe, Nuevo León. Sin embargo, su valor estratégico es indudable, con vastos recursos naturales como oro, uranio y níquel, además de una base militar estadounidense clave.
¿Groenlandia está a la venta? Spoiler: ¡No!
El Primer Ministro danés, Mette Frederiksen, dejó claro que Groenlandia no está en venta, y su homólogo groenlandés, Múte Egede, confirmó que la población local apoya esta postura. Además, expertos como Mark Serreze, director del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo, calificaron la idea de “absurda”.
Groenlandia forma parte del Reino de Dinamarca desde el siglo XVIII y obtuvo autonomía en 2009. Así que cualquier plan para “anexarla” al estilo del siglo XIX, con o sin coerción militar o económica, parece más un sueño cartográfico que una realidad geopolítica.
¿Qué dice la ciencia? ¡Adiós a los mapas Mercator!
Científicos como Stefan Rahmstorf abogan por dejar de usar la proyección Mercator, que infla el tamaño de Groenlandia y Canadá, haciendo que parezcan más grandes de lo que son. “Es hora de usar proyecciones más sensatas”, escribió Rahmstorf en X (antes Twitter).
Mientras Trump plantea hacer de Groenlandia “¡GRANDE de nuevo!” (aunque nunca haya sido parte de Estados Unidos), el verdadero debate debería centrarse en cómo representamos el mundo de manera justa en los mapas, para esto puedes hacer tus propias comparaciones por medio del sitio True Size, en el que podrás ver el tamaño real de los países sin la deformación de la proyección Mercator.
¿Conclusión?
Trump podrá soñar con mapas gigantes y acuerdos de bienes raíces, pero Groenlandia sigue siendo un recordatorio de que no todo lo que parece grande en el papel es alcanzable en la realidad. N