Durante el sueño el cuerpo libera sustancias químicas como la melatonina y la serotonina, las cuales ayudan a regular el estado de ánimo y generan sensaciones de tranquilidad y relajación. Sin embargo, la falta de sueño está estrechamente vinculada a la salud cognitiva; en ese tenor, un nuevo estudio sugiere que dormir mal a los 40 años en adelante podría acelerar el envejecimiento del cerebro.
Dormir lo suficiente es esencial para nuestro bienestar mental y físico. Nos ayuda a consolidar nuestros recuerdos y favorece la recuperación física, y se ha demostrado que no dormir lo suficiente contribuye a la aparición de enfermedades cardiacas, obesidad, trastornos neurodegenerativos y depresión.
“En investigaciones anteriores se ha vinculado la falta de sueño con una capacidad de pensamiento y de memoria deficientes en etapas posteriores de la vida, lo que aumenta el riesgo de demencia”, afirmó en un comunicado Clémence Cavaillès, autora del estudio e investigadora de la Universidad de California en San Francisco.
Y agregó al tema: “Nuestro estudio, en el que se utilizaron escáneres cerebrales para determinar la edad cerebral de los participantes, sugiere que la falta de sueño está relacionada con casi tres años adicionales de envejecimiento cerebral ya en la mediana edad”.
El estudio analizó datos de 589 personas con una edad media de 40 años. Los participantes completaron cuestionarios sobre el sueño al inicio del estudio y cinco años después. Luego se sometieron a escáneres cerebrales diez años más tarde.
LA FALTA DE SUEÑO ESTÁ LIGADA A LA EDAD DEL CEREBRO
Al comparar los datos de las exploraciones cerebrales con los resultados de los cuestionarios con la ayuda del aprendizaje automático, los investigadores observaron una diferencia significativa entre los cerebros de quienes tenían dificultades para conciliar el sueño en comparación con los que no lo conseguían.
Después de ajustar factores como la edad, el sexo, la hipertensión arterial y la diabetes, el grupo con más problemas para dormir tenía cerebros 2.6 años más viejos que los que consiguieron el sueño de mejor calidad, en promedio.
La mala calidad del sueño, la dificultad para conciliar el sueño y el despertar temprano se relacionaron con un envejecimiento cerebral más rápido, especialmente en aquellos que mostraron consistentemente características de sueño deficientes durante el periodo del estudio.
“Nuestros hallazgos resaltan la importancia de abordar los problemas de sueño más temprano en la vida para preservar la salud del cerebro, incluido mantener un horario de sueño consistente, hacer ejercicio, evitar la cafeína y el alcohol antes de acostarse y usar técnicas de relajación”, dijo en un comunicado Kristine Yaffe, una de las coautoras del estudio e investigadora de la Universidad de California en San Francisco y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología.
Para la académica, las investigaciones futuras deberían centrarse en encontrar nuevas formas de mejorar la calidad del sueño e investigar el impacto a largo plazo del sueño en la salud cerebral de las personas más jóvenes.
Por supuesto, estos hallazgos se basaron en informes subjetivos sobre el sueño de los participantes. Además, los datos no prueban que los problemas de sueño fueran responsables de este envejecimiento cerebral acelerado. No obstante, ofrecen evidencia convincente de que los problemas de sueño están estrechamente relacionados con el deterioro cognitivo y coinciden con las investigaciones existentes sobre la importancia del sueño en el desarrollo y el mantenimiento del cerebro en la vejez. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)