Periscopios, proyectiles de granadas, partes para drones: desde la invasión rusa, un grupo de voluntarios franceses fabrica material militar impreso en 3D para enviar a los soldados ucranianos al margen de los canales oficiales de ayuda.
Cuando Vincent (nombre ficticio) llega a las paredes blancas de una empresa parisina con la que suele tratar, la transacción es breve. Pesan la caja de seis kilogramos, paga y nadie pregunta sobre el contenido.
“Cuando llego les digo que se trata de plástico”, dice. En realidad, el paquete contenía 180 aletas de plástico, similares a las de los cohetes. Enroscados en botellas cargadas de explosivos, pueden lanzarse en el frente ruso a hasta 2,000 kilómetros de distancia.
En el fondo de una habitación, la impresora 3D de Vincent prepara el siguiente envío: puntas de periscopio que permitirán a los soldados, después de ensamblarlos, observar una línea enemiga sin ser vistos. Granadas, soportes para drones, proyectiles: en el computador del voluntario aparece una página semejante a un libro de pedidos. Se trata de archivos capaces de transformar simples bobinas en filamento de plástico.
Detrás de esta interfaz está la organización ucraniana Druk Army. Este “ejército de impresoras” creado en 2022 transmite los pedidos de los soldados a 6,600 voluntarios equipados con impresoras 3D.
“Nuestro país no estaba listo”, explica uno de los fundadores, contactado telefónicamente en Ucrania, orgulloso de poder suministrar armas ficticias a la línea del frente.
“Trabajamos en estrecha colaboración con los soldados, ellos nos dan su opinión sobre el material enviado”, explica el mayor Chernobaev (seudónimo).
EL PROCESO DE PRODUCCIÓN ES BARATO
“El bricolaje siempre ha sido una solución en situaciones de guerra”, apuntó Léo Péria-Peigné, investigador del Centro de Estudios en Seguridad del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.
“En el marco del conflicto ucraniano, el material creado antes de la guerra tal vez sea menos eficaz que el material elaborado teniendo en cuenta las necesidades y las opiniones directas desde el terreno”, agregó.
Aparte del precio de la impresora, el proceso de producción es barato. A 10 euros (10.73 dólares) el kilo de plástico, el último envío de Vincent le costó 70 euros, incluyendo el envío. En los últimos dos años, Druk Army ha entregado casi 151 toneladas de equipo, con impresoras “en los principales países occidentales”, según Chernobaev.
Inicialmente dirigido a ucranianos, su sitio web tiene ahora una pestaña destinada a extranjeros y “hubs” en 11 países europeos para centralizar los envíos. Xavier Tytelman, redactor en jefe de la revista Air et Cosmos, ayuda a los voluntarios franceses y a los soldados ucranianos; también es youtuber.
Al no disponer de una impresora 3D, recurrió a sus suscriptores y afirma haber enviado “cientos” de conectores de periscopio gracias a decenas de personas.
“Yo quería sentirme involucrado, intenté ayudar como podía”, declaró Guillaume, de 38 años, quien calcula haber producido en Marsella entre 200 y 300 piezas.
En el foro en línea de la organización Wild Bees, creada en Letonia y replicada en otros 22 países, aparecen algunos fabricantes franceses, pese a la ausencia de una rama local en Francia. Janis Ozols, fundador letón, confima que hay participantes franceses, aunque ninguno de ellos parece estar asociado a las 200 impresoras actualmente activas.
“La mano de obra cambia rápidamente”, explica Ozols a AFP.
MATERIAL MILITAR EN 3D: “ES GENTE QUE NO TIENE MEDIOS PARA DEFENDERSE”
El grupo publica imágenes similares a las de Druk Army: cajas o hileras de piezas de plástico difícilmente identificables para el ojo inexperto. “A veces no sé exactamente lo que imprimo”, admite Vincent. Pero exceptuando el material paramédico y las armas ficticias, la respuesta es obvia. “Aquí, por ejemplo, solo necesito agregar el explosivo”, explica al recoger un proyectil de granada vacío.
“No soy belicista. Es gente que no tiene medios para defenderse y está siendo atacada injustamente. Nuestros gobiernos no están haciendo realmente el trabajo, yo tengo la posibilidad de hacer una pequeña parte, así que lo hago”, comentó.
Además de los envíos oficiales de equipo militar a Kiev, Estados Unidos también apostó por la impresión 3D, enviando máquinas imponentes. Pero para particulares, la fabricación y venta de armas es ilegal, castigado con cinco años de cárcel y 75,000 euros de multa, incluso para piezas de armas, señaló el despacho de abogados Doumic.
La aduana francesa no respondió al ser consultada por AFP sobre posibles incautaciones de esta producción artesanal. Vincent reconoce tener “dudas”. “Seguro que hay riesgos, pero aún así “vale la pena correr el riesgo”.
Pero para algunos, el material letal es una línea roja. “Con un periscopio se puede evitar que alguien se exponga demasiado en su trinchera, puede permanecer protegido, es diferente”, comenta Guillaume. Para Xavier Tytelman, la palabra de orden es la misma: “Salvar vidas”.
Como ellos, Vincent tiene vínculos personales con Ucrania, donde estuvo antes de la invasión. De igual manera, ayuda a civiles. “Ocho o diez ucranianos han estado allí”, dice señalando la cama de la habitación de su amigo.
Frente a él, en la pantalla de su computadora, aparece el contador del sitio de Druk Army: desde octubre de 2023, ha fabricado más de 50 kilos de material. N