El futuro del dinero y el futuro del planeta no pueden pensarse de forma separada y las energías que impulsan las transformaciones merecen ser conocidas y comprendidas por todos. Con esa convicción, abrimos el juego poniendo los datos sobre la mesa y separando mitos y realidades.
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Si Bitcoin fuera un país, consumiría la misma cantidad de electricidad que Ucrania.
VERDADERO: En julio de 2023, la cantidad de electricidad anual que demandó el minado de Bitcoin (149 TWH) superó a la de Ucrania (134,5 TWH) y se ubicó muy cerca de la de Malasia (150,8 TWH), dos países de tamaño mediano.
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Entre las principales criptomonedas, no hay ningún interés en reducir el impacto ambiental.
FALSO: Hace un año, Ethereum, la segunda criptomoneda más importante, adoptó el mecanismo del “proof-of-stake”. De ese modo, eliminó la necesidad de resolver complejas pruebas de cálculo que implicaban el uso intensivo de hardware y la demanda de electricidad cayó de forma significativa.
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La “prueba de trabajo” y la “prueba de consenso” son los dos mecanismos principales de la tecnologíablockchainy ambos son muy costosos en términos energéticos.
FALSO: La “prueba de trabajo”, que es utilizada por Bitcoin, no sólo consume más energía eléctrica sino que genera residuos electrónicos estimados en 30,7 toneladas métricas anuales.
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Para compensar las emisiones de CO2 que Bitcoin generó entre 2021 y 2022, deberían plantarse 3900 millones de árboles.
VERDADERO: Esa cantidad equivale al tamaño de países como Suiza o Dinamarca.
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Hay una nueva generación de criptomonedas que piensa la sustentabilidad en sentido amplio.
VERDADERO: En Unicoin creemos que el impacto de la nueva generación de criptomonedas no sólo debe considerar la cuestión ambiental sino también la democratización del acceso a la riqueza y la necesidad de una menor volatilidad. N