No suelo dar muchas consultas, mi trabajo es casi por completo en pacientes admitidos a terapia intensiva. Ahora, ¿qué tiene que ver Shakespeare con un médico? De vez en cuando se me solicita dar una consulta a pesar de que mi primera respuesta es que estar cerca de un hombre armado es menos peligroso que estar cerca de un médico. Creo que no hay una comprobación de que tener un médico de cabecera mejore la calidad de vida. Pero tampoco estoy en contra de tenerlo, solo quiero enumerar algunos puntos que pueden hacer dicha selección más segura y benéfica tanto para el paciente como para el médico
EL CASO DE UN PACIENTE, UN MÉDICO Y LA CALIDAD DE VIDA
Hablo con una excompañera de la secundaria. Tiene 50 años y se presenta por un bulto en el seno, probablemente una lesión maligna. Le informo que no soy especialista en el tema y le recomiendo a una ginecóloga de toda mi confianza. Me niego a ver pacientes que no necesitan lo que yo sé hacer, y mi trabajo consta principalmente en respiradores artificiales.
Aun así, ella quiere hablar conmigo, esto porque el requisito fundamental para elegir a un médico de cabecera es la plena confianza en esta persona. Algunos quieren un médico que refleje profesionalismo, seriedad, corbata y vestimenta impecable, otros quieren un amigo con el que puedan hablar del golf; pero ninguno asistirá voluntariamente con un médico en el que no confíe.
Queremos confiar en el otro, es un instinto natural en nosotros, si no hay confianza no hay tranquilidad, nadie duerme tranquilo al lado de extraños y todos queremos dormir tranquilos. Si estamos enfermos queremos confiar en nuestro médico. El primer requisito para elegir un médico de cabecera ha quedado enunciado, no asista con un médico en el que no confíe al 100 por ciento; si no se sigue esta regla no importa cuáles sean los resultados, estos siempre serán malos. Un paciente no debe de atenderse por un médico en el que no confíe y un médico nunca debe de atender a un paciente que no confíe plenamente en él. Si Shakespeare hubiera escrito una tragedia sobre médicos esta sería la premisa.
LA ESPERA DE UN DOCTOR MIENTRAS LEE A SHAKESPEARE
Como soy paranoico y detesto llegar tarde, siempre estoy en el consultorio mucho antes que el paciente; es curioso: quien espera en el consultorio soy yo. El tiempo de espera lo utilizo para leer a Shakespeare, su lectura es muy difícil para mí y eso hace que el tiempo pase rápido. De vez en cuando los pacientes sufren retrasos comprensibles por la locura de vivir en una ciudad muy grande. Son muy pocos los pacientes que no consideran una falta de educación y respeto el no cancelar una cita, pero al final el tiempo que yo espere se traduce en unas cuantas páginas de Macbeth.
Mientras espero repaso la receta de una tragedia acorde con Shakespeare: efecto Otelo, confundir una parte de la verdad con toda la verdad. Que Cordelia quiera a Casio no significa que sea su amante. Tener una masa en el seno no equivale a cáncer, y tener cáncer no es equivalente a un determinado tratamiento; y tener un tratamiento no equivale a estar a salvo.
Efecto Macbeth: darte cuenta de que caminas por un pantano, y aunque quieras regresar resulta que la otra orilla esta más cercana. En un momento dado, Macbeth pudo detenerse y evitar la muerte de mujeres y niños, pero pensó que continuar era un camino más corto que regresar. Aun cuando faltara un solo paso para llegar a la otra orilla lo correcto es regresar porque la otra orilla implica hacer el mal. Especialmente en medicina, tomar una decisión no implica que te cases con esta. Todos los diagnósticos, tratamientos y pronósticos de un médico (son estos su principal trabajo) son imperfectos, pero perfectibles, siempre se debe recalibrar con base en nueva información.
LAS FALLAS “NO FATALES” DE UN MÉDICO Y LA VIDA DE UNA PERSONA
Todos los médicos cometerán errores, pero si los errores no son fatales cada error es información que nos lleva a lo que es mejor para el paciente. La medicina es demasiado compleja para ser estática, cada pedazo nuevo de información cambia el panorama.
Lo que más preocupa a mi amiga es que le informaron que el tipo de lesión que tiene arroja una esperanza de vida de no más de cinco años. Tener una masa en el pecho no es lo mismo a los 20 que a los 40 o 60 años. Y si te dicen que la esperanza de vida es a cinco años, no es una sentencia de muerte, quiere decir que la mayoría de los pacientes (lo que puede ser solamente el 50 por ciento más uno) estarán muertos en cinco años. Sin embargo, quien rebasa los cinco años (la mayoría no son todos) puede tener una esperanza de cuatro a ocho años más de vida, y así sucesivamente.
Yo no necesito un estudio de mil pacientes para corroborar que brincar sin paracaídas desde 3,000 pies de altura es una mala idea. Muchas de las intervenciones que se hicieron en los primeros días del covid-19 no se hubieran hecho si nos atuviéramos a este principio. Mencionaré solamente el dióxido de cloro.
Un buen medico de cabecera realiza el menor número de recetas posible y, ¿qué tiene que ver la calidad de vida? Para mí, el trabajo principal es evaluar si el paciente requiere o no acudir con un especialista y saber qué especialista es el indicado para mi paciente.
LA CONCLUSIÓN
Decir que hay casos donde la medicina salva vidas no es lo mismo a decir que toda la medicina es buena o inofensiva. Si necesita un médico de cabecera elija uno que le inspire total confianza y que asegure una buena calidad de vida. No existen los médicos infalibles, el mejor médico posible es aquel que cuando se equivoca los pacientes pierden poco y cuando acierta los pacientes ganan mucho. Eso es todo. N