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La Gusana Ciega: los claroscuros que mantienen viva su llama interior

Publicado el 10 de noviembre, 2025
La Gusana Ciega: los claroscuros que mantienen viva su llama interior
La Gusana Ciega presenta "Claroscuro", su nuevo disco canciones que mezcla luz y sombra: del pulso ochentero al murmullo del desconsuelo. Disponible el 14 de noviembre. (Especial)

EN UN PASILLO EN IZTAPALAPA, DE LOS AÑOS NOVENTA, paseaban Daniel, Germán y Lu, cada uno con su instrumento en la mano. Entre calles estrechas y barrios desconocidos, la banda caminaba hasta llegar a una vecindad que parecía más un laberinto urbano que un escenario. Frente a unas 30 personas, el trío esperaba su turno mientras platicaba con personas que acababan de conocer. En otras circunstancias, aquella reunión llena de extraños, caguamas abiertas, cubetas llenas de alcohol y vasos desechables sería un indicador de que estaban bastante perdidos, lejos de la Ciudad de México que conocían, pero, en cambio, La Gusana Ciega se sentía en casa.

Daniel Gutiérrez, vocalista de la banda, recuerda esos momentos en los que el rock los empujó a descubrir una ciudad más grande: “En ese entonces te ibas a meter a donde fuera con una especie de creencia de que todo iba a estar bien porque eras músico y eras parte de algo… de un movimiento”. Luis Martínez, bajista de la banda, le contesta inmediatamente: “Con fe… de que todo iba a estar bien”.

Después de once álbumes, La Gusana Ciega estrenará su duodécimo, Claroscuro, el próximo 14 de noviembre. Estas nuevas composiciones reflejan una madurez musical de años de haber vivido los claros y los oscuros de ser una banda de rock en español. En entrevista para NW Noticias, los integrantes Daniel Gutiérrez, Lu Martínez y Germán Arroyo se abren para conversar sobre cómo su proyecto musical se mantiene con fuerza, hambre y fe en que todo va a estar bien.

SOMOS UN GRUPO INDEPENDIENTE

El grupo nació a principios de los años noventa en la preparatoria Vistahermosa, ubicada al sur de la Ciudad de México. A Daniel le encantaba ser el rebelde en una escuela de chicos “fresas”, con looks distintos a la norma, letras pasionales y melodías pegadizas. Inevitablemente, el fuego interior de cada uno terminó por dar lugar a lo que hoy conocemos como La Gusana Ciega.

Su mayor evolución sucedió cuando su música se convirtió también en un emprendimiento. Aproximadamente seis años después de su creación, tomaron la decisión de convertirse en una banda independiente, es decir, una que no cuenta con una enorme maquinaria corporativa detrás. “Es diferente en algunos casos, pero la verdad, creo que ha estado mejor. Hay mayor libertad en algunas cosas; hay mayor toma de decisiones”, confiesa el baterista de la banda, Germán Arroyo.

Pero, como cualquier emprendedor, un artista independiente lucha con los retos de darse a conocer en una escena que cada día atrae a nuevos participantes. Daniel le contesta: “Yo creo que tener la posibilidad de tener más control sobre tu proyecto creativo te genera mucha mayor responsabilidad y también beneficios más claros. Pero no sé si es más fácil o más difícil; yo pienso que siempre ha sido difícil y que también está bien, padre, que siempre sea un reto. Un reto que te mantiene vivo”.

Treinta años después, La Gusana Ciega sigue encendiendo escenarios y corazones. Su nuevo disco promete ser un viaje entre la nostalgia y la reinvención. (Especial)

Hoy basta con entrar a las redes sociales para encontrarte con un número gigantesco de artistas emergentes publicando su contenido. Gracias a la transición tecnológica que vivió la banda, ser músico independiente se convirtió en una opción viable y en una motivación adicional. Pero entre canciones virales y vídeos indie de gran producción, el reto para los nuevos artistas es no olvidar que los fans no se miden por likes, sino por algo más humano.

“Se ha democratizado el alcance que tenemos los artistas. Antes, si no te firmaba una disquera, no tenías alcance; ahora, si subes tu rola a cualquiera de las plataformas, puedes llegar a todo el mundo. Ese aspecto se democratizó. Pero entonces, tienes que estar listo como artista para que, cuando te llamen, sigas siendo ese mismo: tener un buen show, tocar bien… conectar con la gente”, cuenta Lu Martínez.

SOMOS UNA BANDA QUE TOCA EN VIVO

La banda creció a partir de tocar en todos los lugares que se le presentaban. Parecía que su lema era el de nunca desaprovechar una oportunidad. Para La Gusana Ciega, esa filosofía de vida se convirtió en más que una estrategia para darse a conocer, ya que, desde tocadas en vecindades hasta presentaciones en las capitales de Europa, el grupo entendió que tocar frente a la gente es el alma de ser una banda.

Cada vez que el grupo se sube al escenario, recuerda que todo ha valido la pena. Es la respuesta a la pregunta de por qué siguen haciendo lo que hacen: “Ahí es donde realmente sucede la magia para nosotros”, comenta Daniel Gutiérrez.

A pesar de los momentos de cansancio y duda que pueden surgir en una carrera tan fluctuante, ese instante en que conectan con la multitud que canta sus canciones o seducen a un nuevo oyente es lo que marca la diferencia entre un emprendimiento y un propósito de vida; entre un proyecto artístico y una música llena de humanidad.

Arroyo se reclina en su silla y comenta que esos momentos siempre lo regresan a querer tocar: “A mí lo que me pasa es que luego sí digo: ‘Híjole, ya estoy cansado, ya no aguanto a estos otros dos güeyes’. Pero de repente veo los resultados de la música, los conciertos o incluso las risas en una camioneta, y eso es lo que me recuerda que sigo queriendo hacer esto”.

Sin duda, La Gusana Ciega se mantiene despierta porque ama despertarse, hacer música y seguir adelante, sin importar si el día está nublado o soleado.

SOMOS HUMANOS

El trío comenzó a debatir qué era lo que los mantenía en el camino del rock mexicano: si eran los ensayos, las risas, los conciertos o las metas que se establecían. Martínez se abre y comparte: “He de confesar que mil veces he sentido ganas de abandonar la música, de abandonar la industria de la música. Porque sí, es un ámbito difícil. He sentido eso, pero regreso y soy muy feliz… tocando para La Gusana soy muy feliz”.

Cuando le toca hablar a Daniel Gutiérrez, coincide y comparte con los demás: “A mí me pasa… creo que a veces tengo la Clasensación de que en realidad llevo todos estos años engañándolos, ¿no? Haciéndolos pensar que compongo canciones. En realidad, hay una voz muy culera que me dice que no valgo nada y luego pasa que no entiendo nada, no sé qué chingados estoy haciendo aquí… pero, al día siguiente, despierto con el mismo entusiasmo de volver a ser. Es como ese fuego implacable que llevas dentro, a veces crees que estás cansado de él, pero sigue ahí, muy encendido”.

Los momentos de cansancio y dudas le sirven a la banda, que no se conforma solo de músicos, sino también de humanos que, cuando es necesario, asumen el rol de músicos. Esas batallas internas también son la leña que aviva la llama de La Gusana Ciega, y esos momentos oscuros también forman parte de lo que los motiva a seguir tocando. A seguir siendo humanos. “Las canciones de Claroscuro son liberadoras, que muestran mucha vulnerabilidad y se rinden: se rinden ante el mundo, ante las amenazas del mundo, ante las amenazas de tener el corazón abierto, ante ser un ser humano”, comenta Lu Martínez sobre el tema.

La Gusana Ciega, tres décadas de música, amistad y escenarios llenos. (Cortesía)

La madurez artística que el tiempo les ha dado ha permitido crear un disco que suena tanto a un claro como a un oscuro. Los tres coincidieron en que los años les dieron una seguridad creativa que se refleja en un proceso más libre y honesto. Claroscuro será de quien lo escuche, pero La Gusana Ciega explica que su intención en él es la de “abrirse completamente en una vulnerabilidad frente al mundo, frente a las problemáticas, a la experiencia de vida, al hecho de ser un ser humano. Todos tenemos estos momentos altos y bajos; se trata simplemente de rendirse ante ellos y vivirlos”, dice Daniel Gutiérrez.

Hace unas décadas, la prensa le preguntaba a la gente en la calle a quién quería ver presentarse en el Auditorio Nacional. Entre los nombres, apareció el de La Gusana Ciega. Hoy, la banda se ha presentado en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México cuatro veces, y este año será la quinta. En algún momento, ese fue su mayor sueño; ahora, su mirada está puesta en el GNP, en Rusia, Japón y otros países. “Todavía hay muchos lugares por visitar”, dice Lu Martínez. Pero, sobre todo, cuando los escuchas hablar, se siente que lo que estos músicos buscan es seguir disfrutando de ser humanos, aunque eso signifique abrazar sus momentos más claroscuros. N

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