

EL LARGOMETRAJE, PREMIADO EN CANNES Y SELECCIONADO POR LA ACADEMIA ESPAÑOLA PARA LOS PREMIOS ÓSCAR propone una experiencia radical: mirar hacia adentro, atravesar el dolor y encontrar sentido en medio del desierto.
El polvo del desierto se levanta como una bruma dorada bajo las luces estroboscópicas. Los cuerpos se mueven sin coordenadas; no hay pasos, no hay técnica, solo energía que fluye. Algunos cierran los ojos, otros alzan los brazos al cielo como si buscaran fundirse con el ritmo. Nadie baila para ser visto, todos buscan desaparecer, aunque sea por un instante. Estas escenas describen la cultura rave y son los primeros 12 minutos de Sirât, una cinta dirigida por el español Oliver Laxe, galardonada en Cannes.

En una sociedad que huye del dolor y evita pensar en la muerte, el director y guionista propone exactamente lo contrario: experimentarla. Laxe vuelve al desierto marroquí para levantar una parábola luminosa sobre la pérdida y la espiritualidad. Su nueva película hace justicia a su nombre. En el islam, Sirât se refiere al puente que toda persona debe cruzar para llegar al paraíso. Y en ese tenor, durante 115 minutos los personajes recorren un “infierno” sin la certeza de llegar a un edén; la respuesta recae en los espectadores.
“Vengo de una sociedad muy tanatofóbica. En Occidente somos las primeras regiones del mundo que se han secularizado, desespiritualizado. Antes teníamos ceremonias para meditar la muerte, para experimentarla, y han desaparecido, se han convertido en folclore. Tenía la necesidad de volver a percibir la muerte, de invitar al espectador a hacerlo a través del cine”, comparte el cineasta de 43 años en entrevista con NW Noticias sobre los orígenes del filme.
En Sirât, un padre busca a su hija perdida. Vestido con una playera gris y una mochila azul, Luis —interpretado por Sergi López (El laberinto del fauno)— viaja junto a su hijo Esteban —Bruno Núñez— hasta una rave en medio de las montañas, en el corazón de un desierto. Allí esperan encontrar a su hija y hermana, desaparecida cinco meses atrás durante una de esas fiestas electrónicas sin amanecer.
Acompañados por su perrita Pipa y con poca esperanza, siguen a un grupo de ravers (personas que asisten a esos eventos) que se dirige a otra celebración. Entre ellos, hay jóvenes de orígenes y culturas distintas que integran una familia unida por el dolor. Su vínculo recuerda a las madres buscadoras de México, que transforman la pérdida en una causa compartida.
El viaje se vuelve un trayecto interior. En el camino enfrentan momentos de tensión y desconcierto: conversaciones que desnudan el alma, campos minados, falta de gasolina y partidas inevitables.
“Perder un hijo no tiene nombre. Puedes ser viudo, huérfano… son categorías que existen, pero perder a un hijo no la tiene. Cuando la vida te barre el ego y te obliga a mirar dentro, te transforma para siempre (…) Son personas de contextos culturales radicalmente diferentes. Cuando la vida te reta, saca lo mejor de ti; saca la solidaridad. Es una película de amistad y de comunión entre personas humilladas por la vida, pero que aún tienen mucho que dar”, explica Laxe.
Con diálogos escasos y silencios reveladores, con un enfoque particular en la luz, los gestos y la quietud, el cine de Oliver Laxe explora la conexión entre individuos, la naturaleza y la resignación.
Como en Mimosas (2016), el reparto de Sirât combina artistas profesionales y no profesionales. Para el director, un actor y actriz sin experiencia transmite fragilidad y vulnerabilidad. “Cuando le pones una cámara enfrente, la energía que emite es conmovedora. En cambio, un actor como Sergi López te lleva donde quieres. Uno y otro ofrecen verdades distintas”, dice el cineasta nacido en Francia y criado en Galicia.
Una de las escenas más intensas muestra a los personajes atravesando un campo minado. Algunos sobreviven, otros no. Para Laxe, no se trata de azar, sino de destino: “Soy de esas personas que no tienen duda alguna de que no hay ninguna hoja de un árbol que no se mueva por una razón perfecta e inteligente. El guion está muy bien escrito”. Esta visión fatalista convive paradójicamente con un profundo optimismo. “El mundo cuida de nosotros. A veces es justo en su injusticia”, remata.
Cuando le preguntamos si es una cinta política, Laxe responde con convicción: “No hay nada más político que lo poético. Conmover a un ser humano, tocarle el corazón, elevar su conciencia, eso cambia una sociedad más que cualquier discurso; es una experiencia profundamente contracultural (…) Sirât te obliga mirar hacia adentro, en un tiempo en el que todos estamos narcotizados. Y eso duele, claro. Pero el dolor es un camino. No hay premio sin aventura, no hay cielo sin haber pasado por el infierno”.
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El rodaje tuvo lugar en Teruel, Zaragoza y Marruecos. Además de los protagonistas, el elenco está conformado por Stefania Gadda, Joshua Liam Henderson, Tonin Janvier, Jade Oukid y Richard Bellamy. Está guionizada por él mismo junto a su habitual colaborador Santiago Fillol y producida por El Deseo, la compañía de los hermanos Agustín y Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre, Volver, Dolor y gloria, entre otras).
Oliver Laxe acumula una destacada trayectoria en el Festival de Cannes. En 2010 obtuvo el Premio FIPRESCI por Ustedes son todos capitanes; en 2016 recibió el Gran Premio Nespresso de la Semana de la Crítica por Mimosas; y en 2019 conquistó el Premio del Jurado en la sección Un Certain Regard por El fuego vendrá.
Recientemente en la edición número 78 del Festival de Cannes, Sirât obtuvo el Premio del Jurado ex aequo junto a la película alemana Sound of Falling, de Mascha Schilinski. Este reconocimiento se concede cuando el jurado considera que dos o más obras merecen el mismo honor.
Aunado a lo anterior, la Academia de Cine de España eligió Sirâtcomo representante del país en la 98ª edición de los Premios Óscar. El 16 de diciembre de 2025 se anunciará la shortlist con las cintas que seguirán en la contienda por la estatuilla a Mejor película internacional. El 22 de enero de 2026 se darán a conocer las cinco nominadas definitivas y la ceremonia de entrega se celebrará el 15 de marzo de 2026 en Los Ángeles.
Más allá de la posible nominación, Laxe interpreta esta etapa como una confirmación de su camino artístico: “Hacer películas es un sinsentido”, admite con una sonrisa. “Todo el rato me planteo cuál es el sentido de hacer esto. Es una profesión muy excesiva, desestructurante. Pero ahora mismo la vida me está diciendo claramente: ‘Tío, este es tu camino’. Me había imaginado siendo un padre de familia regando mis plantas, pero me toca ser un artista errante”. En México, la cinta llegará entre enero y febrero de 2026. N