DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS
El proceso que estamos viviendo requiere comprender el problema de la seguridad. Las cifras son importantes sin duda, pero los conceptos que se han trastocado lo son mucho más. Esto en función de que, antes de poder recuperar las cifras, es indispensable recuperar los conceptos. La realidad es que 80 por ciento de México tiene algún grupo del crimen organizado operando dentro de él y se mueve con algún grado de impunidad.
El Dr. Jorge Carpizo McGregor, quien fuera secretario de Gobernación en el sexenio de Carlos Salinas, decía: “La función fundamental del gobierno es garantizar la seguridad de la población”. Y aclaraba su postulado diciendo: “De nada sirve crear trabajos y ordenar la economía si a la vuelta de la esquina alguien te roba el sueldo”.
Las palabras del Dr. Carpizo tienen actualidad. En 2021, del 30 al 35 por ciento del territorio de México estaba controlado por el crimen, de acuerdo con los datos del Comando Norte de Estados Unidos divulgados por el Gral. Glen VanHerck.
Mientras que a finales del siglo pasado cinco organizaciones criminales se disputaban los territorios, hoy son más de 20. Entre estas están algunas que surgieron durante el priismo como los cárteles de los Arellano Félix, Juárez y Sinaloa. Y las que surgieron, durante esta época democrática, de las escisiones de los antiguos cárteles, como el de Guadalajara, que fue el mayor de México en la década de 1980 y que hoy se ha dispersado en Los Ardillos, Los Rojos, La Barredora, Los Granados, El Sur, La Nueva Empresa, etcétera.
NUEVOS ROSTROS DEL CRIMEN EN MÉXICO
De entre los nuevos grupos que han surgido se hallan Los Viagra, La Nueva Familia Michoacana, Cártel Jalisco Nueva Generación, Nueva Plaza, Oaxaca, Unión Tepito, Fuerza Anti Unión Tepito y todo un rosario de pequeños grupos que asolan a la población con narcotráfico, extorsiones, secuestros, derechos de piso y todo su catálogo delictivo.
El salto a la democracia fue en determinados campos un salto al vacío, pues veníamos de una dictadura de partido con influencias monárquicas. Había que orquestar a un tiempo todo un andamiaje de contrapesos y controles para mantener la casa en orden y faltaron voluntad y conocimientos para hacerlo.
Así, el crimen organizado vio la oportunidad y comenzaron a colocar a su gente en lugar de los funcionarios priistas. Un ejemplo de esto es el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Carmona. Este inició sus pasos en la política como presidente municipal para luego ascender a diputado federal y de ahí saltó a la gubernatura.
Pero sobre este gobernador pesa una denuncia de la Unidad de Inteligencia Financiera ante la Fiscalía General de la República que lo liga con el grupo de Los Zetas, de acuerdo con un artículo de Salvador García Soto publicado en El Universal. Además, el alcalde en 2015 estuvo preso por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero. Debe decirse también que fue exonerado de esta causa penal.
ORGANIZACIONES CRIMINALES Y EL PODER
Este es uno de los muchos casos donde se evidencia la influencia de las organizaciones criminales en la política nacional. El más reciente es el de la alcaldesa de Chilpancingo.
Pero el caso del gobernador es de particular interés pues, según una encuesta de Mitofsky, Gallardo Carmona está entre los gobernadores mejor calificados del país.
Un funcionario con presuntas ligas con el crimen organizado y delitos pendientes se sube a la ola de popularidad ciudadana; y como este, hay un sinnúmero de casos en la administración pública de México.
El gobierno de Morena con su política y la orden al Ejército de no confrontar a los grupos mafiosos ha contribuido a la descomposición del concepto. Así, la clara división entre administrador público y criminal se ha adelgazado alarmantemente.
Es increíble que un ciudadano con deudas en la pensión alimenticia no pueda ser candidato a cargos de elección popular, pero un ciudadano con denuncias criminales y procesos pendiente sí pueda. El concepto está trastocado.
El final del sexenio tiene a las organizaciones criminales haciendo cálculos y movimientos para afianzar sus posiciones en el régimen por venir. Recuperar los conceptos no será cosa fácil y habrá de requerir del concurso de la sociedad en conjunto. Esto se ve difícil, pues los hampones han beneficiado a la población en sus enclaves y los habitantes los protegen. Las encuestas a la fecha dan la ventaja a Morena.
ESTRUCTURA DEL CRIMEN, INAMOVIBLE EN MÉXICO
Parece difícil que con los resultados nulos de la administración la gente no se dé cuenta del terrible daño que se le ha causado al país. Pero el pensamiento del pueblo fue resumido por un taxista que al referirse a AMLO me dijo: “Mire, señor, todos roban, pero este es el único que a mí me da dinero”. Para alguien que vive al día, ante este argumento, no hay consideraciones que valgan.
Si Morena se afianza en el poder esperaremos pan con lo mismo; y la estructura del delito estará inamovible. Si el poder se renueva se encontrará ante un desafío tremendo en este sentido, pues además de tener que reconstruir una administración federal, que hace agua por todos lados, encontrará que el poder criminal ha penetrado las estructuras del Estado.
Así, los mexicanos encaramos un sombrío panorama en el futuro. Hay un andamiaje ciudadano en organizaciones no gubernamentales que está al pendiente de los hechos y los reporta. Ese sería uno de los puntos en que podríamos apoyarnos, pero el proceso de reconstrucción, si se da, será lento y riesgoso. Otra vertiente sería pedir ayuda al gobierno estadounidense, pero, por lo general, cuando nos han ayudado, nos sale más caro el caldo que las albóndigas.
VAGÓN DE CABÚS
El fenómeno de Xóchitl Gálvez ha renovado la arena política. Es una figura fresca, sin compromisos y, sobre todo, sin la enorme cola de corrupción que arrastra la gran mayoría de los políticos del sistema. El presidente ha sentido el peligro y alinea sus baterías en contra de ella, al parecer, sin percatarse de que la atención presidencial hace crecer a Xóchitl. El grave problema es que el presidente es capaz de cualquier cosa con tal de retener el poder. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.