“Cuando me rompió el corazón, decidí gastar parte de mis ahorros en una tienda de juguetes eróticos. La expresión romper el corazón es torpe, pero se ajusta muy bien a ese momento trágico”. Estas son las primeras líneas sobre una narración íntima del deseo, el amor plural y la creación literaria que Luna Miguel construye en Caliente (Lumen, 2021).
Se trata de un libro de 177 páginas a modo de ensayo en torno al autoplacer y deseo femenino, cuya postura en algunas frases deja entrever su crítica hacia la vergüenza y opresión.
“Es vergonzoso que hasta 1998 no se empezara a estudiar la anatomía completa del clítoris: la uróloga Helen O´Connell y su equipo publicarían años más tarde, en 2005, un estudio en el que se detallaba por primera vez sus 8,000 terminaciones nerviosas, sus similitudes con el pene, su forma”, retoma Miguel en su obra, quien trabaja como periodista y editora en Barcelona.
Caliente se inicia con una rotura, un pecho herido; no cualquiera, sino el de la propia autora española cuando quien había sido su pareja durante más de una década le dijo que se había enamorado de alguien más. Una historia que en un comienzo podría llegar a ser trágica se transforma en un proceso de destrucción, reconstrucción y autoconocimiento sobre el terreno sexual para las mujeres.
“LAS MADRES TAMBIÉN SON SEXO”
Incluso menciona iniciativas tan cruciales como #MeToo, un movimiento creado por la activista estadounidense Tarana Burke, en 2006, para atender a jóvenes de comunidades marginadas que sufrieron algún tipo de violencia sexual, pero que tiempo después escaló terrenos hollywoodenses y otros países.
En cada página exhorta a reflexionar sobre la construcción social de la mujer, quien en muchas ocasiones pareciera inmaculada. Luna Miguel sitúa al lector a concienciar la imagen de la madre, aquella figura que “también desea, engaña, es sexo y toma decisiones pensando solo en su bienestar”, más allá de solo ser un individuo protector o una “mera vasija de niños; ellas también dominan”.
“Las madres también aspiran al amor plural o al menos en la teoría, porque luego, en la práctica, qué horroroso sentimiento hacia este cuerpo maternal ahora impúdico, traidor, infiel”, escribe en Caliente, convirtiéndose en una lúcida lectura de una larga estirpe de autoras que lo arriesgaron todo en su escritura, como Louise Glück, Cristina Morales, Annie Ernaux, Marina Tsvietáieva, Renée Vivien y Chris Kraus.
DESDE ADOLESCENTE LE INTERESA LA ESCRITURA ERÓTICA
—¿Cómo surge Caliente, un falso diario sobre la sexualidad femenina? —le pregunta Newsweek en Español.
—Fue alrededor de 2015-2016 cuando empecé a escribir artículos en PlayGround. En vez de redactar textos que tenían que ver sobre la masturbación, sexualidad y literatura, a mí siempre me interesó desde adolescente la escritura erótica. Así, comencé a investigar, entrevistar a mujeres y escribí unos ensayos que se publicaron solo de manera digital. Con el tiempo, la editorial Lumen me pidió ampliar esos reportajes.
“Me fui a una investigación no tan periodística, sino literaria, y alrededor de 2018-2019 empecé a escribir esta historia”, agrega la mujer de ojos claros y nariz respingada desde un hotel en México.
—¿La masturbación femenina continúa siendo un tema tabú?
—Una podría tener un martillo para romper el tabú, pero es un muro tan arcaico, forjado y atado al mundo que es difícil de romper. Pero estamos haciendo agujeritos. Es profundamente lento, difícil y tedioso; sin embargo, soy optimista con el futuro.
AYUDAR A OTROS A HABLAR DE SU SEXUALIDAD
En Caliente, Luna Miguel también aborda el abuso hacia las mujeres. En particular, recuerda algunos episodios de acoso ocurridos cuando apenas tenía 14 años. Un hecho similar al de Lolita —obra del autor Vladimir Nabokov—, donde bajo un discurso falso de “eres muy madura para tu edad” se explotan los cuerpos florecientes de la industria literaria. Aquel placer libre y natural de una adolescente termina ensombrecido por otro: un viejo, adulador, aprovechado; un abusador.
A voz de la periodista española, a los 14 mantuvo una correspondencia amorosa con un hombre 30 años mayor que ella, quien justo le obsequió un ejemplar de Lolita. Sin embargo, no fue el único en reclamar su cuerpo inexperto y joven. Durante una Feria de Libro de Madrid fue acosada por un escritor mientas le decía al oído que era una “nínfula”, término utilizado para aludir a una muchacha sexualmente precoz.
“Me susurraba justo antes de alargar su brazo hasta mi rostro y rozarme los labios con el pulgar hediondo por el tabaco. ‘Pero qué madura eres para la edad que tienes’, era la coletilla de todos ellos”, describe amargamente en su obra.
Ahora esta frase se ha convertido en un chiste común entre jóvenes creadoras de la memesfera —vehículo comunicativo de generar comunidad, ayuda y protesta— para denunciar el paternalismo de la academia.
“Por eso me interesó escribir este libro. Si podía ayudar a que otras personas hablaran de su sexualidad, mi trabajo estaba hecho”, comparte con este medio.
LUNA MIGUEL, UNA MUJER FRANCÓFILA
—A partir de ese propósito, ¿hay lectores que te escriben agradeciendo la invención de Caliente? —preguntamos.
—Sí, me escribe demasiada gente. Pensaba que me contactarían más jóvenes, pero hay muchas mujeres mayores. Es una obra transgeneracional. Para mí hablar de Caliente en 2023 es extraño. Le di un cierre hace cuatro años y lo miro con cierta distancia, pero en esa lejanía hay gente que sigue trayendo la conversación, entonces es un texto vivo.
El poliamor es otro de los tópicos que brilla en este relato, aunque Miguel reitera la importancia de no defender ningún modelo afectivo para los demás. En resumen, Caliente es un ensayo literario en donde aquellos temores se combaten con una bibliografía intensa y apasionada, sobre todo de tres libros: Los argonautas, de Maggie Nelson; Escribir, de Marguerite Duras, y Pura pasión, de Annie Ernaux.
“Al final soy muy francófila, me fascina la literatura francesa, tengo ahí un problema, por eso cito a escritoras como Renée Vivien y Natalie Barney. Son autoras que a principios del siglo XX escribían libros muy potentes sobre las mujeres, la experiencia lésbica y lo sáfico (adjetivo para indicar el amor entre mujeres independientemente de su orientación sexual)”, vacila.
TRAS LA SEGUNDA NOVELA
Para Luna las palabras son fármacos. Algunas metáforas son más poderosas que la propia imagen que evocan, asegura. Entre sus proyectos actuales está el terminar su segunda novela, aunque también perfila su gusto hacia el teatro/performance.
Además de Caliente, es autora de los ensayos Leer mata (2022) y de la novela El funeral de Lolita (Lumen, 2018). Escribió y dirigió el monólogo teatral Ternura y derrota (2021) y colaboró en la dramaturgia de El lugar y el mito (2022).
“Todavía no tiene título, pero será una novela sobre un triángulo amoroso entre una madre y otra del colegio de su hijo. Dos mujeres amantes que se conocen y gustan; hay otra persona implicada, que no es padre, pero se fascina con esas mujeres”, concluye. N