Siria vive una crisis interminable. El terremoto con epicentro en Turquía afectó a casi 11 millones de sirios en un país que ya tenía 15 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria por los estragos de la guerra, la represión y pobreza. Esta semana el máximo representante de la ONU en Siria, El-Mostafa Benlamlih, informó que se estima que 10.9 millones de sirios en las provincias noroccidentales de Hama, Latakia, Idlib, Alepo y Tartus se han visto afectados por el terremoto que el lunes 6 de febrero sacudió al país.
Empero, ya antes del terremoto había una crisis humanitaria generada por la guerra que comenzó hace 12 años con 15.3 millones de personas necesitadas de ayuda, de los que al menos 4 millones necesitan los artículos más básicos para sobrevivir.
SIRIA: 12 AÑOS DE GUERRA CIVIL
La guerra civil siria es un conflicto armado que se inició tras las protestas antigubernamentales de 2011. Las protestas derivaron en enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas del país y la denominada oposición siria, la cual incluye varios grupos calificados como “terroristas”.
Posteriormente, se transformó en un conflicto internacional entre varios países, incluidos las dos mayores potencias nucleares (Rusia y Estados Unidos), así como otras regionales.
La denominada “oposición siria” está integrada por diversos grupos: el Consejo Nacional Sirio (SNC), con base en Estambul, incluía en 2011 a los principales grupos de la oposición. Y las fuerzas kurdas, las cuales han creado su propia agrupación y su brazo armado llamado Unidad de Protección Popular.
Varios grupos islamistas, como el ex-Frente Al Nusra y el Estado Islámico (EI), adquirieron gran protagonismo, lo que les permitió invadir vastas extensiones de Siria desde Irak. Al principio, la población “rebelde” contaba con asistencia no letal; sin embargo, Estados Unidos intervino y comenzó a aportar financiamiento, armas y entrenamiento.
Después, Estados Unidos admitió que parte de dicha ayuda terminó en manos de terroristas que la usaron tanto contra el gobierno sirio y los civiles como contra la oposición.
LOS ALIADOS DE BASHAR AL ASAD
Debido a la participación de numerosas potencias extranjeras, esta guerra civil ha sido designada como una guerra subsidiaria. El gobierno sirio de Bashar al Asad cuenta con el apoyo de Rusia —lo considera un país aliado desde tiempos de la Unión Soviética—, la República Islámica de Irán y la organización libanesa Hezbolá.
Todos ellos defienden que las manifestaciones y primeras revueltas armadas fueron organizadas y financiadas por Occidente (así como por algunos grupos yihadistas) para precipitar la caída del gobierno y controlar el país, opinión por otra parte respaldada por algunos analistas.
La “oposición siria” es apoyada por Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudita y otros países aliados occidentales y del golfo Pérsico. Las organizaciones internacionales han acusado al gobierno sirio, al Estado Islámico y a los grupos rebeldes de violaciones graves de los derechos humanos y de muchas matanzas y bombardeos, incluidos ataques químicos.
EL TERREMOTO, UNA CRISIS SOBRE OTRA CRISIS
Actualmente Siria vive “una crisis sobre otra crisis”, dijo El-Mostafa Benlamlih, quien añadió: “Ya teníamos una situación muy vulnerable. La gente es ya vulnerable, no es capaz de cuidar de sí misma y de repente llega esto”.
“Todos los logros que teníamos antes se han perdido. Los que tenían un pequeño negocio lo han perdido, los que podían ir a la escuela ahora no pueden. Las mujeres que podían ir a los centros de protección ahora no pueden ir. Así que es una situación terrible”, comentó Benlamlih.
Sin embargo, la tragedia no termina ahí. Las nevadas de esta semana en Siria han agravado la ya desesperada situación en la que se encuentran las personas cuyas vidas han quedado destrozadas por el seísmo. De acuerdo con los informes más recientes, unas 100,000 personas se han quedado sin hogar tan solo en Alepo. Además, de esa cifra solo 30,000 encontraron refugio en escuelas y mezquitas.
“Esos son los afortunados”, dijo el funcionario de la ONU, antes de subrayar que los 70,000 restantes “tienen nieve, tienen frío y viven en una situación terrible”.
La problemática se intensifica cuando la ayuda internacional se ha dirigido principalmente a Turquía. Un alto responsable de Naciones Unidas urgió al gobierno sirio a facilitar la entrega de ayuda humanitaria en las zonas bajo control rebelde en el noroeste del país, devastadas por el sismo. “Dejen de lado la política y permitan que realicemos nuestra tarea humanitaria”, dijo Benlamlih.
DIFÍCIL LA ENTRADA DE AYUDA HUMANITARIA
“No podemos permitirnos el lujo de esperar y negociar”, insistió. “Requerimos libre acceso, necesitamos todo el apoyo”, para ayudar a la población del noroeste de Siria, añadió Benlamlih. “Necesitamos el apoyo de todas las partes interesadas para facilitar el acceso, sea al noroeste o en el resto de Siria”, agregó.
El presidente de Siria, Bashar al Asad, habría impedido que la ayuda llegara a zonas controladas por la oposición al no permitir el paso de rescatistas y convoyes con alimentos. No fue sino hasta este viernes 10 de febrero que finalmente dijo que permitirá el abastecimiento de ayuda internacional a zonas controladas por los rebeldes.
En un comunicado difundido por la agencia oficial siria Sana, el gobierno precisó que la distribución de ayuda humanitaria deberá estar “supervisada por el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja siria”, con la ayuda de la ONU.
ASISTENCIA MÍNIMA PARA SIRIA TRAS TERREMOTO
El sismo aumentó el desafío planteado por las organizaciones humanitarias para ayudar a la población siria, en particular en la zona rebelde de Idlib. Casi toda la ayuda humanitaria destinada a las zonas rebeldes es llevada desde Turquía por el cruce de Bab al-Hawa, que fue afectado por el sismo, según la ONU.
Trasladar la ayuda a partir del territorio sirio controlado por Damasco es difícil diplomáticamente. Esto supone también que el régimen autorice entregar suministros a la población de la zona rebelde y que los beligerantes lleguen a acuerdos para la distribución.
La cuestión de la ayuda es espinosa en Siria, con zonas del país bajo control rebelde y un gobierno enemistado con Occidente. La Unión Europea envió rápidamente equipos de rescate a Turquía, que también recibió ayuda de Estados Unidos, China o los países del Golfo, pero inicialmente ofreció una asistencia mínima a Siria por las sanciones contra Damasco.
El miércoles pasado, sin embargo, el gobierno de Bashar al Asad solicitó formalmente ayuda a Bruselas y la Comisión Europea instó a los Veintisiete a “responder favorablemente”, aunque vigilando que la ayuda “no sea desviada”.
El enviado especial de la ONU para Siria pidió el jueves no politizar la ayuda humanitaria. “Tenemos que hacer todo lo posible para asegurar que no hay ningún obstáculo a la ayuda vital que es necesaria en Siria”, dijo Geir Pedersen.
LOS SIRIOS NO SABEN DE DÓNDE SALDRÁ SU PRÓXIMA COMIDA
Tras más de una década de conflicto, una economía paralizada por una inflación desbocada, una moneda hundida hasta mínimos históricos y unos precios de los alimentos por las nubes, 12 millones de sirios no saben de dónde saldrá su próxima comida, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Actualmente las fuerzas gubernamentales sirias mantienen un bloqueo que afecta a la población civil de las zonas predominantemente kurdas del norte de la región de Alepo y dificulta el acceso de las personas residentes a combustible y otros suministros esenciales, de acuerdo con Amnistía Internacional.
Desde que el gobierno impusiera el bloqueo en agosto de 2022, decenas de miles de civiles, incluidas personas internamente desplazadas, han enfrentado una grave escasez de combustible y ayuda. Los suministros médicos están prácticamente agotados y la población quema artículos del hogar y material plástico para tratar de calentarse ante las gélidas temperaturas.
CONSTANTES BOMBARDEOS
El gobierno sirio controla la entrada de los suministros esenciales —como combustible, harina y ayuda humanitaria— a esas zonas. Algunas personas residentes afirmaron que, durante el año pasado, las fuerzas gubernamentales sirias habían restringido de forma intermitente la entrada de combustible y harina en esos distritos, y el último bloqueo de duración superior a un mes había tenido lugar en abril de 2022.
Los constantes bombardeos durante la guerra han dejado más frágiles los hogares de los sirios lo que también contribuyó al colapso de edificios y viviendas. A comienzos de 2021, el gobierno, respaldado por fuerzas gubernamentales rusas, intensificó los ataques aéreos y terrestres en el noroeste de Siria.
Especialmente, en la gobernación de Idlib y en la zona rural de la gobernación de Alepo, según la ONU. Los ataques iban dirigidos contra población civil e infraestructuras civiles —incluidos hospitales que figuraban en la lista de exclusión del conflicto de la ONU, edificios residenciales y mercados— y mataron o hirieron a varios civiles.
EL GOBIERNO ASEDIA A LA POBLACIÓN
Según la Comisión de Investigación Internacional Independiente sobre la situación en la República Árabe Siria, la madrugada del 21 de marzo de 2020, el gobierno efectuó ataques con misiles guiados y artillería contra un hospital en Atareb, Alepo. El saldo fue de al menos a ocho pacientes muertos y 13 heridos, entre ellas cinco miembros del personal sanitario.
Ese mismo día efectuó ataques aéreos contra una gasolinera que destruyeron 18 camiones que estaban aparcados cerca del paso de Bab al Hawa, lo que obligó a las organizaciones humanitarias que trabajaban en la frontera a suspender temporalmente su actividad.
Las fuerzas gubernamentales sometieron a asedio a la población civil y bloquearon su acceso a alimentos, agua y servicios esenciales, y continuaron obstaculizando el acceso a los organismos de ayuda humanitaria hasta este momento cuando el terremoto ha desatado otro peligro para la población civil.
MILLONES SIN HOGAR
Mientras la ONU intensifica el esfuerzo de ayuda, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó de que unos 5.3 millones de personas en Siria podrían haber quedado sin hogar por el desastre a principios de esta semana.
En tanto, el terremoto también dañó varios yacimientos arqueológicos en Siria. Por ejemplo la ciudadela de Alepo, una joya arquitectónica de la época medieval, y su ciudad vieja, clasificada en 2013 en la lista de la Unesco de patrimonio mundial en peligro, tras años de guerra civil. N