El gobierno de Francia presionó este martes 3 de enero a los grupos energéticos para que ayuden a enfrentar el aumento de precios a las pequeñas empresas, especialmente a los panaderos que denuncian una “catástrofe” y llaman a manifestar el 23 de enero.
La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, y su ministro de Economía, Bruno Le Maire, anunciaron una serie de medidas entre ellas aplazar el pago de impuestos, cotizaciones sociales y facturas para aliviar la tesorería de las panaderías. Al estimar que “los proveedores (de energía) no ayudan lo suficiente a los panaderos”, Le Maire anunció que estos podrán rescindir sin cargos los contratos en caso de un aumento “prohibitivo” de precios.
Cuando la inflación ronda el 6 por ciento, el presidente liberal, Emmanuel Macron, se encuentra bajo presión del principal partido de oposición, el ultraderechista Agrupación Nacional, que envió incluso una carta de apoyo a los panaderos. El presidente de la patronal del sector, Dominique Anract, destacó las medidas ya aplicadas por el gobierno tras una reunión en el ministerio de Economía, pero matizó que son insuficientes ante un aumento “por 10 o 12” de la factura energética.
“No tenemos una gran esperanza de vida si el Estado no se mueve para regular estas tarifas”, aseguró Nadège Amaté, una mujer de 34 años y al frente, junto a su marido Nicolas, de una panadería-pastelería en Lons-le-Saunier (este).
LAS PANADERÍAS COMO INSTITUCIÓN EN FRANCIA
Su horno es eléctrico, como en la mayoría de panaderías de Francia. Desde septiembre, la eléctrica Engie les factura 2,700 euros (unos 2,850 dólares) cada dos meses, cuando antes pagaban 1,500 euros (1,580 dólares) por trimestre.
“Nuestro abono finalizaba en mayo de 2022. Engie nos envió la nueva tarifa, no negociable. No tendré elección (…) Es una catástrofe”, indicó a la AFP Amaté, que teme el cierre si la situación continúa.
El llamado a manifestar el 23 de enero aumenta la tensión social en Francia, cuando el gobierno ultima la presentación de la controvertida reforma de las pensiones que prevé aplazar la edad de jubilación de 62 a 65 años. Las panaderías son una institución en Francia. La Unesco declaró incluso en noviembre el arte de fabricar una “baguette”, un emblema culinario y social, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El galardón supuso un reconocimiento a las panaderías tradicionales, pero sacó a relucir su cierre progresivo, especialmente en el campo. En 1970 había unas 55,000 panaderías artesanales (una por cada 790 habitantes) en comparación con las 35,000 en la actualidad (una por cada 2,000 habitantes), según datos del ministerio de Cultura. N