En los últimos años hemos sido testigos de enormes avances en la tecnología, como el cloud computing, el acceso a big data y el machine learning, por mencionar algunos. Además contamos con la capacidad de reunirnos en video con personas alrededor del mundo y tenemos acceso a cantidades masivas de información que permiten responder a casi cualquier pregunta en segundos. Vivimos en un mundo en el que nuestros teléfonos tienen una mayor capacidad informática que las computadoras. salud
Estas tecnologías también se han aplicado en el campo de la medicina, y hoy podemos analizar el código ADN en uno o dos días, lo que anteriormente tomaba más de 13 años. Es gracias a los avances tecnológicos que, durante la pandemia, la comunidad científica logró desarrollar una vacuna en el periodo más rápido de la historia.
Por otro lado la pandemia puso en evidencia las profundas desigualdades que existen en los sistemas de salud. Para quienes hemos trabajado en temas de equidad en este campo durante más de 20 años, esto no fue una sorpresa.
LA PANDEMIA OBLIGÓ A PENSAR DIFERENTE SOBRE LA SALUD
Según un análisis publicado en JAMA Network, en las áreas urbanas de Estados Unidos puede existir una diferencia de 15 a 20 años en la esperanza de vida de las personas en relación con quienes habitan a solo unas millas de distancia. Esto se debe, en gran parte, a la influencia que los factores sociales, económicos y ambientales tienen en nuestro bienestar. Por ejemplo, es difícil tener pulmones sanos si se está expuesto a una mala calidad del aire.
También es complicado mantener un buen estado de salud sin acceso a alimentos saludables o lugares seguros para practicar actividades físicas. La pandemia ha sido un desafío en muchos niveles, pues ha impactado nuestra salud y es probable que continúe haciéndolo durante años. Pero al mismo tiempo aceleró los cambios que pueden ayudarnos a pensar diferente sobre el futuro y desarrollar mejores sistemas de salud.
Ha creado un impulso para reevaluar desde cómo se diseñan los programas en los sistemas hospitalarios, hasta como hacer un mejor uso de los datos para comprender inequidades y capacitar al personal médico.
UNA CRISIS SANITARIA POTENCIALMENTE MAYOR DELANTE DE NOSOTROS: CAMBIO CLIMÁTICO
Un ejemplo de esto es la telemedicina. A raíz de la pandemia muchos sistemas implementaron capacidades de salud virtual. Desde la salud mental, hasta el seguimiento de niños sanos y las visitas de atención primaria para adultos, tenemos la oportunidad de integrar estas herramientas digitales para que el acceso a la salud sea más sencillo, más coordinado entre los proveedores de atención, e integrado con apoyos adicionales que tengan en cuenta factores sociales, económicos y ambientales.
Antes de la gran adopción de la telemedicina un paciente con diabetes, ansiedad, y estrés financiero debía tener varias visitas médicas que implicaban semanas de su tiempo; un nuevo enfoque integrado podría permitir que la visita se realice de manera virtual, vinculándose con un médico de atención primaria, una trabajadora social, un asesor financiero y herramientas y servicios de apoyo en línea que satisfagan mejor sus necesidades.
Actualmente una crisis sanitaria potencialmente mayor está por delante de nosotros: el cambio climático. El medio ambiente no solo tiene un impacto directo en nuestra salud, sino que tiene un efecto multiplicador que puede afectar todos los sistemas sociales y económicos relacionados con nuestro bienestar.
CONSTRUIR UN SISTEMA DE SALUD RESILIENTE
Según estudios científicos, nuestra salud ya se ve afectada en este momento por los días de altas temperaturas o la mala calidad del aire por la contaminación y los incendios forestales. Durante la próxima década esperamos ver una creciente influencia del cambio climático y su impacto directo en la salud.
Construir un sistema de salud resiliente será clave para enfrentar estos retos y alcanzar la equidad. Es el momento de aprovechar los avances científicos y tecnológicos con una mentalidad más amplia, que adopte un enfoque holístico y reúna a socios colaborativos.
Hoy tenemos la oportunidad de aprovechar la tecnología en todas las operaciones, desde la reducción del desperdicio y los contaminantes, hasta el monitoreo de suministros en tiempo real. Por ejemplo, ¿cómo aprovecharemos los nuevos datos de calidad del aire? ¿Cómo los mapeamos para tomar medidas para quienes están en mayor riesgo de una manera proactiva?
Bien utilizadas las las nuevas tecnologías y la innovación humana pueden permitirnos alcanzar nuestro verdadero potencial de salud. N
La Dra. Elizabeth es la Directora de Deloitte, es una líder clínica y estratégica que brinda ideas y conocimientos sobre sistemas para la atención médica y las ciencias de la vida.