El papa emérito Benedicto XVI pidió “perdón” este martes por la violencia sexual contra niños cometida por el clero. Sin embargo, negó haber encubierto a sacerdotes que cometían estos abusos.
En una carta hecha pública por el Vaticano, tres semanas después de la publicación de un informe independiente en Alemania donde se acusaba a Benedicto XVI de inacción frente a abusos cometidos en el arzobispado de Múnich, el papa emérito aseguró que nunca encubrió estas agresiones cuando tenía “importantes responsabilidades en la iglesia católica”.
“Solo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón”, dijo el papa emérito.
“En todos mis encuentros con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes he percibido en sus ojos las consecuencias de una grandísima culpa. He aprendido a entender que nosotros mismos caemos dentro de esta grandísima culpa cuando la descuidamos o cuando no la afrontamos con la necesaria decisión y responsabilidad, como ha sucedido y sucede demasiadas veces”, aseguró en su carta.
En la carta Ratzinger agradece a quienes han colaborado con él en el examinar el material documental y preparar las respuestas enviadas a la comisión. También vuelve a pedir disculpas por “el error”, “absolutamente involuntario”, de su presencia en la reunión del 15 de enero de 1980. Ahí decidió acoger en la diócesis a un sacerdote que “necesitaba tratamiento”.
Junto a la carta se publicó un anexo, redactado por cuatro expertos en derecho: Stefan Mückl, Helmuth Pree, Stefan Korta y Carsten Brennecke.
En el anexo los expertos reiteran que el Cardenal Ratzinger, en el momento en el cual recibe al sacerdote que iba a ser tratado en Múnich, no sabía que era un abusador. “En la reunión de enero de 1980 no se mencionó el motivo por el que iba a ser tratado. No se decidió emplearlo en labores pastorales”. Los documentos confirman lo dicho por Ratzinger.
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Ratzinger escribe también estar “particularmente agradecido por la confianza, el apoyo y las oraciones que el papa Francisco me ha expresado personalmente”.
Añade: “He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y los errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable. A las víctimas de abusos sexuales va mi más profunda compasión y amargura por cada uno de los casos”.
Ratzinger concluye su carta con estas palabras: “Pronto me encontraré ante el juez supremo de mi vida. En vista de la hora del juicio, la gracia de ser cristiano se hace evidente para mí. Ser cristiano me da el conocimiento, además, de la amistad con el juez de mi vida y me permite cruzar con confianza la oscura puerta de la muerte”.
Los expertos también afirman que en ninguno de los casos analizados Joseph Ratzinger estaba al tanto de los abusos sexuales.
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“La documentación no aporta ninguna prueba. Los abogados que redactaron el informe afirmaron que presumían con probabilidad que Ratzinger lo sabía, pero sin que esta afirmación fuera corroborada por testimonios o documentos”, indicó el portal de el Vaticano. N