AHORA que los líderes mundiales se reúnen en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow, Escocia, para discutir las metas del Acuerdo Climático de París, el consenso de la ciencia es claro: las actividades humanas están propiciando el cambio climático.
Como lo ha reportado Newsweek con anterioridad, una revisión de la literatura científica publicada antes de la reunión COP26, programada para durar del 31 de octubre al 12 de noviembre, mostró que más del 99.9997 por ciento de la ciencia climática publicada desde 2012 concluye que los humanos están propiciando el cambio climático.
El estudio revisó más de 90,000 estudios de ciencia climática publicados entre 2012 y 2020, y halló que solo 28 artículos fueron considerados como escépticos del cambio climático propiciado por humanos. Aun más, ninguno de estos estudios escépticos fue publicado en una revista importante.
La investigación publicada desde el punto de corte de 2020 considerado en este proyecto de revisión también señala el daño potencial tanto al planeta como a la salud humana si las emisiones de gases de invernadero no son limitadas en aras de mantener el calentamiento dentro del límite de 2 °C establecido por el Acuerdo de París.
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Una revisión publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) antes de la COP26 les dice a los líderes mundiales que se necesitan tomar acciones climáticas importantes ahora para mejorar la salud pública mundial y potencialmente salvar millones de vidas.
El informe de la OMS da un mensaje claro a los líderes mundiales: “La quema de combustibles fósiles nos está matando. El cambio climático es la amenaza más grande a la salud que enfrenta la humanidad.
“Proteger la salud de la gente del cambio climático requiere una acción transformadora en todo sector, incluida la energía, el transporte, la naturaleza, los sistemas alimentarios y las finanzas. La salud pública se beneficia al implementar estas acciones climáticas ambiciosas que compensan por mucho sus costos”.
El informe de la OMS concluyó que esta transformación podría prevenir alrededor de 11 millones de muertes al año mundialmente, o entre 19 a 24 por ciento de la cantidad total de muertes de adultos.
La OMS mencionó que con solo los cambios a la agricultura se podría ayudar a los 3,000 millones de personas en el planeta Tierra que actualmente no tienen acceso a una dieta sana, sustentable y asequible. Esto podría ayudar a prevenir las 5.1 millones de muertes al año relacionadas con la dieta para 2050, comenta María Neira, directora de medio ambiente, cambio climático y salud de la OMS.
El informe también añade que la combustión de combustibles fósiles provoca gran daño al medio ambiente, la salud y la economía, y es uno de los principales contribuyentes de la contaminación del aire, la cual mata a siete millones de personas al año.
“Por ejemplo, disminuir la contaminación del aire a los niveles de la guía de la OMS reduciría la cantidad total de muertes mundiales por la contaminación del aire en 80 por ciento”, añade Neira.
La publicación de la OMS no es el único informe reciente que posiblemente sea tema de mucha discusión en la COP26.
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En agosto, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) produjo su valoración más exhaustiva del cambio climático a la fecha. El informe declara en términos nada ambiguos su conclusión sobre el cambio climático, y su primer renglón reza: “Es innegable que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”.
Reuters reporta que esto fue un cambio notable en el lenguaje que usaba el IPCC en sus informes previos. Friederike Otto, climatóloga de la Universidad de Oxford y autora del artículo del IPCC, dice a Reuters: “No hay incertidumbre en el lenguaje de esta oración porque no hay incertidumbre de que el cambio climático es provocado por la actividad humana y la quema de combustibles fósiles”.
El informe también indica que, si no se hacen intentos considerables para reducir las emisiones, las temperaturas seguirán aumentando y continuarán las condiciones de tiempo extremo.
Por supuesto, actualmente ya hay acciones para reducir las emisiones de gases de invernadero y mitigar el cambio climático, pero una de las metas de los científicos climáticos es evaluar si estas acciones son suficientes, y de no serlo, por qué no.
¿ESTAMOS HACIENDO SUFICIENTE PARA COMBATIR EL CAMBIO CLIMÁTICO?
Un nuevo artículo, escrito por 126 investigadores de todo el mundo y publicado en la revista Nature Climate Change, aborda esta cuestión al preguntar qué adaptaciones se han hecho a nivel mundial, y cuáles han sido los efectos de estos cambios.
“Revisamos aproximadamente 48,000 artículos en revistas científicas sobre el cambio climático y la adaptación, y estos los filtramos a 1,682 artículos académicos que documentaban acciones de adaptación alrededor del mundo”, declara A. R. Siders, investigadora de desastres por la Universidad de Delaware.
“Analizamos esos artículos para comprender cuánta adaptación está sucediendo, qué tipos de adaptación están ocurriendo, y si hay alguna evidencia de que estas acciones de adaptación están reduciendo los riesgos asociados con el cambio climático”, añade.
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El equipo descubrió que aun cuando muchos países y organizaciones tomaban acciones climáticas, estas acciones eran adaptaciones fragmentadas y pequeñas, “lo mismo de siempre”, que no son las transformaciones que podrían necesitarse para combatir el cambio climático.
“Esperamos que el cambio climático haga la vida más difícil de muchas maneras. Habrá demasiado calor como para tener cosechas; habrá más sequías, olas de calor, inundaciones”, comenta Siders. “Para complicar las cosas, que estemos haciendo ‘lo suficiente’ depende de cuán malo vaya a ser el cambio climático, lo cual depende de que disminuyamos las emisiones, así que es todo un ciclo de retroalimentación”.
Mejorar para cumplir las metas climáticas en el futuro podría depender de entender por qué las acciones para reducir las emisiones de gases de invernadero en las últimas tres décadas no han sido exitosas.
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Los autores de un estudio publicado en la revista Annual Review of Environment and Resources antes de la COP26 preguntaron por qué las emisiones son más altas hoy día que en 1990.
Al examinar esta cuestión en nueve áreas claves, que incluían la gestión internacional climática, los intereses creados de la industria de los combustibles fósiles, la geopolítica y el militarismo, los autores concluyeron que la respuesta radica en el papel que el poder político y económico ha tenido en determinar las emisiones.
“Detrás del retraso en la reducción de emisiones hay de todo, desde intereses geopolíticos, militares e industriales y modos de pensar hasta los supuestos en que se basan la investigación y la producción de conocimiento en campos como la economía, la energía y el clima”, dice Isak Stoddard, autor principal y director interino de programa del Centro para Estudios Medioambientales y de Desarrollo en la Universidad de Upsala y la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia.
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“Esto ha contribuido a un aumento del 60 por ciento en las emisiones mundiales de dióxido de carbono desde 1990, a pesar de las décadas de negociaciones internacionales, investigación y todo tipo de intentos de tomar acciones”, añade el experto.
Stoddard agrega que, aun cuando ve las discusiones de la COP26 como valiosas, el estudio que llevó a cabo muestra que, gracias al diseño de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, los puntos muertos que surjan como resultado de consideraciones geopolíticas pueden entorpecer el progreso.
“Definitivamente es valioso el celebrar tales discusiones entre países a este nivel”, concluye Stoddard. “Los cambios que necesitamos ver también deben suceder desde el suelo y, por supuesto, de maneras diferentes en todas las sociedades y culturas varias alrededor del mundo”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek