RELACIONADA con los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, los 500 años de la invasión extranjera y los 200 años de la Independencia, el Fondo de Cultura Económica (FCE) ha creado la colección literaria 21 para el 21.
La reedición de textos de escritores destacadísimos de México, a fin de construir una república de lectores, llevó al FCE a trabajar arduamente en la selección de 21 títulos para esta colección.
“Una república de lectores surge en un país donde los que quieren leer pueden y no tienen los bloqueos económicos, culturales, educacionales y familiares que les han impedido la lectura”, explica Paco Ignacio Taibo II, director del FCE, en entrevista con Newsweek México. “Una república de lectores no es un tratado de obligaciones, no es ‘tienes que leer’, es ‘puedes leer’, ¡deberías de leer’, ‘no sería una mala idea leer’, ‘hay un mundo ahí que se te puede abrir’. Es sugerir y no imponer, y no tiene que ver con educación formal”, añade.
El también escritor y autor de una vasta obra literaria explica que hay jóvenes y niños que leen y no entienden lo que leen, por ello, “la república de lectores que queremos construir tiene que ver con la educación informal, estamos trabajando en la educación sentimental de un país y tenemos que tenerlo claro porque ahí incide el placer, el gusto, la subversión, el cambio y el descubrimiento, factores emocionales que hacen que alguien se vuelva lector y lo siga siendo durante toda su vida”.
La idea de crear una colección literaria fue del presidente Andrés Manuel López Obrador, explica Taibo II: “Surgió en una conversación. Él dijo que había que lanzar una gran colección de regalo para crear lectores en este país. A partir de ello comenzó un trabajo enorme de buscar los títulos que podrían incluirse en el marco de la época de la Independencia y hasta poco después de la Revolución.
“Es una colección para jóvenes y adultos que ya no están leyendo, pero que podrían volver a leer, para sectores económicamente desprotegidos, y así la colección va adquiriendo un concepto. Seleccionamos los títulos para cada época y luego llegó la batalla por conseguir los derechos de autor, porque solamente un 15 por ciento de la colección era del FCE y de todos los demás hubo que gestionar los derechos, ya que en algunos casos la agencia literaria o los herederos se negaron a que un título fuera incluido en una colección gratuita”, comenta el director del grupo editorial mexicano.
La selección de títulos estuvo a cargo del equipo editorial del FCE, y el presidente López Obrador tuvo qué ver con la posibilidad de si se podía o no conseguir los derechos de los títulos que se deseaban incluir en la colección.
“Todos somos minoría en el sentido del placer de la lectura. Nos interesan ciertas cosas y otras no tanto, y por ello teníamos que hacer una colección ‘abanico’, en la que, si frente al lector hay 21 libros, pueda escoger varios y otros tal vez los rechace. Nos encontramos con material de lectura de historia y literatura, por ello esos son los dos corazones de 21 para el 21. Sinceramente, no creo que haya un solo lector que lea los 21 títulos y no importa porque no es obligación, es descubrimiento y placer”, explica el escritor.
CRITERIOS MUY ECLÉCTICOS
“La colección se armó sobre criterios muy eclécticos. Pensamos que sería importante tener una escritora que reflejara el punto de vista de lo femenino en la etapa después de la Revolución, y entonces aparece Amparo Dávila, pero también Rosario Castellanos. Pensamos en aquel libro desconocido, que estuvo agotado durante 100 años y es muy legible, cualquier lector de una escuela de secundaria básica o cualquier mecánico urbano que lea puede entenderlo: Noticias biográficas de insurgentes apodados, de Elías Amador, un título que cuenta cómo la Independencia se hizo de abajo hacia arriba, cómo la Independencia es la historia de un pueblo en armas; no son los grandes héroes y funciona prácticamente para todos los posibles lectores de 21 para el 21”, afirma Paco Ignacio Taibo II.
La inversión en la colección, de alrededor de 45 millones de pesos, cubrió costos de impresión y distribución, así como pago por derechos de autor a herederos o autores.
De acuerdo con el titular del FCE, la idea base es que el tiraje sea muy grande y los costos muy bajos, por ello, para obtener la inversión económica el gobierno federal decidió que fuera financiado por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado.
“Lo cual es muy atractivo. Pensar que un carro Maserati que alguna vez fue propiedad de un narco se vendió en una subasta y después se devolvió en 8,000 libros para el pueblo es una muy buena historia”, comenta el escritor y promotor cultural.
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El total de la colección está conformado por 2 millones 100,000 ejemplares, es decir, 100,000 por cada título: “Si los pones en el sitio indicado se irán redistribuyendo después de leerse”.
La selección consta de La Revolución de Independencia, “un libro maravilloso de Luis Villoro, yo creo el libro más inteligente que se ha escrito sobre la injerencia en México”. Canek, de Emilio Abreu, “uno de los libros que más impacto ha causado entre poblaciones campesinas, curiosamente, según hemos podido comprobarlo”.
Muerte en el bosque, una antología de cuentos de Amparo Dávila; Balún Canán, de Rosario Castellanos, “que es la crónica más desgarrada del mundo de la mujer en esos territorios de la periferia de nuestro país”. El libro rojo de la Independencia, de Riva Palacio y Payno, donde se cuentan los asesinatos de figuras clave de la Independencia como Hidalgo, Morelos y Guerrero.
“Un libro maravilloso, Breve historia de la guerra contra los Estados Unidos, de José C. Valadés”. Tomóchic, de Heriberto Frías; Tiene la noche un árbol, de Guadalupe Dueñas, “otro de narraciones breves muy sólidas”.
GRAN FOMENTO A LA LECTURA
La colección también incluye Una Antología de la poesía mexicana del siglo XIX, “voluminosa, para poner en contacto a lectores jóvenes con la pléyade de poetas mexicanos del XIX y que puede escoger qué seguir leyendo”. Un libro de Elena Garro que estaba fuera de la circulación, Y Matarazo no llamó, “de intriga, no diría policiaca, pero sí de intriga”.
“¡Ay!, un libro maravilloso de Emilio Carballido, la verdadera historia de Chucho el Roto, bandido generoso por demás, Tiempo de ladrones, que está escrito como obra teatral, pero que se lee como pequeña novela”. Río subterráneo, de Inés Arredondo; Los de abajo, de Mariano Azuela; El libro vacío, de Josefina Vicens, “un homenaje que le debíamos hacía mucho tiempo a Josefina Vicens y a la gran calidad literaria de sus textos”.
Noticias biográficas de insurgentes apodados: “Un libro muy raro que encontramos y que nos pareció muy importante, que es de Elías Amador, un historiador zacatecano del siglo XIX, que recoge los apodos de la infantería de la Independencia: el Tamalero, el Lonchero, el Roñas, esos héroes anónimos que tenían apodos y por ello se les conoce, pero que al leerlo te da una idea muy, muy, muy exacta de que la Independencia fue un fenómeno de guerra popular de abajo hacia arriba, de guerra campesina y popular”.
El laberinto de la soledad, de Octavio Paz; Apocalipstick,“los ensayos de Carlos Monsiváis, que son a cual más inteligente y lúcida y que hablan un poco de un recorrido que llega a nuestros días prácticamente, es quizás el único libro que se acerca a nuestros días”.
Pueblo en vilo, de Luis González, “el maestro de la microhistoria, la narración en chiquito del mundo agrario mexicano”. Paseo de la Reforma, de Elena Poniatowska, “una de sus crónicas más interesantes y más mordientes”.
“Una antología maravillosa de Guillermo Prieto, se llama Crónicas de amor, de historia y de guerra, del mejor cronista que ha tenido la historia de este país. Y fueron seleccionados con mucho cuidado, porque van a todas las esquinas desde historia sobre la Independencia, sobre la guerra contra el Imperio, hasta la descripción en una crónica de cómo es un elevador, para contarles a sus paisanos cómo es esa caja que sube con poleas”, explica Taibo II.
Finalmente, en la colección se incluye también “el libro más censurado la historia de México”, La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán.
Desde el surgimiento de la idea hasta las primeras entregas a los lectores ha pasado un año, lo cual al escritor le parece un tiempo récord, ya que se trata de la operación más grande que se ha hecho de fomento a la lectura en América Latina, indica.
AMPLIO ABANICO DE POSIBILIDADES
“No hay otras de este tamaño. Podemos recordar a Vasconcelos y su experiencia de poner los clásicos a la venta, hubo una experiencia en la Ciudad de México donde surgió una colección para lectores jóvenes, también está la experiencia venezolana de regalar Los miserables, de Víctor Hugo, medio millón de ejemplares, pero la más grande es esta.
“Y el problema es cómo hacerlos llegar a lectores o posibles lectores porque podrías poner 100 camiones del FCE en 100 ciudades del país y decir que ahí se regalan libros, pero es un riesgo que la mitad de los libros no lleguen a lectores. Por ello hay que construir una estructura de distribución que busque las salas de lectura, a los estudiantes de escuelas técnicas y de secundaria perdidos en localidades, los becarios del Conacyt y a los lectores de la comunidad que tengan clubes de lecturas”.
Actualmente se abrieron listas en las 115 librerías del FCE y Educal para que las comunidades lectoras puedan ser consideradas para obtener los libros en las sucursales más cercanas a su localidad.
Todo aquel lector interesado puede acudir a cualquiera de las librerías del FCE y Educal o enviar un mensaje por WhatsApp al 5626260007 con el nombre y apellido, lugar desde el cual escribe y un teléfono y dirección de contacto, para obtener alguno o algunos de los títulos de la colección.
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Los métodos de selección y distribución “son criterios producto de la experiencia, son muchos años formando lectores y no hay mayor placer en el planeta que regalarle un libro a un ciudadano”, explica el titular del FCE.
Aunque el FCE tenía un componente maravilloso cuando nosotros llegamos, señala Taibo II, había construido a lo largo de los años un catálogo, pero en los últimos tiempos era antediluviano: “Nosotros planteamos cosas de sentido común: ¿Por qué el FCE no edita cómics? ¿Por qué no edita ciencia ficción o novela de aventura y policiaca? ¿Por qué no publica más divulgación?
“El Fondo no estaba jugando el papel que yo entiendo y el equipo que entra conmigo entiende que debe cumplir una editorial estatal, que es el de meterse de lleno y no accidentalmente en la construcción del lector. Nuestras batallas eran muy raras, y cuando llegamos nos veían muy raro porque en nuestras prioridades estaba bajar el precio de los libros.
“Les decía a mis críticos que había estado en las ferias del libro de barrio durante años y vi a los adolescentes rascarse el bolsillo porque quieren comprar un libro y no pueden, entonces bajar el precio de los libros era una realidad para nosotros y luego crear colecciones muy baratas —manifiesta el escritor—. En el punto de arranque llegó la colección Vientos del Pueblo, hay libros de 12 a 20 pesos, con tirajes de 40,000 ejemplares con un gran abanico de posibilidades que puede leer un campesino en Veracruz y un adolescente urbano en ciudad Neza. Cambiamos un poco el modelo conjunto, pero preservando las virtudes del viejo catálogo del FCE”.
¿CÓMO SERÁ LA RUTA DE DISTRIBUCIÓN EN EL PAÍS?
Después de presentar la colección 21 para el 21, que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el pasado 26 de agosto en su conferencia matutina, el Fondo de Cultura Económica notificó la entrega de las obras con una primera escala en el municipio mexiquense de Ciudad Nezahualcóyotl a policías y vecinos.
Según el anuncio del presidente López Obrador, es importante que los jóvenes afiancen el hábito de la lectura, “a pesar del bombardeo que hay de medios electrónicos y lo simplista que resulta ver solo lo básico, las reseñas, la superficie y no ir al fondo”.
El 1 de septiembre pasado, a pocos días del anuncio, el escritor Paco Ignacio Taibo II realizó una primera entrega de la colección 21 para el 21 en la explanada del Palacio Municipal de Nezahualcóyotl.
En entrevista con Newsweek México, Andrés Ruiz, colaborador del FCE, señala que Nezahualcóyotl es uno de los municipios que más lectores tiene en el país como parte de la implementación de programas de lectura que se han hecho en esa localidad, desde los clubes de lectura hasta el plan de fomento a la lectura como ‘Barrio a barrio, Neza lee a diario’ implementados casi al cierre de 2020.
Ruiz explica cómo estos programas de lectura han proliferado entre la comunidad de policías municipales en Nezahualcóyotl desde hace algunos años con las brigadas de lectura que el FCE ha emprendido.
“Los policías tienen una formación no solo de lectores, sino también de escritores. Por ejemplo, hicieron una versión de El Quijote en clave policiaca, lo cual es muy interesante. Además, obliga a una reflexión muy buena sobre el lenguaje para los mismos policías. Un policía lector tiene otras características”, añade.
Si bien la colección conmemorativa de libros 21 para el 21 es única porque no se prevé una reimpresión, el colaborador del FCE señala que, antes de la distribución, el consejo editorial organizó las entregas primero para las comunidades vulnerables y con difícil acceso a los beneficios de la literatura, bibliotecas y clubes de lectura.
Andrés Ruiz agrega que estas obras están pensadas también para la juventud de formación media superior, para los Colegios de Ciencias y Humanidades, preparatorias, escuelas normales e interculturales, así como para las Universidades Benito Juárez que esta administración ha generado.
UNA COLECCIÓN MUY ATRACTIVA
Cada libro tuvo un costo unitario de 21 pesos con un diseño de dos tintas distintas en la impresión y con el objetivo de que visualmente estas obras históricas de la literatura mexicana sean atractivas para la juventud mexicana.
Por ahora, la distribución de esta colección no cuenta con una agenda o calendario público para rastrear las entregas que se estarán realizando a lo largo del país, ya que, de acuerdo con Andrés Ruiz, depende de la variabilidad del Semáforo de Riesgo Epidémico en las entidades federativas del país para realizar las entregas correspondientes.
“Hay lugares a los que podemos acudir y no hay problema y otros en los que no. La pandemia nos ha metido en esa incertidumbre. Entonces, no tenemos una fecha fija para cada uno, pero de aquí a fin de año toda la colección va a estar distribuida. Es decir, sí vamos a cumplir para el 21”, aclara.
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En cambio, además de llevar la colección 21 para el 21 a las comunidades del país, la iniciativa también está abierta para el público que quiera tener uno o dos ejemplares de esta colección desde las librerías del FCE a partir de los programas Desde el Fondo y República de Lectores para participar con estos envíos.
“Queremos ser muy transparentes y tener una constancia de que esos libros se entregaron y a quiénes se entregaron”, concluye Ruiz. N
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Con información de Emma Landeros y Verónica Santamaría