LA TENDENCIA de los productos orgánicos, como una opción de alimentación saludable, se ha convertido en un estilo de vida. Hace unos años, los supermercados contaban en sus anaqueles con muy pocos productos de esta categoría y la mayoría eran importados y a precios altos, por eso era necesario democratizar los productos orgánicos en México, hacerlos accesibles y abrir la vereda del comercio justo.
Hoy en día existimos varias marcas orgánicas que nos preocupamos por lo que ofrecemos, por la salud del agricultor como del consumidor, por brindar un producto que le daríamos a nuestras familias sin miedo.
Previo a la pandemia del coronavirus, el sector de alimentos y agricultura se encontraba en un momento de crisis y estaba al borde de la quiebra, sacrificando el medioambiente. Los alimentos procesados transformaron a México en un pueblo enfermo, padeciendo de obesidad y diabetes, lo que nos hace más vulnerables a esta crisis sanitaria. Durante muchos años, muchas empresas envenenaron a nuestro pueblo con productos carentes y dañinos a través de campañas de publicidad masivas y en total impunidad.
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Los grandes economistas, analistas y otros especialistas nos presentan los próximos escenarios económicos y sociales que atravesaremos para prepararnos, adaptarnos y volver a la tan esperada “normalidad”, pero, ¿realmente queremos volver a ello? ¿A la misma normalidad queremos regresar?
El sector alimenticio debería acompañar de la mano al sector de la salud con la prevención de enfermedades, asegurando una oferta de productos sanos y saludables a sus clientes en un propósito ideal.
Derivada de la preocupación por la procedencia de los alimentos y la salud de los consumidores en esta nueva normalidad, los ejes de una alimentación saludable y consciente apuntan a lo siguiente:
—Consumo local
—Preparación de alimentos en casa
—Alimentos saludables y sanos
—Inocuidad de los alimentos
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Durante la crisis, la demanda en alimentos frescos y orgánicos crece. De un crecimiento anual de 30 por ciento en años anteriores, el mercado de orgánicos creció en un 60 por ciento en 2020. Se han redoblado esfuerzos para abastecer las tiendas, poniendo reglas de higiene estrictas, protegiendo a los más vulnerables, contratando gente e incentivando a los colaboradores. Los agricultores siguen comprometidos e invirtiendo más en el campo y el retail ha dado mayor difusión a los productos saludables.
Los productos orgánicos ofrecen las nuevas garantías que buscan los consumidores. La producción orgánica tiene como principales objetivos la trazabilidad, la protección del medioambiente y del consumidor. Los impactos de este modo de producción son económicos, sociales y ambientales.
México es el tercer país con más biodiversidad del mundo y cuenta con una variedad de productos agrícolas increíble, además de una red de agricultores capacitada y trabajadora, los cuales solo necesitan una mejor retribución por su trabajo para hacer más redituable este mercado.
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Juntos podemos evitar regresar a la vieja normalidad actuando distinto, consumiendo con conciencia, cuidando a nuestros trabajadores del campo, nuestro planeta, nuestras familias y a nuestro México. Hagamos que este cambio de hábitos sea verdadero y a largo plazo.
Sí, estamos enfrentando un problema de salud mundial y aprender de él es la única opción que tenemos, la lucha es por nuestro planeta, por nuestra salud y nuestra alimentación, sin duda alguna… ¡Este cambio lo lograremos juntos! N
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Mateo Dornier es fundador de Campo Vivo. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.