DURANTE los primeros nueve meses de la pandemia la población mundial lidió con el confinamiento. No hubo persona en el mundo sin padecer sus efectos. Desde Guatemala, el cantante y compositor Rodrigo Zarco habla del aislamiento social, del amor propio y de cómo la música lo ha acompañado para sobrellevar el aislamiento causado por el COVID-19.
Con 20 años de carrera musical, Rodrigo Zarco forma parte de dos bandas musicales en Guatemala. Por un lado, El Cubo, que, con 15 años de trayectoria dentro del género rock y seis discos, se ha posicionado como uno de los grupos más representativos en la escena musical local, con giras por Estados Unidos, México y Centroamérica.
Zarco, ferviente representante del rock and roll, también es parte de Tijuana Love, banda que se especializa en tocar house fusion con una mezcla de ritmos y géneros musicales. Su trayectoria se inició en 2009 y hasta ahora cuenta con dos discos. Las giras con esta banda lo han llevado por toda Guatemala, pero también a varios países de América.
El pasado 2020, durante los primeros meses de la pandemia en su país, este rockero decidió iniciar una nueva aventura en pleno distanciamiento social: la realización de su primer disco solista, titulado Pastillas de azúcar o cianuro, que nos hace recordar el dulce trago del amor y el desamor, la traición y la sanación de los sentimientos que tan olvidados se han tenido en estos meses de incertidumbre mundial.
La aventura se inició en mayo con tres sencillos y videos lanzados en diferentes plataformas, los cuales alcanzaron 100,000 visualizaciones desde diferentes plataformas musicales con audiencia en Guatemala, México, Perú, Chile, Argentina, Colombia, Estados Unidos y España.
Pastillas de azúcar o cianuro contiene distintos géneros derivados del rock. El disco nació durante la pandemia como una respuesta a la llegada de la nueva normalidad que adoptaron los músicos valiéndose de la tecnología.
Durante un encuentro lleno de recuerdos, risas y reflexiones, Rodrigo habla con Newsweek México sobre la música que estrena, los sentimientos, la salud mental y cuánto ha extrañado los escenarios durante esta pandemia.
—¿Fue difícil hacer música a la distancia?
—Sí, las canciones las escribí en el departamento. Me armé un estudio, un espacio donde crear. Muchas cosas las trabajé a satélite por el distanciamiento. Ahora, con la tecnología, muchos de los músicos que conozco tienen la manera de captar audio dentro de sus espacios, pero al principio así fue.
—¿Cómo decidiste hablar de los problemas de amor y desamor en tu disco?
—No planifico las canciones y tampoco planifico de qué va a hablar una canción. Me preocupo de que lo que se plasme sea genuino, sea fuerte, sea crudo y, obviamente, en este año tan peculiar. Aunque sí necesitamos mensajes de que todo va a estar bien, también es bueno lidiar con lo que estamos pasando en el momento.
“Hacer canciones es una terapia para mí. Que ese sentimiento impregnado en una canción las personas lo hagan propio y, tal vez, les sirva en su proceso de sanación”.
—Han sido meses para cerrar ciclos, ¿las canciones de tu disco ayudan a sanar estos cierres?
—Totalmente. Hay canciones que hablan de amor y desamor, pero también de las secuelas que tiene todo esto. Poder sanar los sentimientos que quedan después de la traición de un amigo o afrontar, resolver y asumir la responsabilidad cuando uno sabe que no hizo las cosas bien e hizo daño a alguien.
—Tu disco es un escape del confinamiento, pero también nos recuerda cómo se siente un rompimiento. ¿Qué opinas de esto?
—Sí, es mucho de lo que pasé, y asumí que varias personas también lo pasaron. Tenemos tanto tiempo con nosotros mismos que de repente tenemos que confrontarnos, vernos en el espejo y estudiarnos. Hay muchas cosas que dejamos rezagadas, entonces, había que sanar, procesar y sacar el enojo. Verse en el espejo te fuerza a aprender o encontrar maneras de responsabilizarte o dar la cara.
—¿Por qué Pastillas de azúcar o cianuro?
—Me gustó. Cuando estaba con la canción “Todo es incierto”, apareció esa línea y mucho de las cosas que atribuyo es que se los doy a mi inconsciente. Hay veces que no entiendo de dónde sale, puedo estar cantando, pero no sé de dónde saqué esto. No sé cómo de repente apareció pastillas y azúcar, la cosa es que me gustó mucho.
“Tenía otros nombres pensados para el disco, pero esta línea de verdad me parecía muy acertada. Por eso escogimos una foto mía cuando era niño, porque creo que en esa etapa la emoción es verdadera y más pura. Me gusta mucho la expresión que tengo en esa foto”.
—¿Sin pandemia planeabas sacar este disco?
—Para nada. Nunca. No sé por qué no había contemplado sacar un disco como solista, supongo que hay que aprovechar y del mal rato sacar lo mejor, y creo que lo mejor que salió fue este disco que no habría sucedido si este hubiera sido un año normal.
—¿El encierro y la normalidad nueva te hicieron crecer personalmente?
—Siempre un abrazo de la mamá es una medicina que no se puede explicar. He tenido la suerte de que se ha mantenido sana y ha sabido cuidarse y ya hemos tenido la oportunidad de vernos y darnos uno o dos abrazos, y eso, realmente, a uno lo renueva. A mí no me ha costado mucho el tema del distanciamiento social porque, como dice una canción mía, ‘soy el único miembro del club social, soy un antisocial’ — el cantante guatemalteco sonríe al cantar esta frase.
“Este año me enseñó a afianzarme de mi amor propio, creo que cuando uno aprende a quererse, cuando uno aprende a verse con ojos de amor y darse el valor que uno sabe que tiene sin depender de otras personas o sin que otras personas te asignen ese valor, creo que puede sobrellevar cualquier tipo de pandemia, año duro o problema”.
—¿Este es un disco para trascender?
—Sí. En este disco siento que cerré muchos capítulos de mi vida, muchos libros que cerré, guardé y quemé un par. La música es lo que ha hecho en mí. [En el disco] se siente esa melancolía, euforia, hay nostalgia y aceptación. Creo que no se logra si no tienes un amor propio fuerte.
—¿Te animarías a hacer un segundo disco como solista?
—Tengo la gana de empezar ahorita. Tengo la gana de seguir escribiendo porque lo disfruté tanto. Antes era como regla espaciar un poco, es decir, sacas un disco, lo trabajas por dos o tres años, y después lo exprimes y le sacas todo el jugo que se pueda. Y ahora ya saqué tres sencillos, ya saqué el disco, y sigo pensando cómo mantenerlo vigente.
“Todavía tengo mucho qué decir. Quiero que la gente quiera más y que conecte; de alguna manera, esta es la forma en que un artista independiente se hace camino y está viendo cómo toca mil puertas a ver si se le abre alguna. Y mientras se abra algo donde podamos entrar, ahí vamos a estar”. N