Inspirada en el ejemplo de su madre, la enfermería fue la motivación y la ilusión para Ana, quien hoy labora en uno de los Centros Covid del sistema de salud federal en Aguascalientes.
“Amamos nuestra profesión, nos gusta servir a la gente, pero nunca habíamos sentido miedo de ir al hospital”, pues para ella no sólo es exponerse al riesgo de contagiarse de Covid, sino también hacerlo con su familia.
Se trata de un miedo colectivo que se convierte en impotencia al ver cómo pasa la noche y siguen escuchándose las sirenas de las ambulancias que traen más pacientes con problemas respiratorios. Otra noche larga, como lo han sido desde hace meses.
Aquí su testimonio:
– ¿En este momento, cuáles son sus sentimientos como personal médico que se encuentra laborando en la contingencia del Covid-19?
Sentimos impotencia, estamos poniendo toda nuestra disposición, pero por más esfuerzo que pongamos cada día, en lugar de disminuir sigue aumentando y es algo que está fuera de nuestras manos, no podemos controlarlo.
Simplemente ya ir al hospital es un riesgo, aunque no estés en el área Covid, porque no sabes si algún compañero pueda estar contagiado, o simplemente ya te da miedo ir al hospital, y yo creo que estar adentro es más el temor.
– ¿De qué forma ha impactado el Covid-19 en su vida diaria?
Ahorita ya es demasiado estrés, no puedo hacer mi vida normal, simplemente el ir a hacer las compras al supermercado me genera un estrés horrible, porque hay mucha gente, me da miedo, vivo con el miedo de volverme a contagiar y que yo lo pueda hacer con mi hijo, mi mamá, con mi familia, entonces a mí ya me afectó psicológicamente.
– ¿Qué actividades cotidianas ha tenido que modificar?
Por ejemplo ya ahorita no puedo abrazar a mi hijo por cuidarlo, antes diario lo sacábamos al aire libre, a hacer ejercicio al parque, sacábamos a pasear a los perros, y ahorita no lo hacemos por el mismo temor.
Ahorita lo que estamos haciendo es salir al parque sólo cuando no hay gente y si llega gente nos vamos. En los primeros meses no asomábamos ni la nariz a la calle, pero ahorita ya cambiamos las medidas, pero por ejemplo el niño no convive con otros niños, lo tenemos sólo con nosotros, entonces eso también podría afectarle su desarrollo y su entorno social.
– ¿Tiene contacto con su familia?
No vamos con los abuelitos de mi esposo que viven en Zacatecas y limitamos al máximo las convivencias con nuestros papás, quizá cada 15 días, y a veces preferimos no ir para reducir el riesgo de contagiarlos.
– ¿Ha tenido estrés, agotamiento, ansiedad o depresión durante los meses de la contingencia? ¿Cómo ha sobrellevado esos episodios?
Lejos de disminuir el estrés, es al contrario, vemos que sigue aumentando, no vemos para cuándo y a mí me estresa mucho y me da mucho temor, sobre todo cuando regresamos del aislamiento y veíamos a varios compañeros que se recontagiaron, simplemente el hecho de saber que te puedes enfermar y de una forma no tan favorecedora como la primera vez, da más miedo y siento que no me he podido adaptar.
Ya en este momento comienzan a ser más visibles las diferencias entre la forma de trabajar de unos y otros, y aunque unos den todo de sí no se da el mismo reconocimiento por parte de nuestros jefes y eso a veces crea conflictos entre el mismo personal, y no queda más que seguir trabajando, porque lo haces por los pacientes.
– ¿Ha recurrido a atención psicológica especializada o a algún tipo de terapia?
En el hospital tenemos un psicólogo que nos atiende cuando hemos presentado algún tipo de estrés, y yo por ejemplo sí llegué a solicitar terapia y sigo buscando ayuda para volver a estar normal.
– ¿Cómo se encuentra la capacidad hospitalaria donde usted labora? ¿Hay camas y personal suficientes?
No siento que en este momento nos esté rebasando la capacidad hospitalaria, al menos en el hospital en donde yo laboro no, porque siempre se tuvo el cuidado de tener el suficiente personal para los pacientes.
Lo que sí me he enterado, pero no me consta, es que ya no hay un medicamento que casi siempre hay, que es un tipo de anticoagulante que no sólo se usa para pacientes Covid sino también para pacientes de trauma, pacientes renales y así.
En cuestión de áreas Covid, en el hospital se tienen tres zonas para recibir pacientes y desde hace como dos meses ya nada más eran dos y llegó un momento que incluso sólo se usaba una, pero sólo fue por una semana, ya luego siguieron llegando pacientes, pero en ningún momento se han activado las tres áreas, sin embargo creo que si abrieran la tercera ya no habría personal para atenderlos.
Hace como un mes nos dijeron que el hospital ya no iba a ser Centro Covid y que para el 1° de septiembre íbamos a regresar a la normalidad, la consulta se iba a abrir y nada más se iban a recibir, si acaso, las urgencias respiratorias, pero no se puede porque los pacientes de Covid siguen llegando y no se les puede negar la atención.
– ¿Ha padecido el Covid-19 en algún momento, o alguna persona de su entorno más próximo (familiares, amigos…)? ¿Cómo vivió ese momento?
Tenemos un departamento de atención a la salud para el trabajador, y a todos los que salimos positivos en algún momento, nos mandó llamar el médico y nos hizo un examen médico para descartar secuelas, rayos X, laboratorios, y si salían alterados en algo nos mandaban con un especialista, hasta neumólogos.
Prácticamente a todos los que nos dio Covid tenemos algún tipo de secuelas, por ejemplo yo que fui asintomática batallo para respirar, me agito muy rápido, aunque mis pulmones están bien, no tienen fibrosis ni nada, pero no se sabe por qué seguimos con agitación.
Además estaba muy triste cuando tuve que aislarme y dejar a mi hijo, entonces la primera noche que pasé con él me desperté gritando que ¿dónde estaba mi hijo?, fue de lo más feo que me tocó vivir en ese momento.
– Descríbanos lo primero que usted observa al llegar al hospital, ¿cómo se ven las instalaciones?, ¿descríbanos el rostro del personal médico?
Todos los que somos enfermeros o médicos nos dedicamos a esto porque amamos nuestra profesión, nos gusta dar el servicio a la gente, es para lo que estamos acostumbrados a hacer, pero lo que yo veo ahorita diferente es cansancio y agotamiento, y algo que nunca nos había pasado era no tener ganas de ir a trabajar, creo que es lo que ha cambiado a la mayoría.
Cuando les ves el rostro a tus compañeros que entran a la zona Covid enseguida te das cuentas, porque ya todos tienen marcas de los cubrebocas en sus ojos, en su nariz, boca, por el tipo de protección; compañeros que son muy joviales y alegres ya están apagados, a lo mejor siguen con sus mismas bromas pero su rostro ya no es igual, ya se ve mucho cansancio.
– ¿Qué mensaje envía a las personas que en este momento han dejado de acatar las medidas sanitarias?
Yo le pediría a la gente que no bajen la guardia, porque aunque ya no acaten las medidas preventivas el virus sigue, todavía está ahí y nos podemos contagiar en cualquier parte.
Si hay que regresar a nuestra vida normal, y aunque muchas personas dicen que es un virus con el que tenemos que aprender a vivir, no sabemos cómo nos va a dar en caso de enfermarnos, no sabemos si nos va a dar de forma leve como cualquier gripita, o si te va a dar la enfermedad grave, que batalles para respirar o que necesites el apoyo de un ventilador.
Realmente es un volado, no sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo, aunque te cuides siempre, aunque seas atlético y lleves una buena alimentación, o incluso que tengas comorbilidades como diabetes e hipertensión, no sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo, independientemente de cómo sea tu salud.
* Nombre asignado para preservar la identidad y privacidad de la entrevistada.