En varias partes de Estados Unidos, las cigarras están saliendo a la superficie después de pasar 17 años bajo tierra, y pronto podrían tener que contender con las avispas asesinas, que están listas para cazarlas.
Las “cigarras periódicas” son insectos voladores de gran tamaño que surgen en intervalos de 13 o 17 años en períodos escalonados en distintos estados, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Esta especie es distinta de las “cigarras anuales”, que surgen cada año.
Las cigarras periódicas pasan la mayor parte de su vida bajo tierra como “ninfas”, es decir, como la forma inmadura del insecto. Sin embargo, al terminar el período de 13 o 17 años, según la especie, los insectos salen de la tierra y evolucionan hasta alcanzar su fase adulta.
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Estos insectos se agrupan en camadas, cada una de las cuales surge en años distintos. Como resultado, los especímenes adultos emergen en alguna parte de Estados Unidos casi cada año, y en 2020, los puntos de máxima concentración serán el sureste de Virginia, Carolina del Norte y Virginia Occidental.
En su fase adulta, las cigarras viven entre dos y cuatro semanas, y en ese lapso, los machos tratan de atraer a las hembras, produciendo un fuerte zumbido.
Aunque este zumbido es clave para la proliferación de las cigarras, el “canto” de los machos también coincide con el surgimiento de avispas asesinas de cigarras adultas en algunas partes de Estados Unidos, se informa en The North Plate Telegraph .
Estos insectos, algunas de cuyas especies pueden alcanzar hasta 6 cm de largo, cazan a las cigarras hembras y machos, atrapándolas en los árboles, en la tierra, o en pleno vuelo. Una vez que las avispas han capturado a una cigarra, le inyectan veneno para paralizarla. Después, la arrastran a su madriguera para alimentar a los huevecillos en desarrollo.
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Las avispas asesinas no son la única amenaza para las cigarras. Nuevas investigaciones han revelado escalofriantes detalles acerca del hongo parásito Massospora, que manipula a las cigarras macho infectadas para que agiten las alas como las hembras, un gesto que los machos ven como una invitación a aparearse.
Esto hace que los machos desprevenidos se acerquen, dando al hongo, que contiene compuestos alucinógenos que se encuentran también en los hongos mágicos, una forma eficaz de pasar de un insecto a otro, según un estudio publicado en la revista PLOS Pathogens.
“Esencialmente, las cigarras se atraen unas a otras hacia la infección, debido a que a las cigarras sanas les interesa aparearse”, dijo en una declaración Brian Lovett, de la Universidad de Virginia Occidental y coautor del artículo. “Los compuestos bioactivos pueden manipular al insecto para que permanezca despierto y siga transmitiendo el patógeno durante más tiempo”.
El hongo tiene terribles consecuencias para la cigarra, pues consume los genitales y el abdomen del insecto, mientras produce esporas que pueden infectar a otros insectos. Los autores del estudio de PLOS compararon al hongo Massospora con la rabia, que también se apodera del cuerpo de su hospedero como un medio para propagarse en otros individuos.
“Cuando una persona está infectada con rabia, se vuelve agresiva, le teme al agua y no puede deglutir”, señaló Lovett. “El virus se transfiere a través de la saliva y todos esos síntomas convierten a la víctima, esencialmente, en una máquina de propagación de la rabia, con mayores probabilidades de morder a otras personas.
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“En ese sentido, todos estamos muy familiarizados con la transmisión mediante un hospedero activo. Dado que nosotros también somos animales, al igual que los insectos, nos gusta pensar que tenemos el control absoluto de nuestras decisiones y damos por sentado nuestro libre albedrío.
“Sin embargo, cuando estos patógenos infectan a las cigarras, resulta muy claro que el patógeno es quien acciona los botones conductuales de la cigarra para obligarla a hacer cosas que no la benefician, pero que sí favorecen mucho al patógeno”, dijo.
Matthew Kasson, de la Universidad de Virginia Occidental y también coautor del estudio, dijo en una declaración: “El hongo puede mantenerse más o menos en espera dentro de su hospedero durante los próximos 17 años hasta que algo lo despierte, quizás alguna señal hormonal, y posiblemente permaneciendo en estado latente y asintomático en la cigarra que le sirve de hospedero”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek