La arena del Sahara tiene como principal característica un impacto positivo considerable en la calidad del aire y la visibilidad en los cielos. Además, de acuerdo con estudiosos de la meteorología, el polvo mineral suspendido absorbe la luz solar y regula la temperatura.
La inusual capa de polvo sahariano que cruzó hacia el oeste el Océano Atlántico y que se ha movido sobre el Golfo de México y extendido hacia América Central y sobre parte del Océano Pacífico oriental está conformada por 100 millones de toneladas de polvo, de acuerdo con la NASA.
Sin embargo, gran parte de su contenido se va quedando en el recorrido que hace al atravesar el Atlántico desde África.
“Este polvo contiene minerales que fertilizan el océano y la tierra; en ese sentido, los suelos de Yucatán, Quintana Roo y Campeche podrían verse beneficiados. Además, al tratarse de un compuesto altamente árido y seco, inhibe la formación de huracanes y nubes”, explicó a Gaceta UNAM, el investigador Luis Antonio Ladino Moreno, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA).
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El doctor Ladino también indicó que, cada año, los desiertos africanos, siendo el del Sahara el más grande, emiten a la atmósfera unos 800 millones de toneladas métricas de partículas finas de polvo, y cada verano, entre los meses de julio y agosto, se dirigen hacia el Caribe, impactando la península mexicana.
No obstante, en este 2020 existe una diferencia porque ahora la masa es la más grande en los últimos 50 años y su permanencia sería de cuatro días en la zona para después ascender por el Golfo de México y llegar a Texas, Luisiana, Alabama y Florida, en Estados Unidos.
Mientras transita por parte del planeta, las partículas de polvo que constituyen en gran medida roca triturada, muy fina, compuesta por diferentes elementos químicos como el fósforo y el nitrógeno, benefician a la tierra y sirven como abono para las plantas.
También puede favorecer el ecosistema marino. De acuerdo con estudios de la NASA, al caer el polvo al océano, las partículas más livianas se quedan en la zona donde están los microorganismos como el fitoplankton o bacterias animales, los cuales pueden hacer uso de este y liberar nutrientes útiles que sirven de alimento a otros organismos.
Asimismo, estudios han demostrado que en regiones como el Amazonas la presencia del polvo que contiene fósforo y hierro se han obtenido fertilizante para el crecimiento de los bosques. Mientras, en el mar las algas crecen y producen mayor oxígeno.
EFECTOS NOCIVOS EN LA SALUD HUMANA
Varias investigaciones epidemiológicas han demostrado que los brotes de polvo del Sahara también pueden causar efectos negativos en la salud.
Cuando las partículas de polvo entran en contacto con los seres humanos pueden ocasionar en muchas personas problemas en la salud tales como alergias y crisis asmáticas debido al alto contenido de bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas que presenta el polvo.
Estos contaminantes los recoge en su paso por zonas deforestadas del norte de África, particularmente los países subsaharianos intensamente afectados por desertificación generada por el agotamiento de los bosques, debido al uso no controlado de los recursos naturales, informó el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
Hallazgos recientes indican que durante los brotes de polvo del Sahara las partículas artificiales locales pueden tener efectos más fuertes en la salud que durante los días sin brotes. La nube podría influir en la mayor toxicidad observada en el aire ambiente local, señala el estudio Efecto de las variaciones de la profundidad de la capa de mezcla atmosférica sobre la calidad del aire urbano y la mortalidad diaria durante los brotes de polvo del Sahara, del Centro Nacional de Información Biotecnológica de Estados Unidos.
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Entre los efectos de las tormentas de polvo en la salud humana se encuentran los trastornos respiratorios (incluido el asma, la traqueítis, la neumonía, la rinitis alérgica y la silicosis), los trastornos cardiovasculares (incluido el accidente cerebrovascular), la conjuntivitis, las irritaciones de la piel, la meningitis meningocócica, la fiebre del valle, las enfermedades asociadas con la floración de algas tóxicas y la mortalidad, así como lesiones relacionadas con accidentes de transporte, indica la investigación Polvo del desierto y trastornos de la salud humana, también del Centro Nacional de Información Biotecnológica estadounidense.
Sobre el tema, The Washington Post publicó un artículo donde se explica que “el polvo que se deposita en el océano puede promover el crecimiento de varias especies de bacterias, incluido el vibrio. Los compuestos metálicos contenidos en el polvo proporcionan alimento a las bacterias, lo que favorece su proliferación. Según los CDC, el vibrio es más común entre mayo y octubre, pero puede permanecer todo el año en climas donde el agua es lo suficientemente cálida. El vibrio es problemático si se ingiere, principalmente asociado con mariscos poco cocidos”.
El alergólogo Vicente Román explicó a un medio español que “si la nube es persistente puede provocar dolor torácico que desencadena en ocasiones crisis de ansiedad”.
“Mientras continúe llegando el viento acelerado del este, el polvo del Sahara continuará también afectando nuestro entorno, por lo que es recomendable el uso de una mascarilla para evitar inhalar estas partículas de polvo contaminado que en algunos casos pueden enfermarnos y en otros agudizar los cuadros por enfermedades respiratorias que ya se tienen”, recomendó el SICA.
En México, el Centro Nacional de Prevención de Desastres, sugirió seguir algunos consejos, a saber, que las personas con enfermedades respiratorias crónicas (EPOC o asma), adultos mayores, mujeres embarazadas y niños usen protectores respiratorios tales como mascarillas o un pañuelo de tela húmedo para cubrir nariz y boca.
Además, si se tiene sensación de cuerpos extraños en los ojos, lavarse con abundante agua. Es preferible utilizar agua potable o hervida y lavarse las manos antes de iniciar el procedimiento.
Por otro lado, recomienda cubrir las fuentes de agua como pozos, recipientes o estanques de almacenamiento de agua para evitar contaminación y utilizar equipo de protección personal como gafas, cubrebocas o pañuelo de tela húmedo para proteger nariz y boca.
Finalmente, el organismo sugiere humedecer el piso de casa antes de barrer para evitar la resuspensión del polvo que pudiera acumularse en el suelo.