En Haití existen altas posibilidades de que se produzca un nuevo brote de COVID-19 a gran escala, lo que llevaría a ese país a una crisis humanitaria.
En muchas zonas de la región los casos de contagio se están duplicando en cuestión de días. La pandemia llega a un Haití azotado por el terremoto de 2010, el cólera, el dengue, la pobreza extrema, la insalubridad, la desnutrición y la violencia.
Ante la llegada de la pandemia, el presidente de ese país, Jovenel Moïse, dijo que el coronavirus está matando silenciosa y secretamente a Haití y que los jóvenes no están a salvo.
El país más pobre del hemisferio tiene una población en su mayoría compuesta por jóvenes. De acuerdo con el Instituto de Estadísticas, más del 50 por ciento tiene menos de 23 años; el 34 por ciento, menos de 15 años, y 4.5 por ciento, más de 65 años.
Entérate: Haití, en vías de un colapso sanitario
La directora general de la Organización Panamericana de la Salud, Clarissa Etienne, alertó del peligro en el que se encuentra ese país ante el próximo brote de coronavirus.
Etienne señaló que, aunque hasta ahora solo se han presentado 101 casos y 12 muertes, el tercio son de transmisión local y la probabilidad de que avance la propagación es extremadamente alta:
“Ya han regresado 17,000 haitianos de República Dominicana, donde hay transmisión comunitaria y se espera que este número llegue a 55,000 en dos o tres semanas. Se acerca una tormenta perfecta”.
Te puede interesar: Haití, el país más pobre del Caribe, anuncia los primeros casos de coronavirus
Además, enfatizó en que no existe suficiente conciencia en las comunidades sobre la amenaza que representa la pandemia, por lo que es extremadamente difícil establecer el distanciamiento social adecuado.
“La mayoría de los haitianos no tienen acceso a agua potable y saneamiento y muchos viven en hogares atestados donde la cuarentena y el aislamiento no existen. Además, existe el riesgo de que la creciente inseguridad alimentaria provoque hambruna”, comentó Clarissa Etienne.
Haití también padece disturbios civiles y limitaciones de un sistema sanitario que ofrece pocas camas para el tratamiento de los pacientes con coronavirus, explicó la directora general de la Organización Panamericana de la Salud. A ello se suma que no existen suficientes médicos y tampoco equipos de protección para hacerle frente al coronavirus.
El presidente de ese país, Jovenel Moïse, habría asegurado en días anteriores, que los efectos colaterales del coronavirus recaerían en la economía del país y que traería consigo hambruna y más pobreza.