Era septiembre de 2014 cuando los kurdos sirios que vivían en la ciudad de Kobane, en la frontera con Turquía, pidieron ayuda para combatir al Estado Islámico (EI) que avanzaba sobre esta región desde que la guerra comenzó en Siria en 2011.
Desde Turquía y otras partes del mundo, miles de personas acudieron al llamado de auxilio contra la barbarie del EI.
Fue así que las Unidades de Protección Popular (YPG por sus siglas en kurdo), una milicia kurda de origen sirio, acudió a la ciudad para combatir a los militantes del EI.
Al mismo tiempo, las Unidades Femeninas de Protección (YPJ), creadas en 2013 en la región de Rojava (norte de Siria), se unieron a su contraparte masculina para impedir el avance de los yihadistas.
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Desde que comenzó el conflicto bélico en Siria, estas mujeres kurdas han destacado en el ámbito militar, político y civil.
Reuters reporta que alrededor de 30,000 mujeres han formado parte de estas unidades que también lucharon por la comunidad yazidí (una minoría religiosa con orígenes en el Zoroastrismo), que reside mayoritariamente al norte de Irak y en partes de Siria, Turquía e Irán. Esta comunidad religiosa es perseguida por el Estado Islámico por considerarlos infieles y no convertirse al Islam.
La milicia femenina de las YPJ junto con sus colegas del YPG, se aliaron a los soldados estadounidense para frenar el avance de los yihadistas y liberar las ciudades sirias capturadas bajo su llamado “Califato”.
Aunque ahora que Estados Unidos se marchó de Siria, estas unidades están bajo el asedio del ejército turco que los ve como enemigos al considerarlos parte del partido PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), considerado por el gobierno como una organización terrorista.
La lucha de las mujeres
“Las mujeres llevamos una doble lucha. Queremos el reconocimiento de los derechos del pueblo kurdo y conseguir la emancipación de la mujer en un Medio Oriente marcadamente patriarcal”, dijo la soldado Yanda Welat a los periodistas David Meseguer y Karlos Zurutuza para su libro Respirando fuego.
Además del apoyo militar que ofrecen, estas mujeres tratan de romper con el estereotipo del rol de la mujer en esta región, que históricamente ha estado subyugado a una sociedad profundamente machista y conservadora. “No quiero casarme o tener hijos o estar en casa todo el día. Quiero ser libre”, dijo la General Zelan al portal web de la revista británica The Week.
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De acuerdo con Erin Trieb, una fotógrafa que se dedicó a documentar la vida diaria de las mujeres del YPJ en Siria, ellas quieren la equidad entre hombres y mujeres. “Una de las razones por las que se unieron a la milicia fue para cambiar la percepción sobre la mujer en su cultura”, afirmó Trieb a la revista.
Según Trieb, el dicho entre muchos kurdos sirios es que el Estado Islámico está aterrorizado de ser asesinado por mujeres porque si lo hacen, no irán al cielo.
Lo cierto es que estas mujeres han sabido desempeñar su papel en la milicia independientemente de su género. Además de luchar contra los combatientes del EI, luchan contra la ideología y cultura machista que aún permea en Medio Oriente y en las interpretaciones extremas del Islam.
Kurdistán Washukani, una comandante de las YPJ le dijo al portal ANF News, “Si puedes liberar a la mujer, puedes liberar a la sociedad. Las mujeres kurdas y también las mujeres árabes ganaron moral y valentía. Entonces se convierten en un ejemplo para todas las mujeres de la región”.
Con información de La Vanguardia, Vice y Europa Press.