A diario personas mueren o pierden una extremidad por pisar una mina terrestre, ya sea antipersona o antivehículo.
Las minas afectan principalmente a la población civil. Por ejemplo, restringen la libre circulación de personas y ayuda humanitaria. Convierten las tierras en no aptas para el cultivo, se impide el acceso al agua y alimentos.
En pocas palabras, se imposibilita llevar una vida en el lugar donde se sembraron.
A pesar de que este tipo de minas están prohibidas por la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersona adoptada en 1997, su uso aún está presente en distintos conflictos bélicos además de aquellas regiones que permanecen contaminadas incluso después de haber concluido los combates.
Países como Vietnam, Colombia, el Sáhara Occidental y Afganistán, son solo algunos de lo que sufren los estragos del uso de estas armas.
Por ello, y con el apoyo de organismos internacionales, se han organizado equipos desminadores para limpiar las zonas y regresarles un poco de normalidad y tranquilidad.
Dentro de estos equipos, se destacan las brigadas conformadas exclusivamente por mujeres, quienes a la par de sus colegas hombres, arriesgan su vida al desactivar estos artefactos.
Muchas veces lo hacen sin importar si su familia está de acuerdo o no o si tienen que pasar largas temporadas fuera de casa. El común denominador entre todas estas mujeres, es el deseo de evitar que más personas salgan lastimadas.
Sáhara Occidental
El territorio del Sáhara Occidental, localizado al norte de África, también es una zona bastante contaminada por minas terrestres. Desde que Marruecos invadió el país en 1975, plantó millones de explosivos en diversas partes de esta región que clama como suya.
Hasta la fecha, el reino marroquí no ha querido revelar la localización de las minas, lo que dificulta el proceso de desactivación. Según cálculos de organizaciones que han trabajado allí, existen un estimado de 7 millones de minas. Hay 2,500 víctimas entre muertos y heridos.
Por ello, los saharauis han formado grupos de desminadores como el SMAWT (Saharawi Mine Action Women Team), conformado exclusivamente por mujeres.
Este grupo se encarga de desactivar las minas terrestres plantadas en la zona aledaña al muro de 2,700 kilómetros de longitud que Marruecos construyó en el Sáhara Occidental; así como de sensibilizar a la gente sobre su existencia y sus peligros.
Las integrantes del SMAWT además de arriesgar su vida al realizar este trabajo, se enfrentan a las críticas por el hecho de ser mujeres haciendo labores que solían ser casi exclusivamente de los hombres.
Pero gracias a su buen desempeño en la neutralización o desactivación de las minas, han podido callar a esas voces críticas.
Medjed Ahmudi, unas de las integrantes del grupo, cuenta que se unió por la invitación de una amiga de la universidad. “Cuando fui, me dio vergüenza porque en todo este tiempo yo no sabía de ello. Mucha gente de mi sociedad no sabe del problema y eso es lo que tengo que hacer, ir sensibilizando y que ellos sepan”, explicó en entrevista a Newsweek México.
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“Algún día vamos a estar libres, y vamos a tener que regresar a nuestro territorio. Y ahí nos vamos a enfrentar con el problema de las minas. Así empecé mi lucha y seguiremos luchando por ello”, concluye Medjed.
Aunque cada una de las integrantes del SMAWT se ha unido a este proyecto por distintas razones, algo que tienen en común todas es el compromiso con su país y el poder salvar vidas con cada mina que quitan.
Vietnam
“Desminar para reconstruir”. En un lugar aislado del centro de Vietnam, un equipo integrado solo por mujeres desactiva bombas que datan de la guerra contra Estados Unidos, algo que ha causado decenas de miles de víctimas desde el final del conflicto en 1975.
“Mi marido resultó herido por municiones sin explotar cuando iba a trabajar”, explica a la AFP Tran Thi Hanh. “Esto es lo que me motiva a hacer este oficio. Para que nadie se encuentre en la misma situación”.
A más de 40 años del fin del conflicto, se calcula que tres millones de bombas lanzadas por Estados Unidos contra Vietnam durante la guerra siguen enterradas en suelo vietnamita.
El centro del país está particularmente afectado. Cada año, esas bombas sin explotar causan numerosas víctimas.
Desde 1975, más de 40,000 personas murieron y 60,000 resultaron heridas, según datos del gobierno vietnamita.
La mayoría de las bombas se activan durante el arado de la tierra. Una vez que el equipo limpia un sitio, éste puede convertirse en una superficie agrícola.
Colombia
Según el Alto Comisionado para la Paz de Colombia, desde 1985 hasta la fecha, se han registrado 11,811 víctimas por la explosión de minas antipersona sembradas por las guerrillas durante las cinco décadas de conflicto armado en el país. De éstos, 9,513 resultaron heridos mientras que 2,298 murieron.
Se sabe que después de Afganistán, Colombia es el país más afectado por este tipo de artefactos explosivos.
Por ello, un grupo de mujeres desminadoras pertenecientes a la organización humanitaria “Ayuda Popular Noruega”, trabajan para descontaminar el país.
Ellas trabajan en Caquetá, uno de los 32 departamentos (estados) que conforman el país y que fue un importante bastión de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
Desafortunadamente, no existen mapas ni información concreta sobre la localización exacta de los explosivos, algo que complica aún más su labor. Además de que en esta región aún existen zonas en las que los disidentes de las FARC no permiten la entrada de desminadores, por lo que el riesgo está latente para todos.
Debido a esto, cada excavación se tiene que hacer con mucha precisión para evitar accidentes. Las mujeres trabajan bajo estrictas medidas de seguridad y utilizan un traje de protección especial.
“Desminar Colombia tomará una generación, decenas de miles de especialistas y mucha cooperación internacional”, advertía el exministro de Defensa Luis Carlos Villegas, en una entrevista con la AFP.
Afganistán
Cuando Najeeba Qasimi decidió dedicarse al desminado el primer obstáculo que se encontró fue en su propia casa.
Su padre, su madre y otros familiares se oponían a que dedicara su vida a un trabajo que consideraban impropio para una mujer por los graves riesgos que conlleva, en un país en el que muchos no aceptan que ellas asuman los mismos trabajos que ellos.
En lugar de resignarse, esta joven afgana tomó una cámara y grabó un video para mostrarles a los suyos en qué consiste su trabajo y por qué merece la pena arriesgar su vida para que no mueran más personas por pisar una mina o un artefacto explosivo improvisado.
Najeeba convenció a su familia, completó el periodo de instrucción y hoy forma parte de un equipo pionero formado únicamente por mujeres que en 2018 terminó el desminado de Bamiyán, una región del norte de Afganistán que durante siglos albergó los dos budas gigantes que los talibán hicieron volar por los aires en 2001 por considerar que eran estatuas contrarias al Islam.
En estos dos años de trabajo, Najeeba ha tenido que aguantar amenazas por teléfono y también desde las redes sociales de personas que le exigen que abandone su trabajo y que le reprochan que lo que hace no es algo que deban hacer las mujeres, menos aún las musulmanas.
Sin embargo, ella se mantiene firme en este trabajo que considera necesario y que también disfruta.
Según datos del Centro de Coordinación de Acción contra Minas de Afganistán (DMAC), las primeras mujeres expertas en detección y retirada de minas han conseguido liberar más de 180 millones de metros cuadrados de superficie en esta provincia, hasta lograr que sea declarada la primera región libre de minas de las 34 que componen en Afganistán.
Bamiyán cuenta actualmente con 20 desminadoras, distribuidas en dos equipos distintos.
Con información de ONU, CICR, AFP, Agencia Anadolu y Europa Press.