Poco menos de 423 millones de armas de fuego fueron producidas o importadas para ser usadas por civiles en Estados Unidos de 1986 a 2018, lo cual indica que el número de armas que actualmente están en circulación sigue siendo muy alto.
Se trata de un cálculo a la baja, ya que no se incluyen las armas de fuego que fueron producidas antes del periodo estudiado, aunque tampoco se tomaron en cuenta las armas que pudieron haber sido retiradas de circulación después de su producción.
Además, en un nuevo informe de la industria, realizado por la Fundación Nacional de Deportes de Tiro de Estados Unidos, que es el grupo comercial de la industria, se encontró que más de 17.7 millones de rifles deportivos modernos, un término que comprende a los rifles semiautomáticos como el AR-15, fueron producidos o importados de 1990 a 2017.
“Estas cifras le muestran a la industria que Estados Unidos tiene un fuerte deseo de seguir adquiriendo armas de fuego para propósitos legales”, afirmó en un boletín de prensa Joe Bartozzi, presidente de la fundación. “El rifle deportivo moderno sigue siendo el rifle de disparo central más popular de cuantos se venden actualmente en Estados Unidos, y es claramente un arma de fuego muy común, ya que existen más de 17 millones poseídas legalmente en la actualidad. La continua popularidad de las pistolas demuestra un fuerte interés por parte de los estadounidenses de protegerse a ellos mismos y a sus hogares, y de practicar deportes de tiro recreativo”.
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A pesar de los llamados a prohibir las denominadas armas de asalto, este tipo de armas de fuego son muy utilizadas entre la sociedad civil estadounidense y en otras partes del mundo. En 2017, los rifles deportivos modernos, que entran en la categoría de lo que los activistas suelen llamar “armas de asalto”, constituyeron más de la mitad de todos los rifles producidos en Estados Unidos.
La producción nacional de armas de fuego en Estados Unidos ha fluctuado ampliamente en los últimos años. A partir de 2005, la industria experimentó un crecimiento estable y producía cada vez más armas cada año, con tan solo una caída incremental en 2010. Sin embargo, alrededor de 2014, ese crecimiento cayó en picada 15 por ciento antes de recuperarse durante los siguientes años, para volver a hundirse, por más de 25 por ciento, en 2017.
En un cálculo preliminar para 2018 se indica que la industria podría seguir en su tendencia a la baja, al producir únicamente poco más de 7.6 millones de armas de fuego en total, unos cuantos cientos de miles menos que el año pasado.
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La industria de las armas de fuego es inusualmente susceptible a los sucesos políticos y culturales más importantes, por lo que las compras pueden variar de un año a otro, según si se aproxima una elección o de cuál sea el tenor del discurso nacional.
En el diario Connecticut Post se indica que, tras el tiroteo ocurrido en 2012 en la Escuela Primaria Sandy Hook de Newtown, las ventas de pistolas en ese estado aumentaron gradualmente. Justo antes de la elección presidencial de 2016, las ventas también crecieron en gran medida.
El Centro Pew de Investigación ha calculado que 30 por ciento de los adultos estadounidenses poseen un arma de fuego, y 11 por ciento viven con alguien que la posee. Los hombres caucásicos tienen mayores probabilidades que cualquier otro subgrupo de poseer un arma de fuego. Cerca de la mitad de ellos tienen una, de acuerdo con Pew, mientras que poco menos de la cuarta parte de las mujeres caucásicas y de los varones no caucásicos cuentan con un arma de este tipo.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek