HACE 50 AÑOS NACIÓ un enfoque revolucionario en la televisión infantil cuando Joan Ganz Cooney, la creadora de Plaza Sésamo, se atrevió a pensar que la televisión se podía usar con propósitos educativos y que, al hacerlo, podía marcar una diferencia para todos los niños. Por primera vez, investigadores educativos, escritores y productores se reunieron para desarrollar la serie, la cual mezclaba fantasía y realidad junto con un elenco racialmente diverso y una variedad encantadora de títeres. Desde su primer episodio, en noviembre de 1969, Plaza Sésamo —y su icónica canción principal— se convirtió en un éxito inmediato.
Más o menos al mismo tiempo, otro productor visionario se hacía preguntas diferentes sobre el poder de la televisión para cambiar las vidas de los niños. En vez de la comedia bufonesca, un gentil ministro presbiteriano vistiendo una chaqueta de punto y llamado Fred Rogers se preguntaba si la televisión podía respetar a los niños y darles un espacio para expresar sus sentimientos. ¿Alguien podía hablarles directamente a los niños a través de la pantalla, para guiarlos a través de las alegrías y penas cotidianas de la niñez? Armado con esa visión, Rogers elevó los medios infantiles a un nivel enteramente nuevo con Mister Rogers’ Neighborhood.
Cuando niña, me inspiraron estos programas innovadores. Me sentía vista a través de la pantalla con Mister Rogers’ Neighborhood; de adulta, mi sueño era crear un éxito educativo con el que los niños quisieran jugar. Pero para cuando empecé mi carrera en los medios infantiles, hace casi 25 años, parecía que los programas más recientes en la televisión habían dado un paso atrás del idealismo de Cooney y Rogers.
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Más bien, la mayoría de las ofertas eran lo que yo llamo programación de “caja de cereal”: exitosas comercialmente, pero sin mucha “nutrición” o valor educativo. Era la motivación que necesitaba. Con la creación de Las pistas de Blue, en 1996, mis cocreadores y yo construimos sobre los cimientos de los pioneros de los medios infantiles y tratamos de llevarlos más allá. Como tenía antecedentes en desarrollo infantil, yo sabía que los niños eran espectadores activos de medios. ¿Podíamos usar el medio “pasivo” de la televisión para permitirles a los niños interaccionar, aprender, jugar, sentirse empoderados y escuchar?
Después de mucha investigación y desarrollo, puedo decir con seguridad que sí. Girando sobre la idea de que los niños interaccionarían con cualquier medio si se les daba tiempo y espacio para pensar, nació Las pistas de Blue. Durante sus diez años de transmisión, millones de niños aprendieron mediante hablarle a Steve, nuestro presentador, y practicaron habilidades mediante participar en juegos educativos con Blue. El resultado fue que los espectadores infantiles tenían mejores resultados en pruebas estandarizadas que quienes no veían el programa.
A través de su pausa nueva de “cuatro tiempos”, Las pistas de Blue literalmente les dio a los niños tiempo para darse un respiro. Ellos absorbían la información ofrecida y formulaban sus propias respuestas. Añadió interactividad a los elementos educativos, a la par que ofrecía más repetición y segmentos narrativos más largos, los cuales se demostró que daban todavía más “adherencia” al contenido educativo.
Hoy tenemos más maneras de crear medios como nunca antes y cantidades de investigación adicional y experiencia para crear medios de calidad que los niños quieran ver. Los consumidores tienen una cantidad abrumadora de contenido disponible en el acto y opciones infinitas de entrega. Conforme cambia la demografía, es aún más importante que vayamos más allá de lo que Plaza Sésamo inició hace años (y sigue haciendo hoy) cuando usaron un elenco diverso y reflejaron a los niños desfavorecidos en la pantalla. Debemos asegurarnos de que todos los niños se vean representados en la pantalla de los medios.
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Entonces, ¿cuál es el futuro de los medios? El futuro es tanto positivo como admonitorio.
Como hemos visto, las aplicaciones han cambiado la forma en que juegan los niños en edad preescolar y se han inclinado por la naturaleza intuitiva de la pantalla táctil. En el futuro, a través de contenido basado en historias, veremos a los niños asumir todavía más control, en verdad impulsando la historia hacia adelante: jugando con los personajes en tiempo real en un teléfono inteligente o un iPad y sumergiéndose visualmente en estos mundos a través de la realidad virtual.
Los experimentos en esta era tecnológica crearán oportunidades para usar estas herramientas nuevas para elevar el medio hacia un propósito más grande. Ya hemos visto algunos avances en esta área con contenido interactivo de elegir tu propia aventura como Blue’s Clues & You!, en Noggin’s Play Along; con los episodios interactivos en Netflix de Puss in Book, con Minecraft y You vs. Wild de Bear Grylls, y con otros en desarrollo. También será interesante ver cómo Apple se inclina por el espacio mediático interactivo con su nuevo contenido educativo para niños. El futuro estará basado en los experimentos y preguntas que hagamos para innovar y elevar más allá el contenido. ¿Se puede usar la tecnología para añadirle más capas a una historia, para entretener y educar a un nivel individualizado? ¿La realidad virtual puede ayudar a los niños a ponerse los zapatos del otro y hacerse más empáticos?
En un sentido más admonitorio, sabemos que los medios pueden y deberían hacer más que entretener. El contenido debería inspirar una acción —o lo que yo llamo “ver y hacer”—, donde los niños ven, se inspiran, aprenden y salen y crean un cambio. No podemos depender de la tecnología; necesitamos seguir experimentando y haciendo preguntas. ¿Por qué este programa? ¿Por qué ahora? ¿Por qué este artículo tecnológico? ¿Qué hace por el contenido en sí? ¿Lo eleva? ¿Empodera a los niños? ¿Ayuda a los niños a verse en la pantalla? ¿Estamos usando estas tecnologías nuevas para hacer contenido aún más poderoso y profundo que en verdad marque la diferencia para los niños en el mundo real?
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La verdad es que no importa cuánto avancemos en tecnología, los niños siguen siendo niños. Emocionalmente, los niños no han cambiado en las últimas cinco décadas, tampoco lo harán en la próxima. Todavía quieren establecer vínculos e interaccionar con los personajes que aman, quieren historias que los empoderen para entender el mundo a su alrededor, quieren ayudar y ser desafiados a aprender nuevas habilidades y todavía quieren reírse. Anhelan respeto y autonomía, a la vez que buscan la dirección de los adultos en quienes confían. Y todavía buscan en los medios las ideas de cómo participar con sus semejantes y sus ambientes. A veces, los avances más grandes en los medios son los “pequeños”, como crear interactividad con solo una pausa o empoderar a los niños al ver a través del lente de la cámara, como lo hizo Rogers.
Mañana tal vez tengamos herramientas diferentes para crear medios, pero el resultado final seguirá siendo el mismo que cuando Cooney empezó su proyecto: una visión, una idea creativa o una pregunta pueden ser una manera poderosa de mejorar las vidas de los niños.
Y el futuro de los medios infantiles siempre empezará con creadores que conocen a los niños, tienen una pasión, tienen algo que decir y quieren experimentar para elevar los medios para satisfacer las necesidades de los infantes.
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La autora es cocreadora, ganadora del Emmy, de Las pistas de Blue y Blue’s Clues & You!, y creadora de Super Why!, Daniel Tiger’s Neighborhood, Creative Galaxy, Wishenpoof y Charlie’s Colorforms City. Es autora de Preschool Clues y Radical Kindness, y es ejecutiva creativa de 9 Story Media Group. Las opiniones expresadas en este artículo son propiedad de la autora.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek