Un grupo de investigadores descubrió un extraño entierro antiguo en la costa central de Ecuador, en el que dos bebés fueron sepultados con “cascos” hechos con los cráneos de otros niños.
Según un estudio publicado en la revista Latin American Antiquity, los bebés fueron encontrados en excavaciones realizadas entre 2014 y 2016 en un complejo ritual conocido como Salango, dentro de dos túmulos funerarios que habían sido fechados aproximadamente en el año 100 a. C.
Junto con los dos bebés, los investigadores también descubrieron otros nueve conjuntos de restos en los túmulos.
Los autores del estudio, encabezado por Sara Juengst del Departamento de Antropología de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, señalan que este entierro es “excepcional”, y constituye la única prueba conocida del uso de cráneos jóvenes utilizados como cascos rituales.
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“Hasta donde sabemos, este es el único ejemplo de esta práctica en cualquier parte del mundo”, declaró Juengst a Newsweek. “[Aunque también es cierto que] durante la época prehispánica en América del Sur, la inclusión de cabezas adicionales en los entierros no es rara, ya fuera como trofeos obtenidos de los enemigos, o para asegurar la unión con los ancestros”.
En el estudio se indica que los “cascos” craneales fueron colocados alrededor de la cabeza de los bebés en el momento del entierro. Todos ellos mostraban señales de lesiones asociadas con el estrés corporal. Los investigadores afirman que es probable que los “cascos” aún tuvieran carne en ellos cuando fueron usados en el entierro, ya que sin ella, se habrían caído a pedazos, se informa en LiveScience.
De acuerdo con los investigadores, la cabeza humana era un “potente símbolo” para muchas de las antiguas culturas sudamericanas.
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“En Sudamérica, durante la época precolombina, la cabeza se representaba frecuentemente en la iconografía, en las vasijas, en las esculturas en piedra y con cabezas de carne y hueso”, afirmó Juengst. “En general, representa el poder, a los ancestros, y pueden demostrar el dominio sobre otros grupos, por ejemplo, mediante la creación de trofeos con las cabezas de los enemigos conquistados. Asimismo, para muchos grupos andinos, los niños tenían una importancia especial en circunstancias rituales, como los sacrificios infantiles realizados por los incas en las cimas de las montañas”.
No se sabe actualmente cómo murieron los bebés y los otros niños, ni tampoco por qué se elaboraron esos “cascos”. Sin embargo, una hipótesis indica que estos últimos servirían como una forma de protección en la otra vida. El equipo encontró junto los entierros varias figuras de piedra que representaban a los ancestros, lo que le da aún más credibilidad a esta idea.
“No tenemos ninguna prueba de que alguno de esos niños haya sido sacrificado, y la presencia de ciertas patologías indica que probablemente estarían bastante enfermos”, afirmó. “Sin embargo, aún no está claro cuál es la relación entre los entierros principales y los cráneos adicionales, o si existió tal relación. Sospechamos que hicieron esto como reacción ante algún tipo de desastre natural o social, y se aseguraron de que esos bebés tuvieran una protección extra, un vínculo adicional con sus ancestros a través de sus entierros”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek