El régimen sirio envió tropas este lunes al norte del país para intentar detener la ofensiva turca contra los kurdos, que le pidieron ayuda tras el anuncio de una retirada de los soldados de su aliado estadounidense de esta región.
“Unidades del ejército sirio entraron en la ciudad de Manbij”, indicó la agencia oficial SANA, después de su despliegue en las inmediaciones.
Un responsable local en esta ciudad, controlada desde 2018 por un consejo militar afiliado a las autoridades kurdas, confirmó a la AFP la entrada de las tropas a la ciudad y su “despliegue en las líneas del frente”.
Es la primera vez desde 2012 que las fuerzas del régimen entran en esta ciudad situada a 30 kilómetros de la frontera turca.
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Las tropas del régimen habían abandonado las zonas kurdas en 2012, cuando la rebelión asolaba otras partes del país golpeado por la guerra desde 2011, y conservaban solo una presencia en las ciudades de Qamichli y Hasaké (noreste).
La principal milicia kurda siria de las Unidades de Protección Popular (YPG) se retiraron el año pasado de Manbij, tras expulsar al grupo yihadista Estado Islámico en 2016, con ayuda de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
La entrada del ejército de Bashar al Asad en esta ciudad se produce después de que los kurdos le pidieran ayuda, tras acusar a su aliado estadounidense de haberles abandonado con el anuncio de una retirada de sus soldados de la región.
Los cerca de 1,000 soldados estadounidenses, que estaban desplegados en el norte de Siria, recibieron la orden de salir del país, indicó el lunes a la AFP un responsable estadounidense.
Esta retirada atañe a “todos” los militares desplegados en Siria, según este responsable, “salvo a aquellos que se encuentran en Al Tanaf”, una base controlada por unos 150 soldados estadounidenses en el sur de Siria.
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La retirada estadounidense podría provocar el repliegue de otras tropas occidentales presentes en el norteste de Siria.
Francia anunció el lunes que quería tomar “en las próximas horas” medidas para garantizar la seguridad de sus soldados.
Turquía lanzó una ofensiva el 9 de octubre para instaurar una “zona de seguridad” de 32 km de ancho, con el objetivo de separar su frontera de los territorios controlados por las Unidades de Protección Popular (YPG), una milicia kurda a la que Ankara acusa de “terrorista”.
Las fuerzas turcas y sus aliados locales conquistaron desde entonces una franja de unos 120 km de largo, desde la fronteriza ciudad de Tal Abyad hasta el oeste de Ras al Aín.
“Túneles bajo la ciudad”
El lunes, “cientos” de combatientes sirios aliados de Ankara y vehículos militares turcos estaban concentrados cerca de la periferia oeste de la ciudad de Manbij, según un corresponsal de la AFP.
Para frenar el avance turco, las fuerzas de Damasco se desplegaron en el sur de Ras al Aín, en la periferia de Tal Tamr, donde continúan los combates entre las tropas turcas y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), principal coalición de combatientes kurdos y árabes, vertebradas por las YPG, según el OSDH.
“Hay una gran red de túneles bajo Ras al Aín”, afirmó a la AFP Abu Basam, un comandante sirio proturco. Las FDS “se desplazan rápidamente bajo tierra”.
La intervención del régimen sirio constituye un giro que ilustra la complejidad de la guerra en Siria.
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Damasco suele criticar la autonomía de facto que instauró la minoría kurda aprovechando el conflicto en casi un tercio del territorio, en el norte y el noreste del país. Además, esta minoría estuvo durante décadas oprimida por el poder en Siria.
Para justificar el acuerdo con el régimen el alto comandante de las FDS Mazlum Abdi declaró a la revista Foreign Policy que “entre los compromisos y el genocidio de nuestro pueblo, elegiremos la vida”.
Desde el inicio de la ofensiva, 133 combatientes kurdos y más de 69 civiles habrían muerto, según el OSDH, así como 108 rebeldes proturcos. Asimismo, más de 160.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares, según la ONU.
Turquía anunció la muerte de cuatro soldados en Siria y de 18 civiles por el impacto de cohetes, tirados por los kurdos, en ciudades fronterizas turcas.
“Importantes sanciones”
Los kurdos mantienen todavía en sus prisiones a miles de miembros del EI, entre ellos un gran número de extranjeros, y a miles de familiares de yihadistas.
Los kurdos y varios países occidentales advirtieron del riesgo de que esta nueva situación pueda favorecer un resurgimiento del grupo EI.
El domingo, las autoridades kurdas afirmaron que casi 800 familiares de yihadistas huyeron de un campo de desplazados.
Pero el presidente estadounidense, Donald Trump, cuyo país es aliado de Turquía dentro de la OTAN, sugirió que los kurdos “podrían estar liberando algunos para hacer que nos involucremos”.