En 2019 la cantante Eugenia León está celebrando 45 años de carrera llena de éxitos y más de 25 discos y, sobre todo, del reconocimiento de su público.
A Eugenia la aplauden tanto en Bélgica como en Colombia. Newsweek México conversó con ella en Coyoacán, en el sur de Ciudad de México, y repasamos sus momentos más memorables.
—Así te quiero, de 1983, es uno de tus discos más significativos…
—Ese disco es mi orgullo porque, al salir del grupo [Sanampay] fui miedosa, tenía miedo de no estar lista, pero las cosas se dieron solas. El grupo comenzó a sufrir bajas, se le fue el alma a ese grupo, estuve ahí porque aún no tenía las alas para volar sola. Ese disco fueron mis alas, conseguí dinero prestado, dos amigos músicos me ayudaron y, después, ya no quise parar. El disco lo hicimos al alimón, una noche antes le llamé a Omar Guzmán, le dije: vamos a cantar “Tierra luna”, y se la estaba mandando por fax porque no existía nada, y para mediodía ya estaba el arreglo y así fuimos haciendo ese disco: con más amor y con más creatividad que con dinero.
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—Luego Cri Cri, en 1994. ¿Qué te lleva a él?
—Pues él era el compositor de los niños de mi generación, yo lo oía en el radio, no había discos en mi casa en ese tiempo. Pasaron muchos años, es una larga historia, yo conocí al maestro Francisco Gabilondo en un homenaje que le hizo el IMER en el Teatro de la Ciudad, me invitaron a mí y otros artistas, y él me echó el ojo. Yo no lo saludé ahí, para mí era una aventura, yo me hice mis vestuarios y a los días me llegó un ramo de rosas enorme y una carta (que me robaron, por cierto) escrita por su propia mano, donde él me decía: “Te quiero mucho, desde hace mucho tiempo, como cantante, aunque no me lo creas. Me gustaría que vinieras a comer a la casa”.
“Fuimos a esa comida con él, son cosas que no voy a olvidar nunca, hay personajes que he tenido el privilegio de conocerlos, y él me dijo: qué suertudota eres. Era mal encarado, no era de risa fácil, era malhumorado. En un momento de la comida me dice: ‘¿Verdad que no me tienes miedo?’. No había logrado que se me quitara el nervio de estar frente a él, aunque hubiéramos comido toda la tarde y tomado uno que otro whisky, pero seguía imponiendo demasiado su presencia”.
—Ahora viajemos al amor con Pasional, en 2006…
—Parte de mis gustos han sido como mi corazón de multifamiliar porque me fascinan las rancheras, los tangos, los boleros. Decía yo: necesito meter a todos en un disco, y Pasional fue eso, meter todo en un disco.
—Y llegamos a 2019 para celebrar 45 años de carrera. ¿Qué le quieres decir A los cuatro vientos?
—No les quiero decir nada, no tengo un discurso en especial. El año pasado me sentí y me sigo sintiendo contenta, necesitábamos un cambio como este y sigo pensando que, después de cantar canciones con contenido ideológico y estar en el Zócalo, pudimos decir ganamos todos, ganó nuestro voto por primera vez en la vida. Cuando me animé a hacer este nuevo disco creo que fui a los recovecos del corazón. No hablo de una comunidad, sino de qué les pasa a las personas cuando sufrimos de amor. Sentí la necesidad de irme por esa narrativa y no tanto con canciones que pudieran hablar de la tierra. ¿Qué cosas nos duelen? El amor, la muerte, la vejez, algo tiene el disco sobre la muerte, otro momento es cuando dicen ánimas que no amanezca y que el cuerpo aguante, hay que darle lo que quiera… Por ahí empieza la fiesta y vamos a otros pasajes. No puse el odio porque ya estamos hartos de él. Sí está cortavenas el disco.
Eugenia León presentará el disco A los cuatro vientos en el Palacio de Bellas Artes, el 7 de septiembre, en un concierto que lleva el mismo nombre.