Una mujer sufrió quemaduras de segundo grado debido a que se aplicó vapor caliente en la vagina, una controvertida práctica de la que se ha hablado mucho en años recientes.
La mujer anónima de 62 años desarrolló unvaginal e intentó resolver su problema con vaporizaciones genitales. El término prolapso hace referencia al descenso de cualquiera de los órganos de la región pélvica hacia la vagina. Este trastorno está causado por una debilidad o rotura en el piso pélvico y, según el órgano implicado, se clasifica como: prolapso anterior, consistente en el desplazamiento de la uretra (uretrocele), la vejiga (cistocele) o ambas; prolapso medio, causado por el descenso del útero (prolapso uterino) o del intestino delgado (enterocele); y prolapso posterior, cuando el recto empuja la pared posterior de la vagina (rectocele). En este caso, la mujer presentaba un cistocele de estadio IV; es decir, la vejiga asomaba por la vagina. Y debido a que los tratamientos no quirúrgicos habían fracasado, accedió a someterse a una operación.
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Ahora bien, antes de la cirugía, tuvo que acudir a una sala de emergencias donde confesó a los especialistas que había seguido el consejo de un médico chino tradicional, quien le indicó vaporizaciones vaginales, las cuales se hizo dos días antes.
El médico tradicional instruyó que pusiera una combinación de hierbas en agua hirviendo, colocara el recipiente en el inodoro y se posicionara sobre el vapor durante unos 20 minutos. La mujer siguió esta indicación una vez, y repitió el procedimiento al día siguiente.
Durante la exploración ginecológica, los médicos de urgencias descubrieron que la paciente presentaba quemaduras de segundo grado que involucraban el cuello uterino y la vagina, informa el estudio de caso publicado en la revista Journal of Obstetrics and Gynecology Canada.
La Dra. Magali Robert, profesora del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Calgary, Canadá, y autora de artículo, explica que la vaporización vaginal es una práctica centenaria que volvió a captar la atención del público en 2015, a raíz de que Goop -el sitio Web para estilo de vida creado por Gwyneth Paltrow- recomendaba el uso de vapor para limpiar “tu útero y otros” (el sitio ya ha retirado cualquier mención de esta práctica).
A veces descrita como “facial vaginal” o “v-steaming”, la vaporización vaginal se ha propuesto como un método para fortalecer y refrescar la vagina. El proceso implica posicionarse sobre un recipiente con una infusión caliente de hierbas o bien, ponerse en cuclillas sobre brasas rociadas con agua.
No obstante, los expertos insisten en que la vagina hace su propia limpieza.
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Las doctoras Hope Ricciotti y Hye-Chun Hur, de Harvard Women’s Health Watch, no tuvieron parte en el caso de estudio, pero advierten que no hay evidencias científicas de que la vaporización vaginal ofrezca algún beneficio.
“De hecho, hace mucho que se desalientan las duchas vaginales y otras prácticas antaño propuestas para la limpieza vaginal”, precisaron las especialistas en un comunicado.
“La vagina alberga una microbiota muy específica, por lo que la limpieza altera su equilibrio natural y, en teoría, puede aumentar el riesgo de infecciones vaginales. Es por eso que los ginecólogos no recomiendan esta práctica”.
La Dra. Ann Robinson, colaboradora de The Guardian, agregó que aumentar la temperatura de la vagina puede propiciar el desarrollo de bacterias y levaduras indeseables como Candida albicans, el agente causal de la candidiasis.
La autora del caso de estudio insta a la comunidad médica a no perder de vista que muchas mujeres podrían estar recurriendo a terapias como la vaporización vaginal.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos señala que el tratamiento del prolapso vaginal puede requerir de medios tanto quirúrgicos como no quirúrgicos.
Los ejercicios de Kegel (o entrenamiento muscular del piso pélvico; consistentes en contraer y relajar la región) pueden ser de utilidad, mas no solucionan el problema por completo ni de manera permanente. Otra opción es el uso de dispositivos llamados pesarios, cuya finalidad es sostener los órganos de la zona pélvica. Pese a todo, si estas estrategias no dan resultados, es muy posible que los ginecólogos recomienden una cirugía.