Un equipo de científicos advierte que las cucarachas están desarrollando resistencia a los insecticidas que usan los exterminadores, y que pronto se volverá “casi imposible” controlarlas con sustancias químicas.
La nueva investigación de la Universidad Purdue en West Lafayette, Indiana, sugiere que Blattella germánica (L.) -una cepa de cucaracha rubia o alemana- se volverá cada vez más difícil de erradicar debido a que las nuevas generaciones son cada vez más resistentes a los esfuerzos humanos para controlar sus poblaciones.
Los investigadores enfatizan que dicho control es en extremo necesario porque estas plagas representan una amenaza para la salud humana, ya que diseminan bacterias y producen heces que pueden provocar alergias y crisis de asma en adultos y niños.
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“No se había identificado este problema en las cucarachas”, comentó el Dr. Michael E. Scharff, profesor del departamento de Entomología de la Universidad Purdue y director del estudio de seis meses cuyos hallazgos fueron publicados el pasado 5 de junio en la revista Scientific Reports. “Hay cucarachas que están desarrollando resistencia a varias clases de insecticidas, y de manera simultánea, por lo que se volverá casi imposible controlar esta plaga utilizando solo sustancias químicas”.
El Instituto de Ciencias Alimentarias y Agrícolas de la Universidad de Florida describe el tipo de insecto en estudio como “la especie que da mala reputación a todas las otras cucarachas”, y asegura que son “incapaces de sobrevivir en lugares donde no hay personas o actividad humana”, puesto que medran en interiores cálidos en los que pueden acceder a la comida y el agua.
A decir de los investigadores de Purdue, existen varias clases de insecticidas capaces de controlar las poblaciones y cada cual tiene un efecto distinto en las cucarachas. Los aerosoles suelen contener una combinación de varias clases de sustancias químicas para asegurar que alguna de ellas impacte en los resistentes bichos, así que la reciente investigación puso a prueba su eficacia.
El artículo detalla que las cepas de cucaracha alemana fueron obtenidas en viviendas de Indianápolis y Danville, y que las sustancias utilizadas en las formulaciones fueron producidas por Univar Solutions.
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Para la primera prueba, utilizaron tres tipos de insecticida en rotaciones de tres meses, para luego repetir el procedimiento durante otro trimestre. En la segunda, recurrieron a una mezcla de dos insecticidas que administraron a lo largo de seis meses. Y para la tercera, los científicos usaron un mismo insecticida en las cucarachas que mostraron baja resistencia inicial, y repitieron el tratamiento durante seis meses.
En el primer experimento rotatorio, los investigadores determinaron que las sustancias mantenían estable la población, pero no la reducían. La prueba de mezcla tampoco funcionó y, poco después, la población se multiplicó.
Sin embargo, lo que ocurrió después fue extraordinario.
Tras la prueba con un mismo insecticida, los científicos hallaron que casi erradicaron la población de cucarachas gracias a que mostraban baja resistencia a la sustancia utilizada. Ahora bien, no todo fue miel sobre hojuelas, ya que, en otro experimento con un solo insecticida, la población de estudio se multiplicó debido a que su resistencia inicial fue de apenas 10 por ciento.
En opinión de Scharff, las cucarachas que sobrevivieron a los tratamientos no solo se volverían “esencialmente inmunes” a los insecticidas utilizados, sino que lo mismo ocurriría con sus crías. Lo más grave es que también se hicieron resistentes a otras clases de sustancias químicas “a pesar de que no estuvieron expuestas a ellas ni habían mostrado resistencia al insecticida”.
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“La consecuencia es que la resistencia aumentará entre cuatro y seis veces en una misma generación”, previno Scharff. “No teníamos la menor idea de que esto pudiera ocurrir tan rápido”.
Scharff agregó que el ciclo reproductivo de las cucarachas hembra es de tres meses, periodo en el que pueden producir cerca de 50 crías. Esto significa que hasta una pequeña cantidad de cucarachas resistentes a los insecticidas podría ocasionar serios problemas en muy poco tiempo. Por otra parte, la investigación apunta a que una población erradicada con un solo insecticida podría recuperarse en cuestión de meses.
Según Scharff, en adelante tendremos que combinar los tratamientos químicos con trampas para cucarachas y mejoras de sanidad, y advirtió que las regiones de bajos ingresos o las viviendas con subsidio federal tienden a ser las más afectadas por estos bichos.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek