Atreverte a tomar las riendas de tu vida es muy complejo. Comenzando por vencer miedos y prejuicios; más si has sido figura publica. Aquí un poco de mi historia.
HACE AÑO Y MEDIO comencé mi transición de reemplazo hormonal que supuso renacer. Hoy me siento en plenitud de vivir la vida que siempre había soñado. Han sido momentos de ver cambios en mi cuerpo, en mi voz; de vivirme como un varón, pero ¿cómo llegue hasta aquí?
En la década de 1990 fui parte de la selección nacional de taekwondo, representé dignamente a mi país en un sinnúmero de competencias como campeonatos y copas del mundo, juegos panamericanos, centroamericanos y del Caribe y juegos olímpicos. En ese entonces competí como Mónica del Real y algunos de mis resultados fueron ser uno de los cuatro taekwondoínes en conseguir tres medallas mundiales (bronces); ganar la primera medalla de oro en una copa del mundo en toda la historia del deporte femenil mexicano; lograr tres medallas de oro en panamericanos; tuve el honor de ser Premio Nacional de Deportes en 1997, y de retirarme con un noveno lugar en Sídney 2000, entre otros premios y resultados. En mi retiro, me nombraron Miembro Permanente del Comité Olímpico Mexicano (COM) en 2001.
Pasaron 17 años para decidirme a buscar información sobre cómo hacer mi transición de manera profesional y segura. Fue aterrador y me vinieron un sinfín de preguntas: ¿Qué pasará con todo lo que hice por mi país, se borrará? ¿Qué va a decir la gente? ¿Decepcionaré a mi familia y amigos?
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Busqué especialistas con experiencia en temas trans para hacer la transición y, poco a poco, me fui sintiendo más seguro.
A la par, comencé a sondear en un foro que se hizo en Beijing; pregunté a las personas del Comité Olímpico Internacional (COI) sobre su postura ante la transexualidad. Ellos respondieron que no tenían problema, que si conocía a alguien y les dije que yo era uno de ellos. Me dieron su apoyo al 100 ya que, actualmente, colaboro en un programa del COI que se llama Career+, el cual se imparte en todo el mundo, siendo yo uno de los cuatro embajadores en América Latina.
La World Olympian Association (WOA) lanzó la campaña “OLY” que consiste en registrarte en su sistema siempre y cuando hayas sido olímpico para que te envíen tu certificado como atleta olímpico y se te permita usar las siglas “OLY”, después de tu nombre y apellido. Les escribí para compartirles mi caso y dado que, legalmente, ahora soy Ricardo, quería que se me reconociera de ahora en adelante así. Ellos me enviaron días después mi certificado con mi nueva identidad y su lema es: “UNA VEZ OLÍMPICO, SIEMPRE SERÁS OLÍMPICO”.
De la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme), de la cual formo parte del consejo directivo como vocal medallista, recibí su apoyo total. En el COM el proceso de reconocimiento fue más lento para seguir siendo miembro permanente, pues no había un precedente. Pero al final, vía asesorías y siguiendo los lineamientos de la carta olímpica, así como las leyes mexicanas, se ratificó mi nombramiento. Todos mis logros que obtuve en el pasado me interesa que sigan con el mismo nombre, pero, de ahora en adelante, quiero que se me reconozca como Ricardo del Real.
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Hoy lucho por que se respete mi identidad en cualquier lugar al que voy y cada vez conozco a más y más gente valiente y activista; también recibo en mis redes sociales mensajes de personas que son deportistas y que se sienten identificados porque hay alguien de la comunidad LGBTTTI+ en la cúpula del deporte directivo.
Mi conclusión es: tomar las riendas de tu vida es un acto de valentía, amor y honestidad contigo mismo. Todo es posible siempre y cuando te prepares y trabajes en ello. Se puede tener éxito y plenitud. Todo depende del poder que le des a tus decisiones. Lo que sí te puedo decir orgullosamente es que esta decisión es LA MEJOR MEDALLA DE MI VIDA.