Dicen que a Nelson Pereira dos Santos le molestaba que lo llamaran “padre del Cinema Novo”. No sorprendería en un tipo como él, más comprometido con su obra y con el retrato profundo de su país, Brasil, que interesado en las definiciones de la historiografía cinematográfica. Su cine fue todoterreno, por decirlo de algún modo; una maquinaria de imágenes e historias que igual se sumergió en la precaria existencia de los habitantes de las favelas de Río de Janeiro que en la vida de los ricos cosmopolitas o los viejos espíritus pobres del sertón, esa mítica región polvorienta e insolada en el noroeste de su país.
Tal vez, debido a su trabajo como periodista, profesión que ejerció a la par del cine durante prácticamente toda la década de los años 50, el enfoque del primer largometraje de Nelson Pereira dos Santos, Río, 40 grados (1955), haya partido de un punto de vista tan singular para el cine brasileño de su época —en general, como en casi todo el continente, dominado por el melodrama romántico y los relatos costumbristas—. Su historia surge de una favela de Río para insertarse en la corriente sanguínea de la ciudad: un grupo de niños vendedores de maní se dispersa por la metrópoli para irse encontrando con personajes que poco a poco demarcan un microcosmos de la sociedad brasileña del momento.
Si bien Río, 40 grados y la siguiente película de Nelson Pereira, Río, zona norte (1957), donde el cineasta focalizó su exploración de la vida carioca en la historia singular de un querible pero desdichado compositor de sambas, no escaparon del todo —ni tenían por qué hacerlo— a las fórmulas narrativas de aquellos años 50, sí ayudaron a sentar las bases para la transformación conceptual más importante del cine de su país hasta ese momento.
Lo que en las dos primeras grandes películas de Nelson Pereira se manifestó en la incursión de una hasta entonces bien poco frecuente “mirada documental” en torno a las historias específicas de sus personajes, muy pronto se sincronizaría con el espíritu del movimiento que el director había logrado inspirar en el Brasil de principios de la década de 1960: el Cinema Novo. Si este había bebido de la valentía conceptual, el dislocamiento de la mirada, y el compromiso político del temprano cine del director paulista, aquel alimentaría su estilo con las innovaciones simbólicas e ideológicas que Glauber Rocha y compañía trazaban de manera radical. La simbiosis serviría, a partir de ese momento, para retratar al país con una nueva profundidad.
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ESTRENOS
El sueño del mara’akame
(México, 2016, 90 mins.) De: Cecchetti, Federico, con Luciano Bautista, Inocencio de la Cruz Domínguez, Cruz de la Cruz, Paly Omar Ezequiel, Patricio Fernández, Pascual Hernández, Antonio Parra, Mariana Treviño. Nieri es un joven indígena huichol cuyo sueño es viajar con su banda musical a tocar en un concierto en la gran Ciudad de México. Pero su padre, que es un mara’akame (chamán huichol), tiene otros planes para él, pues debe seguir su tradición y encontrar al venado Azul en sus sueños, para así poder aprender a sanar y convertirse en mara’akame. Nieri viaja a la gran ciudad donde, al estar completamente perdido, encontrará su visión.
No se mata la verdad
(2018, 60 mins.) De: Coitza Grecko. Tras sufrir un secuestro en Siria y la ejecución de un compañero, Témoris Grecko regresa a un México sumido en la violencia y hace una crónica de 2015-2017, donde se recaban diversos testimonios de periodistas sobre la cruda realidad a la que se enfrentan estos en México.
Viento del norte
(Vent du nord, Francia-Bélgica-Túnez, 2017, 89 min.) De: Walid Mattar, con: Philippe Rebbot, Mohamed Amine Hamzaoui, Kacey Mottet Klein, Corinne Masiero, Abir Bennani, Khaled Brahmi y Thierry Hancisse. ¿El trabajo, los miedos, los problemas y las vicisitudes del día a día serán muy distintos en Europa y en África? ¿O acaso será que sin importar el continente donde se viva la cotidianidad del mundo contemporáneo se desarrolla casi de la misma manera? Estas cuestiones las responde Walid Mattar en su cinta debut, la cual está ambientada en Francia y en Túnez y narra de manera paralela la cotidianidad de Herve, un trabajador de una fábrica al norte de Francia que es reubicada en Túnez, donde vive Foued. Este par de hombres en extremos opuestos del mundo laboran en sectores similares, pero en condiciones y con aspiraciones distintas.
La daga en el corazón
(Un couteau dans le coeur, Francia-México, 2018, 102 min.) De: Yann Gonzalez, con: Vanessa Paradis, Nicolas Maury, Kate Moran, Jonathan Genet, Khaled Alouach, Félix Maritaud. París, finales de los años 70. Anne es una productora de cine porno gay de bajo presupuesto, prisionera del alcohol y sus demonios. Cuando Loïs, su editora y amante, la abandona, Anne quedará devastada. Para recuperar el afecto de la chica, la protagonista decide producir la película más ambiciosa que haya hecho. Sin embargo, un misterioso peligro comienza a acechar a sus actores. Con una banda sonora compuesta por la banda de música electrónica M83, el filme se adentra en el terreno del thriller para elaborar una historia estridente e intensa.
CARTELERA
Cómprame un revólver
(México-Colombia, 2018, 84 min.) De: Julio Hernández Cordón, con: Matilde Hernández Guinea, Rogelio Sosa, Sostenes Rojas, Wallace Pereyda, Ángel Leonel Corral, Ángel Rafael Yánez, Mariano Sosa. En un México atemporal donde las mujeres están desapareciendo, una niña llamada Huck usa una máscara para esconder su género. Ella ayuda a su padre, un adicto atormentado, a cuidar de un campo de beisbol en el que narcotraficantes se reúnen a jugar. Mientras su padre intenta protegerla, Huck, con ayuda de sus amigos, tendrá que luchar para enfrentar su realidad y combatir al capo de la zona. Este largometraje emerge como una especie de fábula que transita entre la ingenuidad, la vitalidad y la imaginación del mundo infantil, y la crueldad del mundo del narcotráfico.
María por Callas
(Maria by Callas, Francia, 2018, 113 mins.) De: Tom Volf, con: Fanny Ardant, Joyce DiDonato, María Callas, Aristóteles Onassis, Vittorio De Sica, Pier Paolo Pasolini, Luchino Visconti, Omar Sharif. La ópera contemporánea no sería la misma sin la emblemática figura de María Callas. La cantante grecoestadounidense no solo resaltó por su revolucionaria forma de interpretar las arias de Verdi, Bizet o Puccini y llevar a la ópera a su nivel más popular, sino también por su vida al mismo tiempo tempestuosa y enigmática, a menudo explotada por la prensa de los años 50 y 60. A partir de una exhaustiva compilación de imágenes restauradas —muchas de ellas inéditas—, la opera prima de Tom Volf hace un recorrido por la vida de Callas, combinando elementos como cintas íntimas y cartas personales. El resultado es un documental envolvente que subvierte la imagen clásica construida en torno a la icónica diva.