Tiempo, abismos, cuerpos y ficción son los temas centrales del nuevo proyecto transmedial de la escritora, dramaturga y creadora multidisciplinaria, Fernanda del Monte, conformado por tres libros
El primero de los tres tomos, Picnic frente al abismo, ofrece el panorama general de todo el proyecto y es el piso donde la autora desentraña sus propias interrogantes sobre escritura y ficción. Por su parte, Cuerpos como tiempo es la continuación de la exploración, ahora compartida con otras creadoras en la distancia.
El Congreso Internacional de Abismos es la tercera y última obra de esta colección, quizá la más atrevida, pues se trata de un libro en blanco que, para la autora, simboliza una bienvenida a tomar asiento frente a la incertidumbre y crear ficciones propias dentro del caos.
Acerca de este último tomo en el que apuesta por el arte colectivo, Fernanda del Monte admite que siempre la entusiasma invitar a la gente para que se apropie del texto y cree su propia pieza.
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Para la autora, políticamente es fundamental crear en conjunto, por lo que, en esta apuesta, busca que más personas se sumen a los proyectos y se den permiso de crear: “Es una invitación a que seamos todos creadores, no solo espectadores”, dice en entrevista con NW Noticias.
Al ser una artista multifacética, Del Monte reflexiona sobre la importancia de la ficción, la creación y la exploración mientras ahonda en su gusto por jugar con los distintos formatos, y ver qué posibilidades creativas surgen de una misma pregunta, que en este caso, giran sobre el tiempo y la ficción.
“NO SOLO ES IMAGINAR PARA CREAR FICCIÓN”
En ese tenor, aunque la artista destaca las ventajas del formato digital —al ampliar las posibilidades de la ficción y ofrecer recursos infinitos para la expresión creativa—, Fernanda del Monte advierte que, de forma paradójica, la digitalidad ha reducido la capacidad de imaginar.
“No solo es imaginar para crear ficción, sino, por ejemplo, la política necesita de imaginación; las empresas requieren de la innovación, la tecnología, la economía, el planeta. Nosotros como humanidad necesitamos de la imaginación para pensar cómo vamos a construir lo que viene”, apunta.
Por lo anterior, advierte que cuando se pierde la capacidad de imaginar y los individuos quedan enfrascados en el presente, se genera una brecha entre quienes toman las decisiones y el resto de la sociedad, lo que facilita que un grupo reducido controle el rumbo de todo. Es por ello que, políticamente, “es muy importante que todos como seres humanos tengan agencia”.

Al ser docente, Del Monte reconoce la riqueza de la escritura colectivizada o colaborativa y la relaciona con inspirar tanto a otros artistas jóvenes como a otras personas para que creen o se introduzcan a las artes performativas y, en el proceso, incidan en su entorno.
“Esa agencia, como ciudadanos, como personas que construyen la realidad, se va a nutrir y va a ser más potente mientras más imaginación tengamos y podamos crear el futuro, podamos pensar en cómo queremos vivir o en qué estructuras sociales, económicas y políticas queremos vivir. Crear (e imaginar) es fundamental para que eso suceda”, pormenoriza.
En ese sentido, la artista desvela que, para ella, la ficción, la escritura, la creación y el arte son vehículos. Del Monte no es una artista que piensa en el arte como un fin, sino como un medio hacia la materialización de otras materias.
“Los proyectos que hago no solo los realizo para generar un producto, sino también se vuelven parte de mi estadía en el mundo. Lo que escribo se vuelve un medio para mí, para existir, para estar bien, para pensarme a mí misma, para analizarme”.
Eso, explica Del Monte, es lo que el arte le genera: una forma de existencia compleja, enriquecida y con mayor profundidad. Esa misma intención guía su decisión de colectivizar este proyecto.
“Lo que busco cuando doy clases, creo estos proyectos colectivos o propongo preguntas, lo que me interesa es que pensemos, reflexionemos, sintamos más profundamente, para que después cada quien se lo lleve a donde se lo tenga que llevar y materialice con mucha más libertad lo que lo que desea”, agrega.
UNA ACCIÓN PASIVA GENERA CAMBIOS
Pero esta colectividad no sería posible sin el primer detonante, que remonta no solo a Picnic frente al abismo, sino también a Galicia, a donde Fernanda del Monte viajó para buscar rastros de su familia. Ahí mismo, en el mar, hay un acantilado en el que la autora recuerda estar sentada en el pasto, enfrente de esa gran extensión de agua salada, justo figurando un abismo.
Esa imagen, que se quedó grabado en la memoria de la artista, resurgió cuando comenzó a escribir sobre abismos y lugares internos. A la par, Del Monte recuerda un cuento en donde un hombre está a nada de suicidarse, pero al estar a la orilla, el viento lo detiene cuando está a punto de arrojarse.
El cuento termina ahí. El personaje no se avienta y de ahí surge la imagen del picnic; de observar y permanecer en la orilla durante tempestades y en tiempos tan caóticos como el presente.
“Quedarse en la orilla y sentarse, para mí, es un acto de resistencia. Cuando la sensación es que se abren abismos frente a nosotros, como un caos, en vez de volverse locos o quererse aventarse, quizá no podamos solucionarlo, pero ¿qué pasa si nos sentamos un segundo a observar qué ocurre con nosotros? Ya sea esperando o incluso desertando”, medita.
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Respecto a esta última posibilidad, la autora retoma el pensamiento del filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi, quien plantea que, ante el panorama actual, la única salida viable consiste en desertar, en dejar de actuar. En su análisis, Berardi hace referencia al movimiento 4B en Corea del Sur, formado por feministas que han decidido no casarse, no salir con hombres, no tener relaciones sexuales con ellos ni tener hijos.
“Es esta acción pasiva, como de no hacer nada, de donde deriva un poco la propuesta; que para seguir creando ficción, seguir imaginando y sintiendo, necesitamos hacer un paso lateral, parar o sentarse a hacer un picnic”, concluye la autora.
El nuevo proyecto transmedial de la escritora —sus tres libros— serán lanzados en el Centro Cultural y Académico (CCA) Teatro Casa de la Paz del 24 al 26 de julio a las 19 horas. N