El gobierno de Reino Unido presentó ante el Parlamento un proyecto de ley que pretende acabar con la crianza de perros y gatos en granjas con fines comerciales, acusadas de maltrato animal.
La “Ley de Lucy”, como se conoce a esta iniciativa, surgió por el caso de una perrita que tenía las caderas fusionadas y otros problemas debido al encierro en una jaula de una granja para perros en Galesde donde fue rescatada aunque murió en 2016.
Esta ley presentada por el secretario de Medio Ambiente, Michael Gove, busca que los cachorros y los gatos pequeños no pueden ser vendidos por un tercero, como una tienda de mascotas o un comerciante, a menos que ellos mismos hayan criado al animal.
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En cambio, dice el comunicado, cualquier persona que quiera comprar o adoptar un cachorro o gatito menor de seis meses debería tratar directamente con el criador o con un centro de reagrupamiento de animales.
“Los perros como Lucy a menudo son mantenidos por criadores para producir múltiples camadas de cachorros, que son alejados de sus madres a las pocas semanas de edad y anunciados en línea o vendidos en tiendas de mascotas”, acusa el texto.
Esta práctica, continúan las autoridades, causa problemas de socialización de por vida para el cachorro o gatito, así como una serie de enfermedades prevenibles. “La legislación de hoy garantizará que los cachorros y los gatitos nazcan y se críen en un entorno seguro, con su madre, y se vendan desde su lugar de nacimiento”, añade.
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La prohibición busca disuadir a los contrabandistas de cachorros que abusan del Plan de viaje para mascotas (PETS) al llevar cachorros al Reino Unido, que luego se venden para obtener ganancias financieras.
“Se trata de darles a nuestros animales el mejor comienzo posible en la vida y asegurarnos de que ningún otro animal sufra la misma suerte que Lucy. Se pondrá fin a la temprana separación de los cachorros y los gatitos de sus madres, así como a las terribles condiciones en que se crían algunos de estos animales”, dijo Gove.