En enero pasado, varios científicos anunciaron que el campo magnético de la Tierra se movía rápidamente y en una forma inesperada, viajando de Canadá hacia Siberia más rápidamente de lo que debería, y nadie sabía exactamente por qué.
El cambio repentino en la posición del Polo Norte magnético significaba que los científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) tenían que realizar una actualización no programada del modelo del Mapa Magnético del Mundo, que es el sistema utilizado en todo el mundo para garantizar la precisión de la localización en sistemas como el GPS y la navegación de aeronaves.
El polo norte magnético siempre está moviéndose, pero su cambio de posición suele ser muy constante. El cambio inesperado podría relacionarse con un extraño fenómeno conocido como “sacudidas geomagnéticas”. Descubiertas por primera vez en 1978, estas sacudidas se caracterizan por una aceleración abrupta e inesperada del campo magnético, la cual ocurre en intervalos bastante aleatorios.
En un estudio publicado en la revista Nature Geology, los investigadores revelan la causa de las sacudidas geomagnéticas, descifrando un misterio de 40 años de antigüedad.
El campo magnético de la Tierra es producido por el núcleo metálico del planeta. Los movimientos que ocurren en dicho núcleo provocan variaciones en el campo magnético. Estas podrían manifestarse como una lenta convección durante un período largo, o como ondas hidromagnéticas “rápidas” que pueden observarse en unos pocos años. Se piensa que las sacudidas geomagnéticas son resultado del segundo tipo de movimiento.
En Francia, Julien Aubert, del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés) y sus colegas utilizaron supercomputadoras para crear un modelo de las sacudidas. Recrearon las condiciones que se cree que existen en el núcleo terrestre, y luego dejaron que la computadora llevara a cabo lo que equivaldría a 4 millones de horas de cálculos. A partir de ellos, los científicos pudieron reproducir las condiciones que tienen lugar antes de una sacudida geomagnética.
Sus hallazgos mostraron que las sacudidas surgen cuando se emiten ondas hidromagnéticas en el interior del núcleo. Estas ondas se amplifican conforme se trasladan a la superficie del núcleo, produciendo perturbaciones que coinciden con lo que observamos durante las sacudidas geomagnéticas.
“El origen de las sacudidas ha sido un enigma para los geofísicos desde que fueron descubiertas hace 40 años”, declaró Aubert a Newsweek. “Durante todos estos años, en entornos más teóricos o más de observación, se han propuesto muchos mecanismos relacionados con otros tipos de movimientos u olas del núcleo. En nuestra opinión, la fortaleza de nuestra propuesta radica que se basa en simulaciones computarizadas autoconsistentes del geodínamo, es decir, resuelve las ecuaciones del movimiento y de la generación del campo magnético que se derivan de los primeros principios de la física. Por lo tanto, la sacudidas geomagnéticas se generan de manera autoconsistente en un marco que requiere una cantidad mínima de presuposiciones”.
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El científico señaló que una de las limitaciones del artículo es que su modelo no necesariamente encaja con las sacudidas geomagnéticas registradas en períodos anteriores, por ejemplo, la que ocurrió en 1969.
Los hallazgos actuales son parte de un proyecto a más largo plazo, en el que los científicos esperan pronosticar la evolución del campo magnético durante las siguientes décadas. Esto requiere simulaciones computarizadas como la que se utilizó en este estudio reciente, afirmó Aubert.
En cuanto a lo que significan estos hallazgos para el actual movimiento del Polo Norte magnético, el científico señaló que una sacudida geomagnética ocurrida en 2016 parece haber provocado el cambio en la posición del polo. “Como se muestra en el artículo, si bien los flujos del núcleo que dan origen a las sacudidas están bastante focalizados en la superficie del núcleo (a 2,900 km bajo nuestros pies), la perturbación magnética que provocan en la superficie de la Tierra es bastante amplia, y puede afectar la aceleración del Polo Norte magnético, según se observó recientemente”, afirmó.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek