Por primera vez, unos científicos han examinado los restos de lo que fuera el contenido gástrico de Basilosaurus isis, y han confirmado que esa ballena prehistórica, que podía ser más grande que un autobús, era un superdepredador temible.
Hoy extinta, B. isis merodeó los antiguos océanos hace 38 a 34 millones de años, cuando -junto con su especie hermana, Basilosaurus cetoides– debió ser la ballena más grande de su era, con una longitud de hasta 18 metros.
En 2010, un equipo de investigadores del Museo de Historia Natural de Berlín, Alemania, descubrió un interesante espécimen adulto en Uadi Al Hitan, importante yacimiento paleontológico que se encuentra a unos 145 kilómetros de El Cairo, Egipto.
Ese Sitio de Patrimonio Mundial de la UNESCO, que alguna vez fuera un mar poco profundo, es conocido como el “Valle de las ballenas” debido a la extraordinaria abundancia de fósiles marinos de alta calidad, con restos que abarcan una gran variedad de animales como rayas, cocodrilos y algunas de las formas más primitivas de los cetáceos.
Dentro de la cavidad corporal del espécimen de B. isis, el equipo alemán encontró huesos de tiburones, peces grandes, y crías de una especie de ballena prehistórica más pequeña conocida como Dorudon atrox, muchos de los cuales estaban fracturados o mostraban marcas de dientes.
En un estudio publicado el 9 de enero en la revista PLOS ONE, los investigadores sugieren que, ante la evidencia disponible, esos huesos representan los restos de los animales que B. isis consumió, e indican que el superdepredador no era carroñero, sino que cazaba presas. De interés particular son las marcas de dientes que presentan las cabezas de los animales, pues se sabe que los depredadores atacan esa región del cuerpo.
“Los superdepredadores ocupan la cúspide de la pirámide ecológica, depredan animales que componen los niveles inferiores de la pirámide, y ellos mismos son inmunes a la depredación”, explican los autores en su estudio. “Los superdepredadores suelen ser los animales más grandes de su tipo, si bien no siempre es así”.
El artículo agrega: “A menudo se cita a los leones, tigres y osos grandes como ejemplos de superdepredadores terrestres, mientras que las ballenas asesinas [orcas] y los tiburones blancos suelen considerarse los superdepredadores del mar. Casi todos son animales de gran tamaño y establecen su dominio depredando parientes más pequeños”.
El estudio afirma que B. isis y B. cetoides fueron los depredadores conocidos más grandes de su época. Por su parte, el Museo Smithsoniano de Historia Natural señala que también están clasificados entre los animales más grandes de todas las especies que vivieron hace 66 a 15 millones de años.
Los autores escriben: “Tomados en conjunto, el gran tamaño de sus cuerpos, la amplia distribución geográfica, y la depredación comprobada de D. atrox juveniles [crías] apuntan a que Basilosaurus era un superdepredador marino en el Eoceno tardío”.
En su artículo, el equipo contempla la posibilidad de que D. atrox hubiera consumido los restos del espécimen de B. isis. Sin embargo, esa hipótesis fue descartada porque las ballenas más pequeñas eran juveniles y, por lo tanto, se habrían alimentado solo con leche materna.
A la luz de sus hallazgos, los investigadores alemanes proponen que Uadi Al Hitan fue un sitio de reproducción de D. atrox y, en consecuencia, un territorio de caza importante para B. isis. Esa conducta es muy parecida a la que exhiben las orcas modernas, ya que atacan a las ballenas jorobadas durante su temporada de reproducción.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek