Ten cuidado, puedes ser susceptible a padecer “hangxiety”.
UN ESTUDIO afirma que las personas muy tímidas tienden a experimentar más ansiedad con el consumo de alcohol que los individuos extrovertidos.
En consecuencia, un equipo de investigadores decidió averiguar si la timidez de una persona afectaba su experiencia de hangxiety: un vocablo en inglés que fusiona los términos “anxiety” (ansiedad) y “hangover” (resaca), y describe el estado de angustia que sufren algunos después de ingerir alcohol.
Para el estudio, publicado en la revista Personality and Individual Differences, el equipo reclutó a 97 bebedores sociales que manifestaban distintos grados de timidez. El grupo de estudio quedó integrado por 62 mujeres y 35 hombres cuyas edades oscilaban de 18 y 53 años. Los investigadores excluyeron a los candidatos que sufrían de fobia social grave.
El equipo evaluó los niveles de ansiedad de los voluntarios antes y después de una reunión social en sus casas, y en las cuales estuvieron presentes los investigadores. Se pidió a 47 participantes que permanecieran sobrios durante una noche, mientras que los 50 restantes bebían como lo hacían normalmente. El promedio de ingesta fue de seis unidades de alcohol. Cada unidad equivale a 250 mililitros de cerveza con ABV [alcohol por volumen] de 4 por ciento; 76 mililitros de vino con ABV de 13 por ciento; o bien, 25 mililitros de whisky con ABV de 40 por ciento.
Los autores señalan que la timidez puede ser síntoma del trastorno de ansiedad social (padecimiento caracterizado por el temor intenso a que los demás nos juzguen). A su vez, las personas que sufren de este trastorno a veces recurren al consumo de alcohol para lidiar con los síntomas (lo cual no se recomienda). Por ejemplo, el trastorno de ansiedad social precede al trastorno por consumo de alcohol en 80 por ciento de los estadounidenses que experimentan ambas afecciones.
Antes y después de cada velada de bebidas o sobriedad, los investigadores determinaron si los voluntarios manifestaban signos del trastorno por consumo de alcohol, así como sus niveles de timidez y fobia social.
Los participantes que se mostraron tímidos con otras personas informaron que la ingestión de alcohol había disminuido sus sentimientos de ansiedad. No obstante, fue un remedio a corto plazo porque, al día siguiente, esos mismos voluntarios revelaron que sus niveles de ansiedad habían aumentado de manera significativa.
Más aun, quienes experimentaron la sensación de hangxiety más aguda alcanzaron también las calificaciones más altas en la prueba AUDIT (siglas en inglés que aluden a la “prueba de identificación de los trastornos debidos al consumo de alcohol”).
“Nuestro estudio sugiere que, en individuos muy tímidos, la ansiedad de la resaca puede estar vinculada con los síntomas de AUD [siglas en inglés que se refieren al trastorno por consumo de alcohol]. Esto proporciona un posible marcador para un riesgo mayor de AUD, el cual podría utilizarse en estrategias de prevención y tratamiento”, escribieron los autores.
La profesora Celia Morgan, profesora de psicofarmacología en la Universidad de Exeter, Reino Unido, comentó: “Aunque sabemos que muchas personas beben para aliviar su ansiedad en una situación social, esta investigación apunta a que esa conducta podría tener un efecto de rebote al día siguiente, de suerte que aumenta la probabilidad de que los individuos más tímidos experimenten ese efecto debilitante de la resaca”.
“Además, los hallazgos sugieren que, a su vez, la sensación de hangxiety podría estar relacionada con la probabilidad de que un individuo desarrolle problemas con el alcohol”.
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Morgan instó a las personas tímidas o introvertidas a que, en vez de “automedicarse”, acepten ese aspecto de su personalidad.
“Esto ayudaría a que un individuo abandone el consumo excesivo de alcohol. Es un rasgo positivo. La timidez también es buena”, enfatizó.
Esta es la advertencia científica más reciente en cuanto a que el consumo de alcohol es nocivo para la salud. A principios de este año, otro equipo de investigadores publicó un estudio en la revista The Lancet, donde concluye que no existe una cantidad de alcohol que pueda consumirse sin causar estragos en la salud física.
En su oportunidad, Max Griswold, investigador del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud y autor principal de aquel estudio, dijo a Newsweek que su equipo se sorprendió al descubrir que abstenerse del alcohol “era, de hecho, el único nivel de exposición que minimiza el riesgo para la salud”.
Y agregó: “Si todos redujeran su consumo a la mitad, se salvarían un millón de vidas en todo el mundo. Si bebes los viernes y sábados, tal vez solo debas hacerlo uno de esos días”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek