Un estudio nuevo halló evidencia impactante sugiriendo que el Alzheimer comienza en la infancia, con bebés menores de un año exhibiendo señales de la enfermedad. La investigación enfatizó que es necesaria la intervención temprana para prevenir la enfermedad y propone que la contaminación del aire podría tener un papel clave.
Los investigadores examinaron las autopsias de 203 residentes de la Ciudad de México y publicaron sus hallazgos en línea en Environmental Research. Los cuerpos tenían edades entre los 11 meses y los 40 años.
Los investigadores revisaron específicamente los niveles de dos proteínas anormales asociadas con el Alzheimer: la proteína tau hiperfosforilada y la beta amiloide. Muchos de los cuerpos exhibían niveles exacerbados de estas dos proteínas en el cerebro, incluso en niños menores de un año. La evidencia de señales tempranas de enfermedad de Alzheimer se halló en 99.5 por ciento de los sujetos examinados.
El estudio planteó la teoría de que la exposición a la contaminación del aire podría estar detrás de estos niveles anormalmente exacerbados de proteínas en cerebros jóvenes. Los niños expuestos a aire más limpio dieron mejores resultados en varias categorías, incluido el rendimiento cognitivo, dijo a Newsweek la investigadora principal del estudio, la Dra. Lilian Calderón-Garcidueñas, profesora del departamento de ciencias biomédicas y farmacéuticas en la Universidad de Montana. Calderón-Garcidueñas, quien también colabora con la Universidad del Valle de México, comparó a los niños por edad, sexo, condición socioeconómica, el coeficiente intelectual de sus madres, la nutrición y la educación.
La investigación sugiere que cuando las personas respiran partículas pequeñas de aire contaminado, estas pueden entrar a la sangre, donde son transportadas al cerebro. Sin embargo, no sabemos qué partículas en el aire contaminado son dañinas o cuánta exposición es necesaria antes de que se desarrollen problemas de salud serios, reportó Popular Science.
Aun cuando este estudio no puede demostrar que la contaminación del aire lleva directamente a daño cerebral, se suma a una cantidad creciente de investigaciones que sugieren una correlación.
Calderón-Garcidueñas explicó que le sorprendía especialmente el efecto impactante que tenía el gen APOE4 en los cuerpos que examinó. Las personas con dicho gen y que también estuvieron expuestas a aire contaminado habían acelerado el progreso de la enfermedad de Alzheimer, así como un mayor riesgo de suicidio, en comparación con aquellos con la misma exposición pero que no tenían el gen.
“Esto tiene que interesarles a todos, pues entre 13 a 20 por ciento de la población de EE UU porta un alelo APOE4”, dijo Calderón-Garcidueñas.
Estos resultados enfatizan cuán importante es reducir la contaminación del aire, señaló Calderón-Garcidueñas. Aun cuando algunos factores de riesgo de la enfermedad no son modificables, como la disposición genética, la contaminación del aire sí lo es.
“Controlar la contaminación del aire debería ser una prioridad”, comentó Calderón-Garcidueñas. “La contaminación es grava [y] crónica; la gente está expuesta desde la concepción hasta la muerte”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek