El juez brasileño Sergio Moro, emblema de la operación Lava Jato, emitió una orden de prisión contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años y un mes de cárcel por corrupción.
El magistrado indicó que le concede a Lula, “en consideración de la dignidad del cargo que ocupó”, la oportunidad de presentarse voluntariamente ante la Policía Federal de Curitiba antes de mañana viernes a las 17:00 y prohibió “la utilización de esposas en cualquier hipótesis”.
La decisión llega menos de 24 horas después de que el Supremo Tribunal Federal de Brasil rechazara un recurso (habeas corpus) del líder de la izquierda para recurrir su sentencia en libertad ante tribunales superiores.
LEE TAMBIÉN: ¿Qué cambiará en Brasil? Estos son los escenarios
El partido de los Trabajadores (PT), del exmandatario (2003-2010), convocó de inmediato a una “movilización general” contra la detención de su líder. Una procesión de militantes se dirigían a la sede del Sindicato Metalúrgico en Sao Bernardo do Campo, en el cordón industrial de Sao Paulo, para participar en un acto junto a Lula.
AGORA!!!
Mobilização Geral em São Bernardo do Campo, no Sindicato dos Metalúrgicos. R. João Basso, 231. pic.twitter.com/78UzOwE0II— PT Brasil (@ptbrasil) 5 de abril de 2018
“Absurdo”, afirma Lula
El líder de la izquierda, de 72 años, favorito en todos los sondeos para las elecciones presidenciales de octubre, dijo en una entrevista con un periodista de la radio CBN, que la prisión es un “absurdo” del juez Moro.
“Entrevisté al expresidente Lula. Dijo que aguardará la orientación de sus abogados, cuando le pregunté si se iba a entregar”, tuiteó Kennedy Alencar, un reconocido reportero de política en Brasil.
“Lula dijo que la prisión era un ‘absurdo’ en el cual se empeñan el juez Moro y personas que quieren verlo ‘un día preso'”, relató.
Lula replicó las publicaciones de Alencar en su propia cuenta de Twitter.
El exlíder sindical de 72 años, favorito en las encuestas para las elecciones de octubre, fue condenado por haber recibido un apartamento de lujo de una constructora involucrada en el escándalo de Petrobras.
Implicado en otros seis procesos judiciales, el exmandatario niega todas las acusaciones y las considera parte de un complot de las élites para que no pueda volver al poder después de haber dejado el cargo en 2010 como el presidente más popular de la historia reciente de Brasil.
Lula, que gobernó Brasil del 2003 a 2010, se considera víctima de un “pacto diabólico” de las élites para impedir que gane las elecciones de octubre, en la cuales es favorito, con más de un tercio de intenciones de voto.
En julio de 2017, el juez de primera instancia Sergio Moro lo condenó a casi diez años de cárcel. La pena fue aumentada en enero a 12 años y un mes por una corte de apelación.
—
Con informaición de AFP