En charla con Newsweek Español, la cantante y compositora mexicana relata cómo fue el proceso de transición entre una y otra Lafourcade.
Natalia Lafourcade reconoce dos momentos en su carrera. En uno se encuentran sus primeros cuatro discos y, en el otro, se hallan los recientes proyectos que han consolidado su carrera: Hasta la raíz y Musas, su más reciente producción contenida en dos volúmenes. O, como ella lo explica, la etapa que pasó dormida y la de su posterior despertar.
En una charla con Newsweek Español, la cantante y compositora mexicana relata cómo fue este proceso de transición entre una Natalia y otra. “Hubo un momento de mi carrera en la que no sabía hacia dónde iba. No tenía la claridad de qué tipo de artista yo quería ser, hasta que me di cuenta de que quería pararme en un escenario y comunicar algo a través de mis canciones”, comenta.
Una parte determinante para Natalia ha sido el componer. Para ella se trata de un proceso en el que se pueden capturar momentos históricos o personales “y que cuando los encapsulas en una canción pueden vivir una eternidad”. Confiesa que eso puede ser muy sanador, y que es ahí donde ella ha encontrado su pasión.
Bajo esa fórmula creó junto con Los Macorinos —el dúo que acompañó a Chavela Vargas hasta sus últimos días— los dos volúmenes de Musas, un proyecto ambicioso en el que Natalia busca recuperar “el momento íntimo”. En este “homenaje al folclor latinoamericano” interpreta a todos estos autores que ella admira como María Grever, Simón Díaz y Margarita Lecuona, quienes son los autores de las letras a las que da voz en la segunda parte. Ya en la primera entrega tuvo la oportunidad de cantar temas de Violeta Parra y Agustín Lara.
“[Me motivó] la necesidad de no estancarme en un disco y en un proceso como en el de Hasta la raíz. Todo estaba muy bien, pero yo tenía una inquietud artística que tenía que ver con conectar con la música de México y con el folclor latinoamericano, y con escuchar a todos estos autores que admiro e interpretarlos. Eso era algo que yo quería hacer, y quería trabajar con Los Macorinos”, menciona.
LOS MACORINOS
Sobre la experiencia de haber trabajado con Los Macorinos, cuenta que ella fue quien se acercó a ellos para proponerles un proyecto conjunto. “Yo no quería tenerlos solo como invitados o músicos atrás. Yo quería que fueran mis colaboradores creativamente. Eso nos descolocó de nuestra zona de confort. Tuvimos que vernos, ensayar, y ver por dónde queríamos llevar las canciones, qué propuestas teníamos de los productores. Todo eso hizo que nosotros hiciéramos el universo de este proyecto musical”, explica.
Hay otra parte que también conforma el proceso creativo de Natalia, la que tiene que ver con su “eterna búsqueda de explorar y de probar proyectos”. Tal vez por eso, refiere, sigue buscando y haciendo proyectos como Musas, que “alteran” su forma de interpretar, componer, de pararse en el escenario, de conectar con la música. “Proyectos como estos me enriquecen como artista”.
Pero pese al reconocimiento logrado por sus últimas producciones, Natalia se muestra modesta y evita decir que está en el cenit de su carrera. Admite encontrarse en un buen momento y tener “herramientas muy valiosas para seguir siendo artista, para poder seguir en esto que tanto amo, pero siento que soy una artista joven todavía”.
Sin embargo, “de lo que sí me doy cuenta es de que, en esencia, sigo siendo la misma porque sigo siendo esa artista que no se queda tranquila en el espacio al cual ya llegó. Constantemente estoy buscando la siguiente posibilidad, la siguiente experiencia, soy adicta a eso”, confiesa.
LAS MUSAS DE NATALIA
No es un secreto el reconocimiento que Natalia ha expresado por el trabajo de Julieta Venegas al igual que por el de Nina Simone, Toña la Negra, Violeta Parra o Chavela Vargas. Sin embargo, al momento de hablar sobre las musas que la acompañan reconoce que tiene muchas.
Una de ellas, dice, tiene que ver con su entorno inmediato, con sus experiencias y momentos. La otra, agrega, tiene que ver con las influencias musicales de todos aquellos artistas que han hecho algo que detona dentro de ella, “que se convierten como un motor para que yo quiera hacer mi música y hacer mis proyectos”.
No obstante, últimamente, comparte, también una de sus musas ha sido el sentimiento de querer acercarse a México y a Latinoamericana. “He querido acercarme a mi gente. Eso se volvió una inquietud muy fuerte, a partir de hace unos siete años para acá, es una cosa que se ha venido intensificando conforme el tiempo pasa”, añade.
Si bien Natalia se esmera en demostrar que los géneros a los que le ha dedicado un espacio en Musas le merecen todo su compromiso, no se cierra a otros tipos o experiencias. Eso sí, aclara que, aunque sean muchos son los que le gustan, no se atreve todavía a incursionar en ellos.
“Hay muchos artistas que me gustan, que admiro”, dice mientras se transporta hacia la pasada ceremonia de los Grammy Awards donde la prensa le preguntó con cuál artista que estaba presente ahí le gustaría colaborar. “Mencioné a Bruno Mars, aunque es un artista con el cual nunca imaginaría. No sé, ese tipo de géneros son lejanos, no sabría cómo abordarlos. Por eso en este momento, el interés que tengo, los géneros con los cuales me ha interesado explorar, están en los dos volúmenes de Musas”.
#METOO
Natalia fue una de las asistentes de los Grammy que acudió vestida de negro como parte de un código de vestimenta que se ha hecho presente en otras premiaciones, como los Globos de Oro, con el objetivo de protestar contra la violencia hacia las mujeres, una problemática que ha movilizado de manera importante a la industria del entretenimiento estadounidense y que cada vez suma más adeptos y voces.
“Siento que se está generando una empatía muy grande, muy poderosa, hacia un tema que todavía no se puede solucionar y que tiene años sin poderse solucionar, y que ya somos muchos los que decimos: ya basta”, opina al ser cuestionada sobre la importancia del movimiento que ha sido bautizado bajo la etiqueta #MeToo.
Natalia dice que le interesa cómo las celebridades “de repente dicen vamos a portar el color negro y vamos a tratar de quitar un poco la tensión hacia cosas que nos han distraído de nuestra verdadera esencia, en una cosa tan banal como puede llegar a ser una alfombra roja, en donde la preocupación es hablar de lo que llevas puesto, de presumir un diseñador”. De inmediato matiza, que esa dinámica no es que esté mal del todo, sino que pierde trascendencia en comparación con el “momento brutal” por el que atraviesa la historia.
“Es como una olla que está hirviendo con una serie de problemas que no podemos seguir ignorando, que tenemos que ver y ser conscientes de que existen y de que, de alguna manera, aunque no queramos y digamos no, todos contribuimos; tenemos que informarnos, ser más conscientes y despertar para hacer algo al respecto, y no solo decir ‘qué mal’”, propone.
LA ELECCIÓN DE LOS MEXICANOS
Natalia concede unos minutos para hablar sobre la realidad mexicana seis años después de que ella apoyara el movimiento #YoSoy132, nacido durante el proceso presidencial de 2012 bajo la demanda de una democratización de los medios de comunicación y del rechazo a Enrique Peña Nieto, quien en este 2018 se encuentra en la recta final de su presidencia.
“Hace seis años estábamos con la esperanza de ser testigos de un cambio que nos llevara hacia otra dirección, hacia otras posibilidades, hacia soñar cosas distintas de las que hemos visto hasta ahora en nuestra historia política, la historia de nuestra sociedad, de cómo hemos vivido hasta ahorita. Y después vivimos la frustración máxima, muchos de nosotros, de ver algo que no era lo que esperábamos que sucediera”, comenta a la par que reflexiona una a una sus palabras.
Pero de inmediato matiza y recuerda que nuevamente los mexicanos se están acercando a un nuevo momento de decisiones importantes y de elecciones. “A lo mejor no nos sentimos conformes con ninguna de las opciones que tenemos para elegir en este proceso electoral que se aproxima, pero creo que es muy importante que asumamos nuestra parte que es la de sí hacer una elección”, dice.
Natalia entiende que el elegir forma parte de un proceso en el que los mexicanos deben verse involucrados, aunque también sabe que es necesario asumir la otra parte, “la que nos toca a nosotros en el orden personal”. Para ella, “lo que sucede en lo político tiene que ver con lo que sucede en las raíces de lo que somos. Y hasta que nosotros no cambiemos, las cosas no van a cambiar, no van a agarrar otro rumbo”. Y aunque al final se dice frustrada de hablar sobre esos temas, se muestra esperanzada de que su música pueda inspirar a unos, sanar a otros y sensibilizar al resto.