La celebración de San Valentín está próxima y es común regalar algún tipo de joya, en los sectores de la sociedad acaudalados los diamantes pueden ser vistos como un lindo detalle. Sin embargo, en la mayoría de las empresas de joyería y relojería más influyentes del mundo se cometen diversas violaciones a los derechos humanos de miles de trabajadores en sus cadenas de suministros incluidos niños y jóvenes.
Las grandes compañías de este sector como Boodles, Chopard, Christ y Harry Winston no han logrado garantizar la eliminación de los “costos ocultos” en las prácticas abusivas que se llevan a cabo en algunas minas de donde se extraen los minerales preciosos, advierte Human Rights Watch, en un informe divulgado el pasado jueves.
El informe “The Hidden Cost of Jewelry: Human Rights in Supply Chains and the Responsibility of Jewelry Companies” (El costo oculto de la joyería: Derechos humanos en las cadenas de suministro y responsabilidad de empresas del sector), analiza las prácticas de adquisición de oro y diamantes por parte de 13 de las principales marcas de joyería y relojería que, en conjunto, generan ingresos anuales por más de 30,000 millones de dólares, lo equivalente al 10 por ciento de las ventas mundiales de joyería.
La organización que defiende los derechos humanos señala que “numerosos niños han resultado heridos o incluso han muerto realizando tareas peligrosas en minas de oro o diamantes a pequeña escala”.
Video vía Human Rights Watch.
Los problemas también se extienden a las comunidades en las que sufren problemas de salud y ambientales debido a que las minas han contaminado los cursos de agua con productos químicos tóxicos. Además, civiles han padecido el flagelo y los abusos de grupos armados que se han enriquecido con la minería, señala HWR.
“Numerosos joyeros podrían ser mucho más rigurosos y averiguar si el oro o los diamantes que comercializan están corrompidos por el trabajo infantil u otras violaciones de derechos humanos”, manifestó Juliane Kippenberg, directora asociada de derechos del niño de Human Rights Watch.
“Cuando alguien compre una joya para un ser querido en este San Valentín, debería preguntar a su joyero qué ha hecho para averiguar cuál es el origen de la pieza”, dijo.
En un informe de 2015 de Filipinas realizado por la organización, un joven de 16 años describió que habitualmente se sumerge bajo el agua en busca de oro mientras recibe aire por la boca a través de una manguera, exponiéndose al riesgo de ahogamiento.
En decenas de países del mundo se extraen minerales y piedras preciosas que luego se comercializan, exportan y procesan en otros países.
Human Rights Watch hizo una investigación de las 13 empresas de joyería más importantes en el mundo y determinó que la mayoría no cumplen los estándares internacionales sobre abastecimiento responsable, no tienen mecanismos para rastrear el origen del oro y los diamantes que utilizan, y no evalúan en forma suficiente los riesgos para los derechos humanos.
“La mayoría de las empresas tampoco emiten informes públicos exhaustivos sobre sus acciones en materia de abastecimiento responsable, ni publican los nombres de sus proveedores”, señala el informe.
Oro a cambio de riesgos
HRW pidió información a las 13 empresas, de ellas, diez contestaron: Boodles, Bulgari, Cartier, Chopard, Christ, Harry Winston, Pandora, Signet (sociedad matriz de Kay Jewelers, Zales, Ernest Jones, y H. Samuel), Tanishq y Tiffany. Tres no lo hicieron: Kalyan, Rolex y TBZ.
Human Rights Watch elaboró una clasificación según criterios específicos de abastecimiento responsable, incluidas medidas para evaluar y responder a riesgos de derechos humanos, establecer la rastreabilidad de los insumos e informar públicamente sobre las acciones la empresa.
Human Rights Watch concluyó que ninguna de los 13 podía clasificarse como “excelente”, pero posicionó a una—Tiffany and Co.— como “sólida” por haber tomado medidas significativas para asegurar un abastecimiento responsable; y a cuatro compañías —Bulgari, Cartier, Pandora y Signet— como “moderadas”, en razón de que realizaron algunas acciones importantes para lograr este tipo de abastecimiento.
Otras cuatro —Boodles, Chopard, Christ y Harry Winston— se clasificaron como “débiles” debido a que tomaron pocas medidas para conseguir un abastecimiento responsable, y Tanishq fue calificada como “muy débil”, pues no hay ninguna prueba de que tome medidas para tal fin. Las tres empresas que no respondieron no se incluyeron en la clasificación, porque no divulgan ningún tipo de información sobre sus políticas y prácticas de abastecimiento.
Human Rights Watch también concluyó que las iniciativas existentes sobre abastecimiento responsable, como el Proceso de Kimberley para los diamantes y la certificación del Responsible Jewellery Council, no constituyen, por sí solas, garantías suficientes de que los diamantes o el oro hayan sido extraídos sin contribuir a abusos.
El Proceso de Kimberley se enfoca exclusivamente en diamantes que están vinculados con fuerzas rebeldes, se aplica solo a diamantes en bruto y no asigna responsabilidad directa a las empresas.
El Responsible Jewellery Council, un grupo del sector con más de 1,000 miembros, cuenta con estándares, medidas de gobernanza y sistemas de certificación deficientes. “El consejo debería reforzar sus estándares y prácticas de auditoría, de modo de establecer un parámetro más exigente para las prácticas de abastecimiento responsable en el sector”, apuntó Human Rights Watch.
“Demasiadas empresas señalan su pertenencia al Responsible Jewellery Council como la única prueba necesaria de que cumplen con el abastecimiento responsable; sin embargo, esto no es suficiente para garantizar realmente que haya cadenas de suministro íntegras”, destacó Kippenberg.
Mientras que numerosas empresas de joyería incumplen los estándares internacionales, algunas han adoptado buenas prácticas que podrían replicarse de manera más generalizada. Entre las empresas analizadas, Tiffany and Co. se destaca por su capacidad de rastrear el oro que utilizan hasta la mina de origen, y por su evaluación exhaustiva de las consecuencias para los derechos humanos. Cartier compra la totalidad de la producción de una mina de oro “modelo” en Honduras. La joyera suiza Chopard ha trabajado con cooperativas de minería a pequeña escala en América Latina para mejorar las condiciones laborales, y se abastece a través de esas minas. Pandora se destaca por divulgar los riesgos para los derechos humanos identificados en sus auditorías.
Una cantidad cada vez mayor de pequeños fabricantes de joyas están tomando medidas para comprar el oro que utilizan a minas a pequeña escala donde se respetan los derechos, a menudo con la ayuda de organizaciones no gubernamentales.