Durante dos años, una de las hijas de la familia Turpin planeó abandonar la casa en la que ella y sus 12 hermanos eran amarrados, abusados y torturados por sus propios padres. El día llegó este fin de semana, cuando escapó a través de una ventana junto con uno de sus hermanos.
De acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía de Distrito del Condado de Riverside, al que pertenece la ciudad de Perris, David y Louise Turpin enfrentarán cargos de tortura, abuso y falso encarcelamiento contra sus 13 hijos, cuyas edades van de los 2 a los 29 años. La joven que denunció a sus padres tiene 17 años.
“Si se les encuentra culpables de estos delitos, se les fijarían más de 94 años en prisión”, dijo en conferencia de prensa el fiscal del condado de Riverside, Mike Hestrin, quien aseguró se trata de un caso de depravación humana. “Como fiscal hay casos que te afectan y que te persiguen. A veces, en este negocio, nos enfrentamos a la depravación humana y eso es lo que estamos viendo aquí”, comentó.
Hestrin dijo que el encierro de las víctimas se acentuó desde que la familia se mudó a California en 2010. Sólo se permitía una ducha al año y se les amarraba con cuerdas como castigo pero esto escaló hasta llegar al encadenamiento. Los castigos duraban semanas e incluso meses y, “evidencias circunstanciales en la casa sugieren que las víctimas no eran liberadas de sus cadenas para ir al baño”.
Las 13 víctimas de la familia Turpin, informó la fiscalía, estaban gravemente desnutridas lo que había causado deterioro cognitivo y una falta de conocimiento básico de la vida. La hija de 29 años pesa 37 kilogramos, reportó el portal estadounidense CBS.
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El domingo, agentes acudieron a brindar ayuda a las víctimas. Describieron a la prensa el horror al que se enfrentaron cuando ingresaron al domicilio localizado en un barrio de clase media de Perris, una pequeña localidad al sureste de Los Ángeles. La policía encontró a tres niños esposados con cadenas y candados en su hogar sucio y maloliente.
Las autoridades se sorprendieron al encontrar que la joven que había escapado y hablado al 911 no tenía 10 años como aparentaba, sino 17 años. Los agentes quedaron aún más “conmocionados” al descubrir que siete de los 13 hermanos, tampoco eran menores de edad sino que tenían en realidad entre 18 y 29 años.
Los 13 fueron llevados a hospitales de la zona, tratados por desnutrición y sometidos a otras pruebas de diagnóstico, mientras que sus padres están detenidos bajo sospecha de tortura. “Las necesidades a largo plazo de estos niños serán psicológicas y psiquiátricas debido a los períodos prolongados de inanición y maltrato”, dijo Sophia Grant, directora médica de la unidad de abuso infantil del Riverside University Health System.