Una investigación nueva y prometedora sugiere que un fármaco desarrollado para tratar la diabetes revierte la pérdida de la memoria y la degeneración cerebral en los ratones de manera significativa. Y si hace lo mismo por los humanos, podría usarse para tratar la enfermedad de Alzheimer y otros padecimientos de la memoria.
Para un estudio publicado en línea, en Brain Research, científicos de la Universidad de Lancaster, Inglaterra, probaron un medicamento diseñado para la diabetes (conocido como de triple receptor) en ratones gestados para expresar ciertos genes asociados con la enfermedad de Alzheimer humana. Los investigadores aguardaron a que los roedores envejecieran y permitieron que la enfermedad tuviera tiempo para desarrollarse y dañar sus cerebros; y entonces les dieron el fármaco. Después, sometieron a los ratones a una prueba de laberinto, y los animales que tenían indicios de la versión ratonil de alzhéimer mostraron mejoría en sus destrezas de aprendizaje y memoria.
Los resultados también fueron evidentes en el nivel biológico: los ratones presentaron menos acumulación cerebral de placa, una característica de la enfermedad de Alzheimer. También tuvieron menos niveles de inflamación crónica en el cerebro, menores tasas de pérdida de células nerviosas cerebrales, y dichas células estaban mejor protegidas contra el daño y la degeneración.
Los resultados sugieren que el medicamento contra la diabetes ofrece la “clara promesa de poder desarrollarse en un nuevo tratamiento para trastornos neurodegenerativos crónicos, como la enfermedad de Alzheimer”, dijo Christian Holscher, investigador principal del estudio de la Universidad de Lancaster, en una declaración. Esto resulta particularmente emocionante para investigadores y clínicos, porque el mercado no ha tenido un nuevo medicamento contra el alzhéimer desde 2003.
El fármaco es una combinación de péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), polipéptido inhibidor gástrico (GIP), y glucagón, tres moléculas biológicas conocidas como “factores de crecimiento”: sustancias naturales —casi siempre una hormona o un esteroide— que promueven el crecimiento. Los factores de crecimiento de este medicamento afectaron, específicamente, el crecimiento cerebral de los ratones. Esto es importante, porque los cerebros de los pacientes con alzhéimer muestran deterioro del crecimiento, lo cual ocasiona que las células nerviosas funcionen con menos eficacia y, a la larga, esto resulta en algunos de los síntomas característicos de la enfermedad.
“Todas las células necesitan factores de crecimiento para crecer, desarrollarse y repararse”, dijo Holscher a Newsweek. “Si hay una carencia de estos factores, las neuronas empiezan a fallar. Dejan de funcionar y no pueden repararse”.
En el estudio, el fármaco contra la diabetes impidió e incluso revirtió el deterioro del crecimiento cerebral en los ratones.
El nexo entre diabetes y alzhéimer no es tan raro como podría pensarse. La insulina, la hormona que los pacientes diabéticos no logran regular, es un tipo de factor de crecimiento; por ello, se desarrolló un fármaco de triple receptor para tratar la diabetes. Según Holscher, la insulina deja de funcionar en los diabéticos y en los pacientes con alzhéimer. En consecuencia, las dos enfermedades están estrechamente relacionadas y, de hecho, un estudio de 2016, publicado en Journal of Diabetologia, halló que hasta 80 por ciento de los pacientes con alzhéimer también presentan alguna forma de diabetes.
La enfermedad de Alzheimer es la sexta causa de mortalidad en Estados Unidos, y más de 5 millones de estadounidense viven con este padecimiento. La Asociación de Alzheimer calcula que, para 2050, 16 millones de estadounidenses podrían padecer el mal.
Sin duda pasarán algunos años antes de que el medicamento se ofrezca al público, pues hacen falta varios ensayos clínicos antes que se apruebe como tratamiento para el alzhéimer. Con todo, estos resultados sugieren que, un día, la enfermedad que ha robado los recuerdos de tantos de nuestros seres queridos podría dejar de ser irreversible.