Por: Meghan Bartels
Desde hace más de una década, China ha tenido puesta la mira en el lado oculto de la luna. Y este año, quiere dar otros dos pasos gigantes para alcanzar ese objetivo con el proyecto Chang’e 4: dos satélites que pretende lanzar durante 2018.
La culminación del proyecto será una misión que llegue al lado oculto de la luna. Pero antes que despegue esa nave, China tiene que enviar un satélite de comunicaciones que permanezca suspendido sobre la cara oculta de la luna y transmita señales a la Tierra, cosa que podría ocurrir en junio próximo.
La luna se encuentra en lo que se conoce como acoplamiento de marea, lo cual significa que la misma cara siempre está orientada hacia la Tierra. La humanidad solo pudo ver el lado oculto de la luna en 1959, cuando una misión rusa mandó las primeras fotos de aquella cara a nuestro planeta. Ningún país ha alunizado en el lado oculto de nuestro satélite natural: un logro mucho más difícil que alcanzar la cara de la luna que está vuelto hacia nosotros, ya que el terreno es más peligroso, de manera que el módulo de alunizaje debe ser más avanzado para posarse y navegar con seguridad en la superficie. Un sitio de alunizaje potencial es la cuenca Polo Sur-Aitken, la cuenca de impacto más grande en la superficie lunar.
No obstante, el terreno no es el único problema; también hay dificultades con la comunicación. Otras misiones lunares han hablado fácilmente con sus centros de operaciones en Tierra, pero un robot en la cara oculta de la luna tendrá que lidiar con una cantidad tremenda de rocas.
Eso significa que el módulo de alunizaje tendrá que enviar sus comunicaciones al satélite de retransmisión para rodear la luna. El satélite de comunicaciones que China lanzará este año quedará situado en lo que los científicos llaman el segundo punto de Lagrange del Sistema Tierra-Luna, o L2, a unos 60,000 kilómetros sobre el lado oculto la luna. Los puntos de Lagrange –localizados donde la atracción gravitacional de dos cuerpos independientes crea una especie de equilibrio- también se conocen como “lugares de estacionamiento” porque son áreas estables para poner en órbita una nave.
El plan original de China era lanzar una misión distinta, llamada Chang’e 5, antes de la misión Chang’e 4. La nave postergada no solo llegará al lado oculto de la luna, sino que tomará muestras de la superficie de esa cara para que los científicos las analicen en sus laboratorios. Serían las primeras muestras lunares traídas a la Tierra desde 1976. Sin embargo, esa misión depende de la Larga Marcha 5, la cual fracasó durante una prueba de lanzamiento crítica en 2017. Lo más probable es que China quiera realizar una o dos pruebas exitosas con ese cohete antes de correr el riesgo de usarlo para lanzar el satélite.
Los científicos de NASA también han debatido sobre visitar L2 y estudiar el lado oculto de la luna, pero la agencia estadounidense todavía no tiene planes definitivos en ese sentido.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek