El proyecto del Parque Submarino Rosarito que arrancó su primera fase en noviembre del año pasado con el hundimiento del barco Uribe 121, ya es hogar de flora y fauna bajo el mar.
El primer arrecife artificial del Pacífico norte mexicano hospeda vida, pero se enfrenta a un reto quizá paradójico: que otra vida lo visite, es decir, que sea buceado.
El parque submarino aún requiere atraer la mirada de practicantes y profesionales de buceo a nivel internacional que no conocen que el buque de guerra mexicano ya es posible visitar en Rosarito.
A un año del vertimiento del barco a 30 metros de profundidad de la superficie, los organizadores no imaginaban que serían los buzos locales los más interesados.
La hipótesis sostenida por los buzos activistas es que el mercado más interesado sería el del sur de California, donde hay aproximadamente 1 millón de buzos certificados.
Francisco Ussel, director de la Fundación Arrecifes Artificiales de Baja California, dice que hasta mediados de diciembre 2016, llegaron unos 600 buzos.
De estos, 40% provenían de Mexicali, 30% de Ensenada, 15% de Estados Unidos, y el resto de Tijuana y Rosarito.
La afluencia de extranjeros es explicada por los organizadores como la existencia de verdaderos fanáticos del buceo y apasionados del mar dispuestos a recorrer kilómetros y llegar al barco a pesar de la complejidad del trayecto.
Mientras que la cantidad de buzos locales, tiene que ver con la tradición de los mexicalenses por vacacionar en Rosarito.
Aún así el atractivo, sigue teniendo como meta principal la llegada de deportistas de Estados Unidos, sobre todo del sur de California, donde hay hasta un millón de buzos certificados, de los 20 millones que existen en el mundo.
“Esos buzos son los que queremos atraer acá, que por manejar 50 kilómetros hacia el sur, con la monserga de cruzar la línea y todo, vengan a bucear acá porque hay un atractivo nuevo que es el Parque Submarino Rosarito”, dice Ussel.
El Uribe 121 se volvió la primera piedra del parque, con lo cual pretenden regenerar la bahía El Descanso y su vida marina, construir un atractivo turístico familiar y además un destino para el buceo de aventura, que en conjunto podría dejar una derrama económica de hasta 150 millones de pesos para el municipio.
Además de contribuir a colonización de vida marina, —en promedio ya habitan el barco hasta 70 especies— en un sentido educativo y ecológico, pretende instruir a la población sobre los cuidados del mar.
Para eso, el proyecto que cuenta con la colaboración de dependencias municipales, contempla la construcción de un Museo Regional de Playas de Rosarito que incluye una sala para el Centro de Monitoreo del Arrecife en Puerto Nuevo.
Con una extensión de 70 hectáreas, el parque podría ser benéfico para la región en más de un sentido.
Sin embargo, calculan que el turismo de índole familiar, llegará en la medida en la que la infraestructura y la difusión sean mejores, ya que la oferta turística de la región es vasta y no se limita a Playas de Rosarito, sino que comprende a los otros municipios de Baja California.
A futuro, —unos seis años según calculan los organizadores— y al posicionar a la ciudad como principal destino para el buceo, lo que buscan no es captar únicamente al buzo certificado, sino ofrecer algo diferente al mundo entero, como el caso de la langosta o el Valle de Guadalupe en Ensenada.