
LIDIAR CON PROBLEMAS DE SUEÑO PODRÍA HACER MÁS QUE DEJARTE CANSADO: podría acelerar el deterioro de la memoria y aumentar el riesgo de demencia.
Este es el hallazgo de un estudio que descubrió que los adultos mayores con insomnio crónico enfrentaban un 40 por ciento más de riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve o demencia en comparación con aquellos que no lo padecían. Ese riesgo equivale a 3.5 años adicionales de envejecimiento cerebral.
“El insomnio no solo afecta cómo te sientes al día siguiente, también puede impactar la salud cerebral con el tiempo”, señaló en un comunicado el autor del estudio, Diego Carvalho, de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
“Observamos un deterioro más rápido en las habilidades cognitivas y cambios en el cerebro que sugieren que el insomnio crónico podría ser una señal temprana o incluso un factor que contribuya a problemas cognitivos futuros”.
Carvalho explicó a Newsweek: “La evidencia acumulada implica al sueño en una relación bidireccional con la demencia, lo que significa que un mal sueño temprano en la vida puede aumentar el riesgo de demencia, pero también la degeneración temprana de los centros que regulan el sueño y el ritmo circadiano puede contribuir a un mal descanso. Esta relación es difícil de desentrañar, pero dada la importancia del sueño para muchas funciones cerebrales y corporales, promover un buen descanso debe considerarse al mismo nivel que tener una dieta saludable, hacer ejercicio o controlar la hipertensión, incluso si aún no entendemos del todo el impacto de tratar los trastornos del sueño en la reducción del riesgo de demencia”.
El profesor Jason Ellis, investigador del sueño en la Universidad de Northumbria en Inglaterra, quien no participó en el estudio, añadió: “Existen evidencias de que eliminamos toxinas del cerebro durante el sueño, en particular la beta amiloide, asociada con el deterioro cognitivo y los trastornos neurodegenerativos. Por lo tanto, la falta de sueño profundo consolidado durante largos periodos podría incrementar el riesgo de deterioro cognitivo.
Además, el sueño profundo nos ayuda a regular el sistema endocrino y el sistema inmune, y ambos han sido vinculados como factores de riesgo para enfermedades neurodegenerativas”.
Los investigadores siguieron a 2,750 adultos cognitivamente sanos, con una edad promedio de 70 años, durante aproximadamente cinco años y medio. Del total, el 16 por ciento reportó insomnio crónico, definido como dificultad para dormir al menos tres noches por semana durante tres meses o más.
Al inicio, los participantes informaron sobre sus patrones de sueño recientes, realizaron pruebas anuales de memoria y pensamiento, y algunos se sometieron a escáneres cerebrales.
El equipo buscó hiperintensidades de la sustancia blanca —áreas de daño cerebral vinculadas a enfermedad de vasos pequeños— y placas amiloides, depósitos de proteínas asociados con el Alzheimer.
Al final del estudio, el 14 por ciento de los participantes con insomnio crónico desarrolló deterioro cognitivo leve o demencia, en comparación con el 10 por ciento de los que no tenían insomnio.
El estudio reveló diferencias claras basadas en los patrones de sueño:
Menos sueño de lo habitual: los participantes que durmieron menos en las dos semanas previas obtuvieron peores resultados en pruebas cognitivas, equivalentes a tener cuatro años más de edad. También presentaron más hiperintensidades de la sustancia blanca y placas amiloides, efectos similares a portar el gen APOE ε4, un factor genético de riesgo para el Alzheimer.
Más sueño de lo habitual: quienes reportaron dormir más tuvieron menos hiperintensidades al inicio del estudio, lo que sugiere un posible efecto protector.
Participantes con el gen APOE ε4 y con insomnio mostraron las caídas más pronunciadas en memoria y habilidades cognitivas.
“Nuestros resultados sugieren que el insomnio puede afectar el cerebro de diferentes maneras, involucrando no solo las placas amiloides sino también los pequeños vasos que llevan sangre al cerebro”, explicó Carvalho. “Esto refuerza la importancia de tratar el insomnio crónico, no solo para mejorar la calidad del sueño sino también para proteger la salud cerebral con el paso de los años”.
El estudio resalta una fuerte asociación entre el insomnio y el deterioro cognitivo, pero no prueba causalidad. Los diagnósticos se basaron en historiales médicos, que pueden omitir casos no detectados o no reflejar la gravedad de los síntomas.
Aun así, los hallazgos se suman a la creciente evidencia de que el sueño es crítico para la salud del cerebro. Como subrayó Carvalho: “El sueño no es solo descanso, también es resiliencia cerebral”.
Por su parte, Ellis, director del laboratorio de investigación del sueño de Northumbria, aconsejó no esperar los tres meses requeridos para un diagnóstico formal de insomnio. Mientras las dos primeras semanas pueden ser una respuesta normal al estrés, si los síntomas persisten, el tratamiento debería comenzar cuanto antes.
El manejo temprano, insistió Ellis, puede ayudar a prevenir problemas de salud físicos y psicológicos a largo plazo. N
(Con información de Lucy Notarantonio / Newsweek Internacional)