
EN LOS ÚLTIMOS AÑOS EL TÉ DE BURBUJAS, conocido como bubble tea o boba, ha ganado popularidad por su sabor y por las perlas de tapioca que lo distinguen. Estas bolitas suaves y masticables se colocan en el fondo de la bebida y se consumen con un popote grueso.
Ahora, un nuevo estudio plantea que estas “microperlas comestibles” podrían contribuir a la pérdida de peso de una forma mucho menos invasiva que los tratamientos actuales. Tradicionalmente, las boba se elaboran con almidón de tapioca extraído de la raíz de yuca, al que se añade agua y, con frecuencia, azúcar para lograr su textura elástica y característica.
El equipo de investigadores desarrolló una variante distinta: microperlas elaboradas con polifenoles del té, vitamina E y algas. Una vez ingeridas, estas se adhieren a las grasas en el tracto gastrointestinal.
Los ensayos preliminares en ratas sometidas a dietas ricas en grasa indican que este enfoque natural ofrecería una alternativa más segura y accesible que la cirugía o los fármacos.
“Perder peso puede ayudar a algunas personas a prevenir problemas de salud a largo plazo como la diabetes y las enfermedades cardiacas (…) Nuestras microperlas actúan directamente en el intestino para bloquear la absorción de grasas de forma suave y no invasiva”, señaló Yue Wu, autor del estudio en la Universidad de Sichuan, China.
En contexto, algunos fármacos como el orlistat inhiben la descomposición de ciertas enzimas gástricas en las grasas de la dieta, lo que reduce su absorción por el cuerpo, explicaron los investigadores. Si bien el orlistat es un medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y se considera eficaz para bajar de peso, algunas investigaciones sugieren que puede causar efectos secundarios, como daño hepático y renal.
Con esto en mente, Wu y sus colegas se propusieron apuntar al proceso de absorción de grasa con su propia intervención de pérdida de peso, pero sin efectos secundarios negativos.
“Queremos desarrollar algo que se adapte a la forma en que la gente come y vive habitualmente”, explicó.
El equipo creó diminutas perlas de origen vegetal que se “forman espontáneamente” a través de una serie de enlaces químicos entre los polifenoles del té verde y la vitamina E. Estas estructuras, señalaron, pueden formar enlaces químicos con las gotitas de grasa y servir como núcleo de unión de las microperlas. Posteriormente, recubrieron las esferas con un polímero natural derivado de algas marinas para protegerlas del ambiente ácido del estómago.
Una vez ingerido, la capa protectora de polímero se expande en respuesta al pH ácido y los polifenoles del té verde y los compuestos de vitamina E se unen y atrapan las grasas parcialmente digeridas en el intestino.
Si bien las microperlas en sí mismas son casi insípidas, los investigadores dijeron que prevén que se puedan integrar fácilmente en la dieta de las personas. Esto podría ser tan simple como convertirlo en pequeñas bolas del tamaño de tapioca o boba y agregarlas a postres y té de burbujas, mejorando estilos de comida comunes que ya existen.
Para el estudio, los investigadores dividieron las ratas en tres grupos (ocho ratas por grupo): aquellas alimentadas con una dieta alta en grasas (60 por ciento de grasas) con o sin microperlas y aquellas alimentadas con una dieta normal (10 por ciento de grasas) durante 30 días.
Las ratas alimentadas con la dieta rica en grasas y microperlas perdieron 17 por ciento de su peso corporal total, mientras que las ratas de los otros grupos no perdieron peso, descubrieron; presentaron una reducción del tejido graso y un menor daño hepático en comparación con las ratas alimentadas con dietas altas en grasas y normales sin microperlas.
De igual manera, excretaron más grasa en sus heces, en comparación con las ratas que no recibieron microperlas. Según los investigadores, la grasa extra en las heces de las ratas no tuvo efectos nocivos aparentes sobre la salud de los animales.
En tanto, las ocho ratas con dietas ricas en grasas que consumieron microperlas mostraron una excreción de grasa intestinal similar, pero sin los efectos secundarios gastrointestinales que los investigadores observaron con un cuarto grupo de ratas que trataron con orlistat.
“Necesitamos ver datos en humanos antes de poder sacar conclusiones reales. Los datos en ratas son interesantes, pero no se puede dar por sentado que los hallazgos se replicarán. Además, es necesario considerar la seguridad en ensayos con humanos”, declaró a Newsweek Naveed Sattar, profesor de medicina cardiometabólica de la Universidad de Glasgow, Escocia.
El equipo de Wu ahora ha comenzado a trabajar con una empresa de biotecnología para fabricar las perlas de origen vegetal. “Todos los ingredientes son de calidad alimentaria y están aprobados por la FDA, y su producción se puede ampliar fácilmente”, sostuvo en un comunicado Yunxiang He, coautor de la presentación y profesor de la Universidad de Sichuan. Además han iniciado un ensayo clínico en humanos en colaboración con el Hospital de China Occidental de la Universidad de Sichuan. N
(Con información de Hannah Millington / Newsweek Internacional)