

EN MEDIO DE UNA CRECIENTE COMPETENCIA GEOPOLÍTICA EN EL ÁRTICO, los aliados de la OTAN están construyendo una nueva base en Groenlandia que utilizará haces láser de altísima precisión para garantizar descargas de datos más rápidas y seguras desde satélites. La instalación, que funcionará como respaldo ante posibles interferencias o ataques a las comunicaciones occidentales, fue confirmada a Newsweek por Astrolight, la compañía detrás del proyecto.
El plan contempla la construcción de una Estación Óptica Terrestre en Kangerlussuaq, al oeste de Groenlandia y al norte de Nuuk, la capital. La instalación se levantará en una antigua base militar estadounidense y utilizará tecnología desarrollada por Astrolight, empresa originaria de Lituania, con apoyo de la Agencia Espacial Europea.
Newsweek solicitó comentarios al gobierno groenlandés y al Ministerio de Exteriores de Dinamarca.
La iniciativa surge en un momento en que Rusia intensifica su presión sobre los Estados miembros de la OTAN en el Ártico y el mar Báltico mediante tácticas de “guerra híbrida”, que incluyen interferencia de comunicaciones y el corte de cables submarinos que transportan datos desde estaciones terrestres basadas en métodos tradicionales como radiofrecuencias y fibra óptica. Los láseres se presentan como una alternativa y, al mismo tiempo, como un sistema de respaldo.
Moscú considera el Ártico como parte esencial de su defensa nacional, mientras que China se autodefine como un “Estado cercano al Ártico” y afirma que la seguridad de la región forma parte de su propia seguridad. Pekín mantiene una intensa presencia científica con actividades de doble uso, tanto civiles como militares.
Frente a estas dos potencias —catalogadas como adversarias por Washington— están Estados Unidos (con Alaska como territorio ártico), Canadá y países nórdicos como Noruega. Dinamarca también cuenta con presencia estratégica gracias a Groenlandia, que aunque posee autogobierno, depende de Copenhague en materia de política exterior y defensa.
Las tensiones en la zona incluso motivaron llamados del expresidente Donald Trump para que Estados Unidos comprara Groenlandia, bajo el argumento de proteger mejor el territorio estadounidense. Trump criticó a los aliados europeos, especialmente a Dinamarca, por “hacer demasiado poco” para asegurar la región.
La nueva base es resultado de un trabajo conjunto entre Dinamarca y Lituania, ambos aliados de la OTAN. Astrolight ya estableció una filial en territorio danés para participar directamente en el proyecto. Según la empresa, su tecnología ofrece diez veces más capacidad
de descarga que los sistemas tradicionales y 10.000 veces más ancho de banda.
“La razón por la que decidimos ir a Groenlandia es, primero, que necesitamos respaldos”, explicó a Newsweek Laurynas Mačiulis, cofundador y director ejecutivo de Astrolight.
“Los cables submarinos pueden dañarse y también pueden ser vulnerables a interferencias de otros países… China, Rusia… tienen acceso a esa zona. Así que necesitamos una solución de respaldo más resistente a interferencias, con mayor capacidad y más segura para comunicarnos con los satélites”, dijo el ejecutivo.
Además, los láseres ofrecen ventajas distintivas frente a la guerra electrónica.
“Estamos hablando de un haz con un ancho de una milésima de grado. Es extremadamente estrecho… Imagínate un apuntador láser superpreciso, invisible desde los costados, lo que significa que el enemigo ni siquiera puede verlo. Solo puede detectarse cuando está exactamente en la línea de visión”, explicó Mačiulis.
“En el espacio, con satélites moviéndose en direcciones distintas a ocho kilómetros por segundo, es casi imposible permanecer dentro de ese haz. Así que sí, es muy resistente. Es prácticamente ininterferible”. N