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¿Sobrediagnóstico o mejor detección? El debate global por el ‘aumento’ de TDAH

Publicado el 26 de noviembre, 2025
¿Sobrediagnóstico o mejor detección? El debate global por el ‘aumento’ de TDAH
Para muchos especialistas, los diagnósticos no están “descontrolados”, sino que responden a mejoras en la detección, menos estigma y mayor visibilidad del trastorno. (AdobeStock)

EN DISTINTOS PAÍSES SE ESTÁN REGISTRANDO CIFRAS RÉCORD de diagnósticos de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), uno de los trastornos del neurodesarrollo más comunes. Solo en Estados Unidos más del 11 por ciento de los niños ha recibido este diagnóstico en algún momento de su vida, según cifras oficiales recientes. En 2003 fue del 8 por ciento. El incremento se repite en otras regiones: en el Reino Unido la tasa de nuevos diagnósticos se duplicó en niños y se cuadruplicó en niñas entre 2000 y 2018.

Pero si los diagnósticos se disparan, ¿significa que el TDAH está creciendo realmente? No es tan sencillo.  La discusión alcanzó altos niveles institucionales. En mayo pasado la Comisión Make America Healthy Again —dirigida por el secretario de salud estadounidense, Robert F. Kennedy Jr.— advirtió que el TDAH forma parte de una “crisis de sobrediagnóstico y sobretratamiento”. El informe cuestionó incluso el uso de medicamentos, sugiriendo que no generan beneficios probados a largo plazo.

La comunidad científica reaccionó con cautela. Para muchos especialistas, los diagnósticos no están “descontrolados”, sino que responden a mejoras en la detección, menos estigma y mayor visibilidad del trastorno.

LA PREVALENCIA REAL NO PARECE HABER CAMBIADO

A pesar del boom de diagnósticos, la evidencia científica muestra que la prevalencia global del TDAH —su verdadera frecuencia en la población— se mantiene estable: alrededor del 5.4 por ciento en niños y del 2.6 por ciento en adultos. ¿Por qué entonces los diagnósticos se elevan?

Los expertos apuntan a varios factores:

  • Mejor detección y acceso a evaluación, especialmente en adultos y mujeres.
  • Cambios en los criterios clínicos, que desde 2013 son algo más flexibles.
  • Diagnósticos más amplios y acompañados de otras condiciones como ansiedad y autismo.
  • Mayor conciencia pública, impulsada también por las redes sociales.

Uno de los grupos donde el incremento es más marcado es el de las mujeres y niñas. Históricamente sus síntomas pasaban desapercibidos: menos hiperactividad evidente, más inatención y estrategias para “camuflar” las dificultades. Hoy se diagnostican más y antes.

Algunos científicos plantean otra hipótesis: el efecto del entorno. Escuelas más exigentes, ritmos de trabajo intensos y hábitos de vida cambiantes podrían empujar a más personas a cruzar el umbral en el que los síntomas comienzan a interferir con la vida diaria. La etiqueta diagnóstica se vuelve, en muchos casos, un salvavidas, permite acceder a apoyos educativos, terapias o adaptaciones laborales.

TIKTOK Y LA ERA DEL AUTODIAGNÓSTICO

La conversación en redes sociales ha contribuido a la explosión de consultas médicas, según un artículo de la revista Nature que comparte esta información. Para algunos, las plataformas ofrecen información útil; para otros, generan confusión y diagnósticos exprés. Un estudio reciente halló que más de la mitad de los videos sobre TDAH en TikTok contienen información engañosa.

Los especialistas coinciden en algo: el diagnóstico debe ser exhaustivo, evaluado por profesionales capacitados. Y eso no siempre ocurre. Los medicamentos son un punto caliente del debate. Mientras algunos sectores hablan de exceso, una revisión global reveló que solo 19 por ciento de los niños con TDAH reciben medicamentos, muy por debajo de la proporción que podría beneficiarse de ellos. Para los expertos, la evidencia es sólida: los tratamientos farmacológicos siguen siendo la estrategia más eficaz para controlar los síntomas, aunque no la única.

El interés científico por el TDAH nunca había sido tan alto. Se estudian los circuitos cerebrales involucrados, el papel del entorno, los factores genéticos y nuevas herramientas para personalizar el tratamiento. Pero el campo avanza más lento que la demanda social. En medio del ruido, los investigadores hacen una advertencia: el verdadero riesgo no es solo el sobrediagnóstico, sino también el infradiagnóstico —más común en comunidades vulnerables y países con pocos especialistas—.

Mientras el TDAH gana visibilidad, la pregunta ya no es solo por qué aumentan los diagnósticos, sino cómo garantizar evaluaciones confiables, tratamientos adecuados y una comprensión más amplia del trastorno. Entre el avance científico, el debate público y la desinformación, el desafío es evitar que el péndulo se incline hacia los extremos y mantener el foco en lo esencial: mejorar la vida de quienes lo padecen. N

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