
A SUS 92 AÑOS, EL PRESIDENTE DE CAMERÚN ES EL MANDATARIO MÁS ANCIANO DEL MUNDO. Desde la ciudad de Maroua, Paul Biya lanzó oficialmente su campaña presidencial el martes, prometiendo reforzar la seguridad, generar empleos y reconstruir la infraestructura nacional.
Con esto busca un octavo mandato consecutivo, consolidando más de cuatro décadas de poder ininterrumpido al frente del país africano.
El anuncio llega mientras crece el escrutinio sobre su salud y liderazgo, en un momento en que Camerún enfrenta desafíos económicos y de seguridad.
En el poder desde 1982, Biya ha sobrevivido políticamente a todos los líderes africanos de su generación y a la mayoría de sus pares en el mundo. Su prolongada permanencia simboliza tanto continuidad política como estancamiento democrático.
El país, rico en petróleo y minerales, enfrenta hoy una crisis de confianza, tanto por la fragilidad de su economía como por las tensiones con grupos separatistas en el oeste angloparlante.
La elección del 12 de octubre pondrá a prueba la credibilidad del sistema electoral camerunés otra vez, marcado por acusaciones de fraude y favoritismo hacia el partido gobernante.
Una reforma constitucional de 2008 eliminó los límites a la reelección, asegurando la permanencia de Biya en el poder.
En una rara aparición pública, Biya insistió en que su prioridad es la creación de oportunidades económicas y la seguridad nacional.
“Mi objetivo, compatriotas, es que cada joven, sin importar dónde viva, tenga las oportunidades para conseguir un empleo o convertirse en emprendedor”, afirmó.
También prometió ampliar la red carretera del país, mejorar los servicios sociales y fortalecer las fuerzas locales de seguridad frente a las amenazas extremistas.
“Soy consciente de los problemas que los preocupan, de las expectativas incumplidas que les hacen dudar del futuro”, añadió. “Pero con mi experiencia puedo asegurarles que estos problemas no son insuperables.”
Los candidatos opositores Bello Bouba Maigari e Issa Tchiroma Bakary, antiguos aliados del presidente, conservan cierto apoyo en regiones específicas, pero el aparato político del partido gobernante deja pocas posibilidades de competencia real.
Durante los más de 40 años de gobierno de Biya, Camerún ha enfrentado corrupción sistémica, conflictos separatistas y un crecimiento económico estancado.
Pese a sus recursos naturales, el 43% de la población vive en pobreza, según datos de la ONU, con acceso limitado a educación, salud e ingresos dignos.
El mandatario regresó recientemente a la campaña tras una estancia médica en Suiza, una de las varias visitas privadas que han alimentado los rumores sobre su estado de salud. Aun así, su presencia en Maroua busca proyectar energía, control y estabilidad antes de los comicios.
La oposición, fragmentada tras la exclusión del principal rival Maurice Kamto en agosto, enfrenta dificultades para unirse o ganar fuerza nacional, lo que deja al veterano presidente con pocos obstáculos reales para continuar en el poder.
Con la votación del 12 de octubre a la vista, la atención internacional se centrará en cómo la edad, la salud y la debilidad de la oposición podrían influir en el resultado.
El voto en regiones afectadas por la inseguridad, especialmente en el norte del país, podría ser clave para definir el futuro político del líder más longevo del planeta. N